Manuela Vellés: «Me enamoré de los tacones en una sesión de fotos»
En su armario abundan los vaqueros y los fulares, pero ella sueña con prendas de otras épocas. Su trabajo en el cine y la televisión le brinda la posibilidad de disfrutar de ellas.
Manuela Vellés es una de las joyas de la cantera de nuestro cine. Saltó a la fama como protagonista de Caótica Ana (2007), de Julio Medem. Ahora está a punto de estrenar Buscando a Eimish, de Ana Rodríguez Rosell, y la tercera temporada de Hispania. Mientras, rueda en México Infames, una serie sobre corrupción y blanqueo de dinero en la que encarna a una agente de la Interpol que se hace pasar por la prometida de un asesor político. «Así que a veces llevo una imagen muy masculina, con pantalón y tonos oscuros, y otras soy una mujer sexy vestida con colores chillones a quien le encanta llamar la atención».Nada que ver con lo que lleva en Hispania. Bueno, entonces tenían su estilo: las túnicas, los mantos, los torques al cuello. Era una ropa cómoda, con la que podías moverte, montar a caballo, correr.
¿Recuerda la primera vez que se vistió para ponerse delante de una cámara?
Perfectamente. Fue en el rodaje de Caótica Ana. Mi personaje era hippie y despreocupado. Llevaba una chaqueta enorme en verde chillón, una falda plisada de estampados en tonos ocres y unos calentadores. Recuerdo lo poco favorecida que me sentía.
¿Y la primera vez que le prestaron un vestido de firma?
En el estreno de la película en el Festival de Cine de Roma. Era uno corto de color rojo de Alberta Ferreti. Me encanta esta diseñadora, es una de mis preferidas.
¿Cómo viste a diario?
Vaqueros, camiseta de algodón de algún tono alegre, botas y chaqueta de cuero. Lo que más abunda en mi armario son los vaqueros y los fulares.
Botas de día. ¿Tacón para las noches?
Sin duda. No hay cosa que siente mejor a una chica que unos tacones altos. Lo curioso es que antes no los llevaba nunca. Los primeros me los puse en una sesión de fotos para una revista. Me cambié de ropa y de zapatos muchas veces. Cuando me vi subida en aquellas plataformas altísimas, me gustó y me aficioné.
¿Tiene alguna prenda con historia?
Unos vaqueros pitillo rojos que llevaba puestos en un rodaje por las calles de Nueva York. Cuando estábamos rodando, apareció John Malkovich, que es uno de los actores a los que más admiro. Me hice una foto con él con esos pantalones. La conservo en un marco, en mi habitación.
Algo que la haya hecho sentir fabulosa.
Un vestido de terciopelo negro de una colección vintage de Chanel. Era ceñido, largo y con la espalda descubierta. Lo llevé con joyas de Bárcena.
Y el capricho más caro que se ha concedido.
Fueron dos. Uno acertado: una cazadora de cuero gris de la firma Patrizia Pepe que no me quito de encima. El otro, no tanto: un pijama de seda de La Perla, que por accidente cayó en la lavadora. Ahora es un trapo.
De todo lo que se ha puesto delante de la cámara, ¿qué recuerda con más cariño?
La ropa que llevaba en la serie La chica de ayer, que dirigía Álvaro Ron. Estaba ambientada en los 70, y me hace mucha gracia el estilo de esa época: pantalones de pata de elefante, jerséis de pico, el pelo cardado.
¿Y si la nominasen a un Oscar?
Un vestido largo de Elie Saab. ¡Y cruzaría los dedos!
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