Cómo un vodka francés hecho con trigo se convirtió en el favorito de las ‘celebrities’
Cuando François Thibault creó Grey Goose en Cognac, región conocida por la bebida homónima, se formó una revolución. Viajamos hasta allí para descubrir por qué la idea tenía más de genialidad que de locura y cómo pasó a ser una de las bebidas favoritas de Hollywood.
Cuando a mediados de los 90 el maestro bodeguero François Thibault aceptó el encargo de crear un vodka de lujo en Cognac, región conocida por la bebida homónima, se formó una particular «revolución francesa». La reacción de sus paisanos, reticentes a adoptar una bebida rusa en sus tierras de uva ugni blanc, quedó plasmada en un hipervólico anuncio dirigido por Nicolas Winding Refn (Drive) que retrataba el paso de la incomodidad inicial al inminente éxito. Un año después de su nacimiento, Grey Goose era reconocido como el vodka con mejor sabor del mundo.
Aquel título le dio la razón a Sidney Frank, el legendario empresario estadounidense detrás del encargo: en Francia las cosas se hacen muy bien. Ese fue el motivo, según dijo, por el que prefirió crear un vodka premium en el país galo, huyendo de los productores tradicionales de Europa del Este. Thibault, su hombre en la región de Cognac, dio con la tecla para crear una bebida distinta y más sofisticada: sustituir la tradicional patata por trigo de invierno de Picardía, el mismo con el que se fabrican las famosas baguettes francesas. Ese carácter artesano no tardó en convencer al otro lado del Océano. Sarah Jessica Parker se hacía sus famosos Cosmopolitan en Sexo en Nueva York utilizando Grey Goose y de ahí a la conquista de todo Hollywood.
«Los actores son muy exigentes con la calidad y están dispuestos a pagar por algo caro, pero tiene que ser bueno», cuenta a S Moda François Thibault, su creador, sentado en uno de los salones del caserón que Grey Goose posee a las afueras del pequeño pueblo Juillac-le-Coq, en mitad de la campiña francesa. Además de patrocinar varias after party de los Oscar o estar presentes en festivales de la talla de Cannes o Toronto, el vodka no falta en el minibar personal de muchas estrellas. En un contrato preconcierto de Drake que se filtró hace unos años quedó patente que al rapero le gusta tener una botella en su camerino y hasta celebró su 24 cumpleaños en un fiestón organizado junto a la marca. Nicole Kidman, Britney Spears o la diseñadora Vera Wang han sido inmortalizadas bebiendo el apreciado néctar. «Desde la marca no solemos buscar a celebrities con los que asociarnos, pero sí hemos hecho ediciones especiales junto a chefs como Alain Ducasse», explica el maître de chai.
Lavar cada botella con el propio vodka para evitar que la bebida entre en contacto con cualquier cosa que no sea Grey Goose o utilizar para su elaboración agua del manantial de Gensac-la-Pallue, que se filtra de forma natural a través de la piedra caliza a una velocidad de un metro por año, son solo dos de las singularidades que colocan este vodka a la altura de los paladares más exigentes, sean tan famosos como los citados anteriormente o no.
De ahí que el cóctel favorito de su creador sea el Dry Martini, una mezcla fuerte en la que puedan apreciarse bien los matices originales de Grey Goose. «Lo bebo todos los viernes junto a mi familia a la hora del aperitivo porque ese día no trabajo y así puedo hacer de barman«, cuenta Thibault. Cuando le preguntamos qué se le pasa por la cabeza al ver a alguien mezclando su preciada creación con algo tan poco ortodoxo como Coca-Cola o Red Bull, ríe. «Me acerco a ellos y les recomiendo otra opción», confiesa. «El consumidor estadounidense, por ejemplo, lo asocia mucho a Red Bull. Es una combinación posible, claro, pero quizá no sea la mejor», insiste. ¿Un truco para conservarlo en casa? «No meterlo en el congelador porque el frío negativo apagaría sus aromas», dice, «pero sí en la nevera». A buen seguro hay muchas neveras en Hollywood con una de sus botellas enfriando.
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