“Trabajar con ella era una tortura absoluta”: ¿Qué ha sido de Teri Hatcher, la actriz más detestada de Hollywood?
La protagonista de Mujeres desesperadas ha sido acusada a lo largo de los años de ser “abusona”, “maleducada” y “torturar” a sus compañeras de reparto. Sin embargo, su compleja figura también es la de una superviviente que supo rehacerse tras vivir un episodio traumático.
Hace poco más de una década, era la actriz más famosa de la televisión internacional. Gracias a su papel de Susan en la exitosísima Mujeres desesperadas, consiguió vivir su mejor momento profesional y demostrar que era mucho más que un icono erótico. Era la etiqueta que le habían puesto revistas como FHM en 1997, cuando la femme fatale en El mañana nunca muere y la Lois Lane televisiva provocaban que su foto, envuelta en la capa de Superman, batiera récords de descargas en el protointernet. Pero el momento de Teri Hatcher pasó, y su imagen pública se vio seriamente empañada después de que sus compañeras vertieran sobre ella acusaciones de vejaciones, divismo, impuntualidad o, directamente, de pésima educación. Ahora, cuando celebra su 56 cumpleaños, revisamos las diferentes polémicas protagonizadas por ella y el traumático origen de su mal temperamento.
Las hostilidades en Mujeres desesperadas empezaron desde el mismo comienzo de la serie, tanto dentro del set como fuera de él. Uno de los episodios más comentados es el de la portada que la edición estadounidense de Vanity Fair dedicó al elenco y que copó todos los titulares, no por el contenido de la misma, sino por la intrahistoria de las fotos que ilustraban el artículo. Según se publicó, Marcia Cross (Bree en la serie) estuvo a punto de boicotear la producción tras enterarse de que Hatcher había tenido la opción de elegir primero vestuario y de que iba a estar en el centro de la portada. Otra de sus compañeras, Nicollette Sheridan (Edie), llegó a calificarla como “la mujer más mezquina del mundo”. Por si fuera poco, el elenco filtró que la actriz había intentado negociar su salario por separado y no junto a las otras tres protagonistas, ejerciendo así una mayor fuerza sobre la cadena. Cada una de las cuatro estrellas llegaron a embolsarse cerca de medio millón de dólares por episodio en las últimas temporadas.
Fue en 2019, a raíz del caso que mandó a Felicity Huffman (Lynette) a la cárcel por participar en una trama de sobornos universitarios, cuando sus mejores amigas decidieron mostrarle su apoyo desvelando sus esfuerzos para que reinara el buen ambiente en el plató de la ficción. Y, por buen ambiente, nos referimos a enfrentarse al ego descontrolado de Teri Hatcher. “Una compañera me hacía bullying en esa época y maldecía los días en los que tenía que trabajar con ella porque era una tortura absoluta”, declaró Eva Longoria (Gabrielle). “Hasta que un día Felicity le dijo a la abusona ‘suficiente’ y todo paró. Felicity pudo sentir mi ansiedad… No habría sobrevivido a esos diez años sin su amistad”, añadió la intérprete que, sin nombrar a Hatcher, ya había confesado que ella era la única con la que no mantenía amistad tras el fin de la serie.
El creador de Mujeres desesperadas, Marc Cherry, también abordó estos episodios de toxicidad laboral en su súplica al juez para que no condenara a Huffman, calificando la actitud de Hatcher como “grandes problemas de comportamiento”. “Todos tratamos de llevarnos bien con esta gran estrella durante el transcurso de la serie, pero era imposible. Y fue de mal en peor. Felicity insistía en decirle ‘Buenos días’ aún a sabiendas de que no tendría respuesta. Le pregunté por qué seguía insistiendo y, sonriendo, me dijo, ‘Solo porque esta mujer esté decidida a ser grosera, no significa que consiga que yo deje de ser educada”.
