Florence Pugh: «Scarlett Johansson me dijo: ‘Tienes 22 años. Es el momento de ir a por todas»
La cuarta ola feminista salvó a Florence Pugh de la era de la actriz florero, y en su meteórica carrera conviven esposas renegadas, sacerdotisas vengativas y asesinas de depredadores de mujeres. En realidad, a esta británica le va más el diálogo productivo.
Florence Pugh (Oxford, 25 años) ha quemado vivo a su novio adúltero en una cabaña. Atizado el cráneo de un marido maltratador. Noqueado a hombres de casi 200 kilos en un ring de wrestling (lucha libre). Ahora persigue a misóginos, lista para liberar a un ejército de amazonas atrapadas en la red de control mental de un pérfido magnate. Si existiese un retrato robot de las mujeres a las que esta británica ha dado vida en el cine desde su debut como adolescente rebelde contra monjas beatas y reaccionarias en The Falling (2014) hasta Viuda Negra (2021), podríamos decir que el suyo es el que los británicos etiquetan como badass. El culo de mal asiento y reivindicativo. La reina de los memes y semántica viral del imaginario visual de las heroínas contra el patriarcado en la red corona de flores mediante como la ya icónica que lució en Midsommar. «Supongo que he tenido predilección por las mujeres que luchan contra todo lo que estaba mal en el tiempo que les haya tocado vivir», aclara vitalista y entusiasta, con su pulcro acento inglés, en conversación por Zoom un viernes de junio, y añade: «Me atraen las que ponen su vida en perspectiva, toman el control y hacen entender a todos lo equivocados que estaban». Lo que decíamos, la jefecita del tinglado.
En una era en la que la cuarta ola feminista arrasó con el cliché de la actriz florero condenada a embobarse con el cachas salvador de turno, Pugh ha aterrizado en un Hollywood entusiasmado con resignificar el papel de las mal llamadas mujeres difíciles. Más que difíciles, poliédricas. Humanas, al fin. Como el giro feminista por la independencia económica femenina que la directora Greta Gerwig le regaló a la consentida y narcisista Amy de Mujercitas, una versión moderna y acorde al clásico de Louisa May Alcott que le valió una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto. No se llevó el premio a casa, pero en la fiesta de Vanity Fair su padre, un hostelero con varios restaurantes, acabó de copas con Noel Gallagher (mitad de Oasis) y su madre, una exbailarina de ballet, fumando maría con Snoop Dogg. Quién necesita a un calvo dorado de brazos cruzados en el salón con esas anécdotas en la mochila. «Con Mujercitas fue todo una celebración sinfín, desde el rodaje a la promoción. Aquella fue nuestra última fiesta antes del encierro global», rememora mientras lamenta que Big chicks (Mujerazas), el chat grupal de Gerwig con las cuatro hermanas de la película, esté inactivo.
Repasando su currículo, tiene toda la lógica que Pugh haya sido la escogida para interpretar a Yelena Belova en Viuda negra, su primera inmersión en el lucrativo universo Marvel. Allí es a la segunda moderna Viuda negra de los cómics, una espía asesina con acento ruso que pega a diestro y siniestro sin que su trenza eslava pierda un ápice de rigidez. Lejos del cliché de la asesina fría, Yelena también es cercana y estrafalaria, la misma que grita «¡Alerta, postureo!» a su hermana de leche Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) cada vez que esta aterriza en el suelo con una figura perfecta o defiende vehemente una particular afición por los chalecos de pesca. «Necesito papeles de mujeres raras, que no estén hechas para gustar. Amarlas y odiarlas. Te acabas enganchando porque lo que amamos también nos disgusta y porque la vida, para mí, es así de complicada».
En el momento de la entrevista la pillamos leyendo El coloso de Marusi de Henry Miller, y ahora solo puede imaginarse comiendo tzatziki y aceitunas kalamata. Aten cabos sobre dónde imaginarla de vacaciones este verano.
¿Cómo se afronta un primer día de rodaje sabiendo que la primera escena pide machacar a golpes a Scarlett Johansson contra la encimera?
