Sofia Boutella, de bailarina de Madonna a protagonista del taquillazo del verano

“Ella va de Hollywood esta noche”, cantaba Michael Jackson en uno de sus temas póstumos lanzado en 2011 y titulado Hollywood Tonight. Contaba la historia de un alter ego del cantante, una joven bailarina que llega a Los Ángeles con el sueño de hacerse un nombre en la meca del cine. La intérprete del videoclip, una completa desconocida para los amantes del cine por aquel entonces, bien podría identificarse con esa historia. Sofia Boutella, como tantas otras, también es una aspirante a estrella que llegó a Hollywood para triunfar. Pero en su caso, con un recorrido vital completamente distinto e inusitado. Porque no hay muchas actrices que consigan despuntar a los 34 años y sin experiencia previa delante de la cámara. Tampoco encontramos demasiadas que hayan sido atletas de élite y bailarinas patrocinadas por las mejores marcas deportivas. Ni que hayan actuado durante diez años con Rihanna, Mariah Carey y hasta la mismísima Madonna en varias giras. Ahora Sofia Boutella, que confiesa sentirse más presionada en la alfombra roja que bailando en la Super Bowl (“porque no lo he entrenado, espero acostumbrarme”), parece decidida a clavar su nueva coreografía. Hace dos años derribó las puertas de la industria con una sonora patada con su papel de villana en Kingsman: Servicio secreto; y ahora estrena la tercera parte de la saga Star Trek con Chris Pine e Idris Elba. Pero eso no es todo, en unos meses se verá cubierta de vendas en la nueva y ambiciosa adaptación de La Momia, acompañada de unos tales Tom Cruise y Russell Crowe. Y sin darnos cuenta, la Ginger Rogers del siglo XXI ya esta aquí.

“Mi familia era nómada. Siento envidia, en cierto modo, de la gente que tiene una conexión estable con una comunidad. Pero también tengo seres queridos y amigos por todo el mundo. Donde quiera que vaya los encuentro”, apunta a Time esta hija de inmigrantes (un compositor y una arquitecta) que huyeron de Argelia durante la guerra civil del 92. Una vez establecida en Francia, con solo 5 años empezó a hacer gimnasia rítmica y siendo una adolescente consiguió un puesto en el equipo olímpico francés. Hasta que descubrió el baile. Su férrea disciplina la llevó a ensayar con los mejores coreógrafos del mundo (como la española Blanca Li) y a convertirse en una de las mejores street-dancers sobre el globo. Llegaron los galardones, los spots para marcas deportivas y varios videoclips de grandes nombres. Pero el éxito lo consiguió con Madonna. Durante 10 años, Boutella se convirtió en una artista imprescindible para la cantante, tanto en sus vídeos como en las giras Confessions y Sticky and Sweet Tour. Hasta en el espectáculo de la Super Bowl. “De Madonna aprendí disciplina, la importancia de la repetición. Cuando trabajas con ella, siempre hay una historia detrás de cada paso. No solo somos bailarines, también nos considera actores. Siempre que he trabajado con ella me ha explicado por qué hacíamos algo y que quería mostrar. Eso me hacía interpretar en otro nivel”, dice la actriz.

Su trabajo con la ‘Reina del Pop’ la situó en el radar del otro monarca de la música, y su ídolo de juventud, Michael Jackson. Tras ser elegida como una de las bailarinas de la que debía ser su última gira, This is it, un problema de agenda le impidió conocerlo en persona días antes de su muerte. Después, Boutella sería contratada para homenajear pasos como el moonwalk en el videoclip anteriormente mencionado de Hollywood Tonight. Pero tras una década como una de las principales bailarinas del mundo, Boutella decidió empezar de cero y apostarlo todo a la interpretación. “Tuve muchas audiciones durante esos años, con muchos rechazos. Pero sabía que quería comprometerme con la interpretación. Quizá estaba siendo un poco alocada, pero tenía pasión”, explicó. Penélope Cruz, Mia Wasikowska o Zoe Saldana son algunas de las intérpretes actuales que comenzaron haciendo sus pinitos en el baile, pero para encontrar otro trasvase de bailarina consolidada a estrella de cine hay que remontarse a los tiempos de Ginger Rogers y Rita Hayworth. El estilo de Boutella poco tiene que ver con el cine clásico. Sus dotes físicas están jugando un papel clave en su carrera, con tres personajes en películas de acción exuberantes en contorsionismo. “No me situaría en un lugar distinto que el de los otros actores. Creo que todos somos una paleta de colores y ser de un color no te hace mejor que el otro”, expone ella, defendiéndose de las críticas.

Tras aparecer en la secuela del filme Street Dance, fue el director Matthew Vaughn quien se fijó en sus cualidades para meterse en la piel de la temible Gazelle en Kingsman: Servicio secreto. Dos años después, su teléfono no para de sonar. En unos días estrena Star Trek: Más allá, una de las películas más esperadas del verano, en la que interpreta a la guerrera alienígena Jaylah. Para Sofia Boutella no existe distancia entre ambas disciplinas: “Cuando bailaba, ya fuera por la música o por la historia, la pregunta era: ¿por qué hago esta pieza? ¿por qué estoy bailando? Y es exactamente igual cuando actúas. Tienes una relación muy cercana con tu movimiento corporal”,  confesó a V. 2017 debería ser el año de su confirmación. La veremos en The Coldest City, con Charlize Theron y James McAvoy; y será una terrorífica momia en la adaptación del clásico de Universal con Tom Cruise. Su proyección parece no tener techo, y no será porque ella no lo avisara cinco años atrás. Prepárate Hollywood, Sofia Boutella se dirige hacia allí esta noche.