Aunque las faltas de respeto y el maltrato a compañeros nunca pueden tener justificación, el historial de Hatcher es de alguien que ha sufrido un trauma difícil de manejar. En 2018, cuando copaba los titulares el nombramiento para el Tribunal Supremo del juez Brett Kavanaugh –acusado de abusar de varias mujeres durante su etapa estudiantil–, publicó una carta dirigida al presidente Trump, que se había burlado de las víctimas, para compartir su propia experiencia. La actriz fue violada a los 5 años por su tío carnal, Richard Hayes, reincidente años más tarde con una joven llamada Sarah Van Cleemput que se suicidaría tras el episodio. “Esto es lo que recuerdo: Su pene erecto, que se tocaba mientras se sentaba en el asiento del conductor. ‘¿Quieres tocarlo?’, preguntó. Le dije, ‘No’. Me cogió la mano para que lo tocara de todos modos. Era rosa. Había pañuelos. No sabía para qué eran, pero después lo supe. Estaba boca abajo en el asiento, mirando el suelo mientras me violaba. Me dijo, ‘¿Te gusta cómo se siente?’. Le dije, ‘No’. Contestó, ‘Algún día te gustará”, relató la intérprete, que a día de hoy “sigue combatiendo sus demonios”.
“Tengo mucho dolor. El dolor de sentir que todo es tu culpa y no saber cómo resolver el problema es un patrón muy familiar en mi vida. Es algo cíclico, de no ser capaz de darte un descanso, de encontrar siempre una manera de castigarte”, aseguró Hatcher, que en su autobiografía Tostadas quemadas relata que el sufrimiento por lo vivido le ha acompañado a lo largo de toda su vida. Hayes murió en la cárcel a causa de un cáncer en 2008.
La muestra más clara de la poca estima que le tenían sus compañeras de Mujeres desesperadas es que no solo no acudió a la fiesta del final de la serie, sino que también fue excluida del regalo de despedida –una maleta– con el que las protagonistas quisieron agradecer a los miembros del equipo de producción su trabajo durante ocho años en la misma. Preguntada al respecto de todas estas acusaciones por el Daily Mail, Teri evitó prolongar la contienda: “Nadie más hubiera podido dar vida a estos personajes y rindo homenaje a cada una de ellas por lo que aportaron al viaje. Nunca les he deseado otra cosa que no fuera lo mejor y seguiré haciéndolo, no tengo nada más que decir al respecto”.
Antes de protagonizar la ficción ganadora de dos Globos de Oro a la mejor serie de comedia, los modos rudos de Hatcher en los platós de rodaje ya eran conocidos en los mentideros de la industria. Uno de los más explícitos a este respecto fue Pierce Brosnan, su coprotagonista en El mañana nunca muere, que no pareció llevar demasiado bien los continuos retrasos de la chica Bond en el plató. “Me enfadé mucho con ella. Siempre me hacía esperar durante varias horas. Tengo que admitir que dejé escapar algunas palabras que no eran demasiado bonitas”, confesó el que fuera agente 007 a Vanity Fair. La californiana se excusó alegando que estaba embarazada durante el rodaje y sentía náuseas diarias, pero para la posteridad quedará el rumor de que en las escenas en las que los actores se abofeteaban mutuamente ambos se aplicaban con más intensidad de la necesaria a la hora de propinar el golpe. Hatcher se arrepintió después de haber aceptado el rol: “Es un personaje tan artificial que no tienes ninguna satisfacción interpretándolo”.
En los últimos años, más allá de trabajar en un par de series sin demasiado éxito –La extraña pareja y Supergirl–, la intérprete se ha dedicado por completo a su canal de Youtube, Hatching Change, en la que comparte sus propias recetas de cocina saludable. Tras el final de Mujeres desesperadas, se enroló en la escuela Cordon Bleu de Los Ángeles para ampliar su conocimiento culinario. La intérprete celebrará su 56 cumpleaños este 8 de diciembre soltera y decidida, no solo a no volver a casarse, sino a derribar el estigma que acompaña a muchas mujeres sin pareja a esta edad. “He estado soltera durante muchos años, pero no hay nada de solitario en mi vida. Sé que suena deprimente, pero no tiene por qué serlo. Muchas estamos empoderadas, hacemos dinero, estamos sanas, viajamos. Tienes permiso para sentirte orgullosa de tu vida cuando no formas parte de una pareja”, aduce. Hatcher se divorció del actor Jon Tenney en 2003 y comparte con él una hija adolescente llamada Emerson. Según sostiene, su mayor prioridad vital.
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