Sandra Oh: «Adolescentes que no habían nacido cuando se estrenó ‘Anatomía de Grey’ me paran para decirme: ‘Eres mi persona'»
A pesar de que su personaje en Anatomía de Grey pertenece ya al acervo cultural popular universal, a Sandra Oh le costó impresionar a su madre, quien emigró desde Corea del Sur a Canadá buscando una vida mejor para sus hijos. A ella misma también le supuso mucho asumir su fama, pero ahora que produce sus propios proyectos empieza a comprender el poder que tiene. Y le gusta.
Dos amigas están sentadas en la barra de un bar. Una le está contando a la otra que ya tiene fecha para su inminente aborto y que le ha dado a la clínica su número de teléfono como contacto de emergencia. “Tú eres mi persona”, zanja. Estas cuatro palabras definieron la amistad entre Cristina Yang y Meredith Grey, los dos personajes más importantes de Anatomía de Grey, y se convirtieron en un lema que pervive en la cultura popular. Esta sencilla declaración de amor que pronunciaba Sandra Oh (Nepean, Ottawa, Canadá, 51 años), en la piel de la doctora Yang, lejos de poner el foco en su amiga y eterna protagonista de la serie, lo puso en ella. Vía Yang, Sandra Oh se convirtió en nuestra persona. Pero su carrera como actriz tuvo mucha trayectoria antes de Anatomía de Grey, a donde llegó tras más de una década de trabajo intenso, primero en su Canadá natal y luego en Estados Unidos, con papeles en películas tan diferentes como Entre copas, Bajo el sol de la Toscana o Princesa por sorpresa. Y, sobre todo, después. Desde que Oh salió de la serie de Shonda Rhimes no ha dejado de trabajar. La hemos visto interpretar, entre otras, a una agente del MI-6 víctima de la obsesión de una psicópata en Killing Eve (HBO), a la nueva jefa del departamento de Literatura de una prestigiosa universidad en La directora (Netflix) y ponerle voz a Ming, el panda gigante y rojo en el que se transforma la protagonista de Red, el último gran éxito de Pixar. Sus dos proyectos más recientes confirman el buen estado y el eclecticismo de su carrera. La actriz coprotagoniza junto con Awkwafina la película Quiz Lady, una comedia en la que interpretan a dos hermanas que se ven inmersas en un viaje desenfrenado para cumplir el sueño de una de ellas, amante a los concursos de televisión. Y también participa en The Sympathizer, la miniserie de HBO que adapta la novela de Viet Thanh Nguyen, Pulitzer de ficción en 2016, y que cuenta entre sus directores con Park Chan-wook.
En Quiz Lady, usted y Awkwafina hacen de hermanas. He leído que para construir muchos de sus personajes se basa en su propia hermana, ¿ha sido este el caso?
Mi hermana es una de mis grandes inspiraciones sí, y una de las presencias más importantes de mi vida, pero en este caso no la estoy interpretando para nada. Es justo al contrario, Awkwafina podría estar interpretándola a ella y yo a mí misma subida de revoluciones. Si hay dos personas que me gustaría que vieran esta película, son mi hermano y mi hermana. Porque van a ver una versión sobredimensionada de mí en pantalla, una persona desastrosa que busca la atención de los demás y que no se preocupa de lo que piense el resto. Ellos van a entender esta película mejor que nadie.
The Simpathizer es un drama con la inmigración vietnamita a Estados Unidos como telón de fondo. Sus padres emigraron desde Corea del Sur, usted es primera generación nacida en América. ¿Le ha hecho pensar esta historia en sus raíces?
Sí, y ha sido un privilegio. En Norteamérica no hemos visto mucho la historia de la Guerra de Vietnam contada desde el punto de vista de los vietnamitas. Y mi personaje mantiene una posición muy rígida al respecto. Ella, japonesa de segunda generación, se siente plenamente americana, pero es una outsider. Cuando hablamos de asiáticos americanos, cada uno tiene su propia historia y su propio trauma. Mis padres vivieron la ocupación, la II Guerra Mundial y la Guerra de Corea, todo eso antes de emigrar, y les marcó de por vida.
Sus padres querían que sus hijos fueran médicos o abogados. Su hermana es abogada y su hermano es médico. ¿Alguna vez sintió que los decepcionaba al hacerse actriz?
No. Tengo muy buena relación con ellos. Dicho esto, ha sido muy difícil impresionar a mi madre. Llevé a mis padres a un pase privado de Quiz Lady y mi mayor éxito fue la reacción de mi madre. Cuando acabó la proyección me abrazó y me dijo: “No sabía que fueras tan divertida”. Viniendo de ella, es lo más asombroso que me ha pasado nunca. Y, además, yo tenía tantas ganas de ser actriz que eso podía más que cualquier hipotética decepción suya. Y tuve mucha suerte al tener éxito joven, eso permitió que ellos comprendieran pronto qué estaba haciendo.
Ha contado alguna vez que la fama repentina que le dio Anatomía de Grey fue traumática. ¿Qué consejo le daría hoy a la Sandra de entonces?
Cuando lo dije no se captó el matiz, pero lo dije riéndome y siendo consciente de que la fama provoca circunstancias muy muy raras. Ahora la gente joven, con las redes sociales, tiene otro concepto de la fama y de la falta de anonimato diferente al que yo tenía cuando empecé. Pero creo que si quieres ser artista y un ser humano sano, tienes que ser capaz de controlarte a ti mismo y preservar cierto anonimato. Cada uno reacciona de manera diferente a la fama. Y hay personas a las que no les molesta en absoluto, pero para la mayoría es un shock cuando sucede. Y también ocurre otra cosa: ahora hay mucha gente, influencers y otro tipo de celebridades, que desean esto. Pero no todos los artistas la quieren. Sabemos que puede ser parte del trabajo, pero muchos de nosotros no hemos venido aquí buscando eso.
