Convertirse en estrella a los 47: el arduo camino de la hija de Diana Ross para triunfar en Hollywood
Tras más de dos décadas de carrera a sus espaldas y convertida en una de las mujeres más estilosas de la alfombra roja, Tracee Ellis Ross debuta como actriz protagonista en el cine con ‘Personal Assistant’, comedia musical que protagonizará la reapertura de las salas de cine.
La historia del heredero que quiere hacerse un lugar por derecho propio lejos de la sombra de su estelar progenitor es un cliché tan viejo como el mismo Hollywood. En la mayoría de los casos, los cachorros cuentan con una oportunidad desde el mismo momento en el que deciden decantarse por la interpretación como vocación profesional, aprovechando la ventaja que les ofrece su apellido para entrar en las agendas de los mejores agentes y directores de casting. No fue este el caso de Tracee Ellis Ross, hija de la mítica líder de The Supremes Diana Ross, que se ha labrado su arduo ascenso hasta la cima sin que la ascendencia de su madre en la cultura estadounidense le abriera una sola puerta extra. Saltando, durante más de dos décadas, de papeles episódicos a roles protagonistas en series de televisión sin la oportunidad de demostrar su talento en la gran pantalla. Una ocasión que le acaba de llegar ahora, a los 47 años, como recompensa a una de las trayectorias más inspiradoras e infravaloradas de la meca del cine.
Este próximo 26 de junio, la comedia musical Personal Assistant llegará a los cines españoles para convertirse en el primer estreno de un gran estudio de Hollywood en la reinauguración de las salas. Dirigida por Nisha Ganatra, cuenta la historia de una veterana estrella de la música, a la que la industria da ya por amortizada, que decide reactivar su carrera de la mano de su asistente personal, interpretada por otra hijísima de la meca del cine, Dakota Johnson. Bajo su espíritu de feel good movie, de cuento de hadas accesible para todos los públicos, la película indaga en problemáticas actuales, como el sexismo o el edadismo (discriminación por cuestiones de edad) en la industria del entretenimiento.
La intérprete ha experimentado la discriminación que sufren las estrellas de la música cuando se asoman a la edad adulta, como la vivida por Diana Ross, alejada de la primera línea desde hace décadas. “El panorama es desolador para las cantantes de mediana edad. En la historia de la música, solo cinco mujeres mayores de 40 años han logrado alcanzar el número uno de éxitos, y solo una de ellas era negra”, declaró en Refinery 29. Para Ellis Ross, este filme también supone su primera oportunidad para cantar en público, grabando hasta siete canciones para la banda sonora del filme. Un sueño de la infancia que, según confesó en una charla con Oprah Winfrey, jamás se atrevió a perseguir por miedo a las equiparaciones con la legendaria vocalista del género Motown. “Había una niña pequeña en mí que soñaba con subirse a un escenario con un vestido brillante y cantar. Pero la escondí. Sentía que era peligroso. Sentía que iba a ser destruida y comparada”, añadió aludiendo al prestigio de su madre. La californiana se echó a llorar cuando las canciones del filme sonaron por primera vez durante su conversación con Oprah. La niña por fin había salido a la luz.
Considerada como una de las mujeres mejor vestidas sobre la tierra, Ellis Ross ha hecho del eclecticismo su precepto inviolable. “Puedo vestir como si fuera a una rave o como una ejecutiva de la América corporativa. Cada día es diferente: mi forma de vestir depende de la persona que quiero reflejar al mundo”, evocó en una entrevista en W. En la alfombra roja, encandila a la crítica evento tras evento. No solo por su valentía a la hora de arriesgar con volúmenes imposibles y colores potentes, sino por su compromiso al visibilizar a diseñadores afroamericanos. Con experiencia como editora de moda de revistas como New York Magazine en los noventa, aprovechó su papel de maestra de ceremonias en los premios American Music Awards de 2018 para cambiarse hasta diez veces de ropa y elegir en cada elección un diseño firmado por un creador negro: de Virgil Abloh para Off-White a Dapper Dan para Gucci, pasando por Pyer Moss. La estilista detrás de sus aciertos es Karla Welch, una de las más influyentes de Hollywood, encargada de elegir prendas, peinados y looks que reivindiquen el black power. La actriz también fundó la firma Pattern Beauty, una línea de productos capilares pensada para las mujeres de pelo afro.
Hija de una estrella internacional y de un mánager musical (Robert Ellis) que llevó las carreras de la propia Diana Ross o Status Quo, Tracee Ellis Ross vivió la vida de privilegio que se le presupone. Pasó su infancia y adolescencia entre Nueva York, París y Suiza, matriculada en los centros educativos más prestigiosos y elitistas que uno se pueda imaginar. Un tal Andy Warhol le hizo un reportaje fotográfico cuando apenas tenía 11 años y trabajó como modelo, debutando de la mano de Thierry Mugler en la semana de la moda de París. Aunque reconoce que su casa estaba repleta de “cosas bonitas”, defiende que su madre les enseñó a labrarse su camino. Mientras cursaba el instituto, trabajó como dependienta en una tienda de Ralph Lauren para poder pagarse sus caprichos y es graduada en Artes Escénicas por la prestigiosa Universidad de Brown. “Mi madre siempre bromeaba diciendo que su dinero era para ella, no para nosotros: ‘Me aseguraré de que tengáis la cabeza amueblada. Podéis tener seguro médico y comida, pero más allá de eso…’. Mi madre se comprometió con una normalidad que he abrazado en mi vida adulta”, adujo en The Guardian.
Su trabajo en la serie de televisión Black-ish ha sido el detonante de su éxito actual, valiéndole tres nominaciones a los premios Emmy y un Globo de Oro, el primero para una actriz negra en su categoría desde el cosechado en 1983 por Debbie Allen (Fama). En la sitcom interpreta a una reputada cirujana y madre de cinco hijos que trata de mantener a su familia apegada a la identidad y tradiciones de la comunidad negra pese a residir en un barrio habitado por blancos de clase media-alta. Una serie que ha alcanzado el estatus de “fenómeno” en la parrilla estadounidense y que hasta cuenta entre sus declarados fans al mismísimo presidente Barack Obama. Para Donald Trump, sin embargo, la ficción es “racismo en su máxima potencia”.
La aversión del presidente seguro que reconforta a la actriz, que en los últimos años se ha erigido en una de las principales activistas por los derechos sociales de los negros. La oleada de protestas originadas en las últimas semanas no ha sido una excepción en su compromiso antirracista. En un comunicado publicado en Instagram (su cuenta acumula más de 8 millones de seguidores) a raíz del asesinato de George Floyd a manos de un policía blanco, Ellis Ross pidió a la comunidad negra que fueran “gentiles” aunque el mundo no lo estuviera siendo con ellos. “Hemos vuelto a ser testigos de la violenta, nauseabunda y horrible brutalidad. Esta brutalidad no es nueva. Vacilo entre un corazón roto y estar llena de rabia. Miro a la luz. Sé que lo vería en vuestros ojos, así que imagino nuestra luz colectiva. Imagino tus ojos. Nos quiero”.
Personal Assistant debería haber llegado a los cines de Estados Unidos el pasado 8 de mayo, pero la crisis sanitaria desbarató los planes. Con las salas de medio mundo cerradas, la productora Focus Features decidió estrenar la película por streaming a un precio aproximado de 18 euros, cosechando un inesperado éxito y convirtiéndose en otra prueba más de que el futuro del cine quizá esté lejos de las salas. En España, desde el 26 de junio, podremos comenzar la desescalada cinematográfica disfrutando del “criminalmente infravalorado” talento de Tracee Ellis Ross.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.