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Rose Byrne: «Cuando una mujer manda, el trabajo es más eficiente»

S Moda se reúne en Milán con la actriz australiana para hablar de moda, cine y paridad de género.

Rose Byrne

El próximo 11 de junio, en la gala de los premios Women In Film Crystal + Lucy Awards, que se celebrará en Los Ángeles, Rose Byrne recibirá el galardón Women In Film Max Mara Face of the Future Award a su extraordinaria carrera, elegancia y estilo. Un reconocimiento que han conseguido antes Maria Bello, Emily Blunt, Ginnifer Goodwin, Elizabeth Banks, Zoe Saldana, Katie Holmes, Chloë Grace Moretz y Hailee Steinfeld. «¿Rostro del futuro?», bromea la actriz australiana, sentada en una sala privada del Park Hyatt de Milán, «¡Será más bien rostro de la mediana edad!».

A sus 34 años, esta intérprete, más conocida por sus papeles en series como Daños y perjuicios (junto a Glenn Close) y filmes como La boda de mi mejor amiga (2011), ha conseguido burlar los objetivos de los flashes y llevar «una vida normal» a pesar de haber rodado taquillazos como Troya, X-Men: primera generación o Star Wars: Episodio II, El ataque de los clones. Con tres comedias pendientes de estreno, Rose se dispone a cambiar de registro y mostrar su lado más divertido. «Los australianos tenemos un sentido del humor diferente», susurra con una voz tan hipnótica como su belleza.

Women In Film es una organización sin ánimo de lucro que cree firmemente que el cine hecho por y para mujeres debería representar el 50% de la oferta. Uno de sus objetivos es luchar por la paridad de género dentro de la industria de Hollywood, tanto en puestos directivos como deltante y detrás de la cámara.

Sin duda, es una buena noticia. Porque es un tema de plena actualidad. La representación femenina es muy baja, tanto en las oficinas de las grandes productoras como en la pantalla. Que una organización avive el debate e intente equilibrar la situación es importante. Además, cuando una mujer ocupa un cargo de poder o dirige un proyecto, normalmente se trabaja en mayor armonía y con mayor eficiencia, lo que nos beneficia a todos. En otras palabras, es positivo para el negocio. Sheryl Sandberg lo deja claro en Vayamos adelante (Lean in): Las mujeres, el trabajo y la voluntad de liderar. Las estadísticas nos avalan. Y la información es poder.

Para una actriz debe de ser frustrante ver que los mejores papeles son para ellos.

A nosotras nos dan siempre el mismo tipo de personaje. Una y otra vez. A veces sientes que ya lo has interpretado antes. No es divertido ni estimulante. Pero es así. Tuve la oportunidad de votar en la última edición de los SAG Awards [los galardones que concede el Sindicato de Actores de Hollywood]. Así que me dieron un folleto con la lista completa de las actuaciones susceptibles de ser elegidas para que yo marcara mis favoritas. Había cuatro páginas con posibles nominaciones masculinas y solo media de femeninas. Verlo sobre el papel te deja sin palabras. Entiendes por qué las actrices hoy ocupan un segundo plano. Por eso fue tan emocionante ver Gravity [protagonizada por Sandra Bullock; la astronauta Ryan Stone]. No era un personaje en el que tradicionalmente habríamos visto a una chica. Me pareció una película de acción muy inteligente.

En la serie Daños y perjuicios trabajó seis años con una de las mujeres más fuertes de la industria: Glenn Close. ¿Cómo es en el cara a cara?

Es una trabajadora incansable. Obviamente tiene un talento arrollador. Pero sobre todo me impresionó su dedicación. Es muy inquieta. Siempre está haciendo preguntas. No deja nada al azar. Es inspirador ver currar tanto a alguien como ella, que no tiene que demostrar nada a nadie. Además, en persona es fantástica. Está al frente de varias organizaciones benéficas. Su marido y su hija son su pasión. Es polifacética.

¿Le sorprendió?

Con ella todo es diferente. Glenn es alguien poco convencional, incluso excéntrica. Es dulce, amable, divertida. La adoro.

¿Usted es una mujer de series de televisión? ¿O de cine y palomitas?

Creo que soy más de series. Me encanta Girls (desde 2012).

La portada de Vogue con Lena Dunham dio mucho que hablar.

Nunca entendí la polémica. ¿Cuál es el problema de retocar una imagen? Es una revista de moda, no National Geographic. Admiro el trabajo de Lena. Para empezar, soy fan de la serie. Me gustan los personajes, sus vidas, la historia, su sentido del humor… No la conozco en persona, pero me parece brillante.

La hemos visto en la semana de la moda de Nueva York, también en París (escribió un post en su blog para Style.com sobre su primera pasarela de alta costura); y ahora está en Milán.

Sí, es mi primera vez en la ciudad. Los italianos son encantadoramente caóticos. Me ha fascinado el desfile de Max Mara. Tejidos híbridos, faldas con múltiples superposiciones, capuchas, las modelos con los labios pintados de un color rojo oscuro precioso… Y una música muy cool.

Es australiana (la quinta pasarela más importante de la industria), vive en la Gran Manzana, pero antes (con 24 años) se mudó a Londres, su auténtica escuela de estilo.

Mi armario es casual, probablemente la mayor parte de mis prendas tengan cierto aire masculino. Soy mujer de tejanos, camisas y blazers. Aunque incorporo detalles femeninos vintage. Y Londres, en ese sentido, es una capital única. Son muy creativos y pasan de todo. Los adolescentes y veinteañeros salen vestidos con propuestas que, tres meses después, vemos en la portada de Vogue. Pero la moda empieza ahí: en las calles inglesas.

¿Cómo se siente hablando de moda en Style.com?

¡Es genial! Lo había hecho antes para la edición inglesa de Vogue. Escribí un artículo sobre mi experiencia en el Met Ball de 2011. Fue divertido. Lo disfruté muchísimo. La verdad es que mi estilista tiene una columna en Harper’s Bazaar; así que la leo para inspirarme [risas].

La ropa (y los complementos) son muy buenas herramientas para crear un personaje.

Sin duda, por eso resulta tan divertido trabajar mano a mano con el diseñador de vestuario. Piensas en todas las personas que conoces, en los looks que llevan… Vestirse es un esfuerzo y un desafío [risas]. Dice mucho de nosotros. Ellen Parsons [su personaje en Daños y perjuicios] era una mujer de faldas lápiz. Tenía muchísimas de Dolce & Gabbana. Y vestidos de Bottega Veneta y Narciso Rodriguez.

¿Cómo se enfrenta al momento alfombra roja?

Llevo cinco años con mi estilista, Penny Lovell. Lo bueno es que se toma su trabajo muy en serio; pero no va de estrella. Es inglesa, tiene mucha sensibilidad y me fío de su instinto para elegir prendas de jóvenes diseñadores.

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