Hace nueve años que salió de Anatomía de Grey y aun así, para mucha gente, sigue siendo Cristina Yang. ¿Cómo lo lleva?
Tengo que decirlo: es genial. Es maravilloso. Ayer estaba en el supermercado y un grupo de chicas se puso a seguirme susurrando entre ellas “Tú eres mi persona”. Eran muy jóvenes, poco más que adolescentes, es probable que ninguna de ellas hubiese nacido cuando se estrenó Anatomía de Grey. Disfruto mucho de que haya varias generaciones que hayan gozado del personaje y se hayan sentido tan identificadas con ella.
Shonda Rhimes definió la serie entonces como la historia de amor entre Meredith Grey [Ellen Pompeo] y Cristina Yang. Ahora que Ellen Pompeo ha salido de la serie, ¿le ha dado algún consejo para la vida pos-Anatomía de Grey?
Oh, no. Creo que ella está bien, que tiene una vida genial y que sabe exactamente lo que quiere y lo que está haciendo. De todas formas, creo que Meredith nunca se irá del todo. No sé nada porque ahora no tengo nada que ver con la serie, es solo mi impresión. En cualquier caso, creo que Ellen es muy feliz con su vida y sabe exactamente cuál quiere que sea su camino pos-Grey.
En Canadá usted empezó haciendo películas que tenían que ver con sus orígenes raciales. ¿Tuvo que renunciar a esos papeles al dar el salto a Estados Unidos porque no se los ofrecían?
Sí. Es curioso porque las dos películas que hice en Canadá, que me permitieron dar el salto a Estados Unidos [El diario de Evelyn Lau y Double Happiness], tenían muy presentes las raíces culturales de sus personajes. En Canadá había un interés mayor por la diversidad cultural. En Estados Unidos tuve que empezar de cero, no estaban interesados en ver a gente de color en la pantalla, ni siquiera historias de mujeres. Eso limitaba mucho los papeles a los que podía acceder.
Gracias a películas como Crazy Rich Asians o Parásitos, Hollywood se está abriendo al cine hecho por personas de origen asiático o hecho en Asia. ¿Qué significa para usted esta reciente ola?
Nunca creí que fuera a experimentar esto en mi vida. Y después de cinco años en esta tendencia, espero que el cambio realmente se integre. Esto habla además de un cambio a mucha mayor escala, la integración real. Ahora hay espacio más allá de la cultura dominante para otros personajes y otras historias.
El último gran éxito de esta tendencia ha sido Todo a la vez en todas partes, ¿su victoria en los Oscar ha supuesto un punto de inflexión?
Sí. Realmente lo creo. Yo estaba allí, en la ceremonia, sentada justo detrás de ellos, cuando ganaron. Y fue asombroso. La película representa muy bien una sensación de esperanza que hay en cierto espíritu milenial. Creo que los Daniels [los directores y guionistas de la película, Daniel Kwan y Daniel Scheinert] representan a otro tipo de hombre, abierto, inclusivo, muy consciente del mundo en el que vive. Hicieron de su película algo muy imaginativo, muy consecuente con su visión de las cosas.
Con 51 años, está trabajando ahora más que nunca en una industria muy edadista con las mujeres. ¿Cree que se debe a que gran parte de su trabajo lo ha desarrollado con mujeres showrunners y directoras?
Tiene que ver con muchos factores. El más importante es el momento que estamos viviendo. Hollywood quiere contar historias mucho más ricas y está dispuesto a invertir más dinero en ello porque además la audiencia potencial es mayor. Pienso que este es el factor principal. Haber trabajado con muchas mujeres y que muchas fueran de color tiene que ver en ello, pero es más bien consecuencia de lo primero. Y sí, tengo que señalar que ellas me han dado muchas más oportunidades que los hombres blancos famosos, simplemente porque eran capaces de pensar en mí para según qué papeles.
Cuando recibió el guion del primer capítulo de Killing Eve, lo leyó y no fue capaz de encontrar cuál era su personaje, le resultaba inconcebible ser la protagonista, ¿ha cambiado su mentalidad?
Espero haberlo hecho. Cuando salí de la escuela de teatro en Canadá aspiraba a ser protagonista, como todos mis compañeros. Pero la realidad del trabajo es la que te va situando. Ahora veo las consecuencias que ha tenido en mí llevar 20 años tratando de abrirme camino en Los Ángeles. Interiorizas cierta posición. Es como cuando te das cuenta de que estás viviendo bajo el patriarcado y te marca profundamente por mucho que seas feminista.
Lleva tiempo produciendo sus propios proyectos, ¿es por esto? ¿Para poder sacar adelante historias que de otro modo no se producirían?
Sí. En mi caso esta vocación empezó cuando me di cuenta de que, especialmente en televisión, quería tener una relación directa con los guionistas. Y solo puedes tenerla cuando adquieres ese tipo de poder. Siento que a menudo en televisión el actor está al cargo del personaje porque muchas veces los guionistas cambian, pero el actor sigue siendo el mismo
Por cierto, lleva un diario desde su adolescencia, ¿podremos leerlo algún día?
¡Oh! ¡Está fatal escrito! No lo sé…[risas].
Maquillaje: Kirin Bhatty (A-Frame Agency). Peluquería: Derek Yuen (A-Frame Agency). Manicura: Shigeko (Star Touch Agency). Producción: NM Productions. Asistente de fotografía: Evadne González. Asistente de estilismo: Niki Ravari. Asistente de producción: Anna Suetina.
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