Terrorífico, ¿verdad? Imagínate. Estaba nerviosísima porque sabía que esa pelea era crucial. Pero también creo que es bueno empezar un trabajo afrontando la parte que más miedo te da. Te pruebas, lo superas, ves que está todo bien y que si te han ofrecido ese papel era por algo.
Esa escena es francamente espectacular y no está sexualizada. Si se hubiese rodado hace 10 años, probablemente sería muy distinta.
Exactamente. Era algo importantísimo para Cate Shortland (directora de Viuda negra) desde que aceptó hacerse cargo. Nunca quiso hacerla muy girly o en ese marco erótico de la pelea de gatas. Estas dos mujeres, Natasha y Yelena están luchando por la emoción de reencontrarse, por la historia que acumulan; pelean, también, contra sus propios recuerdos. Es una bulla de hermanas llevada a otro nivel.
Es su primera película con Marvel. Scarlett Johansson lleva nueve años en este universo y no tiene miedo a decir que en otras películas, como Iron Man 2, su Viuda negra fue sexualizada sin motivo aparente. ¿Es esta película una redención contra ese pasado cosificador?
Sí. Lo entendimos a la perfección al leer el guion por primera vez. Me impresionó mucho que Marvel hiciese esta película no solo para honrar y respetar a las mujeres, sino para exponer el lado sucio de los abusos y qué pasa cuando eres una superviviente arrastrando un sentimiento de culpa. Han construido una historia muy honesta. Tengo una escena en la que explico a Alexei (David Harbour) en qué consiste una histerectomía y por qué ya no tengo la regla, y, ¿sabes?, esto francamente nunca lo había visto en pantalla.
De viuda a viuda, ¿cuál es el mejor consejo que le ha dado Johannson?
En un momento del rodaje estábamos hablando sobre las vacaciones, descansar y si tendría suficiente tiempo para desconectar. Se giró, me miró y me dijo: «Qué dices, tienes 22 años. Este es el momento en el que tienes que ir a por todas [en el inglés original: «Go, go, go, go, go, go, go, go…», así hasta 10 veces seguidas]». Yo siempre me he sentido muy culpable por no parar de trabajar, y supongo que agradecí que ella me dijese que este era el momento, precisamente, en el que seguir adelante.
Entonces, ¿el parón por el coronavirus ha afectado a su relación con el trabajo?
No te voy a negar que estuvo bien descansar un poco. Eso no implica que no quiera parar de trabajar y seguir teniendo estas oportunidades.
Casi todas las que ha tenido, además, se podría decir que han sido para encarnar a heroínas vengativas del patriarcado.
Pienso mucho en las mujeres y cómo durante nuestra vida se nos dice o que no lo hacemos bien o que nunca tendremos el poder para hacerlo. A mí me ha pasado. Me lo dijeron en el colegio, estudiando o cuando empecé mi carrera. Así que ahora disfruto mucho con esos papeles demostrando a todos que se equivocaban con nosotras.
Su imagen como Dani llorando junto al resto de mujeres de Midsommar se convirtió en el meme estrella de la cuarentena para describir el estado emocional global. ¿Cómo lleva esta segunda vida en internet de sus personajes?
¡Oh, escuché muchísimo a Ólafur Arnalds para poder llorar de aquella manera! Fue un reto personal. Nunca había interpretado a una mujer rota por el duelo así. Y el duelo no se va. El duelo se queda, ahí fue cuando entendí su estado mental. Por otro lado, siempre intuí que Midsommar se convertiría en un clásico de culto. Es una peli que conjuga a la perfección el dolor y la tragedia con un punto colorista extraño e inquietante.
Dani es un icono. Ariana Grande se ha disfrazado de su personaje.
Increíble, ¿verdad? Me mencionó en redes con el disfraz puesto y, bueno, supongo que todo el mundo entenderá que me pasara las siguientes horas chillando de la emoción.
Más que patadas, apuesta por el diálogo y se ha mostrado firme contra la violencia verbal y el bullying [en el confinamiento, Pugh publicó un vídeo en el que alertaba de que no toleraría más odio e insultos en su cuenta dirigidos a su pareja, Zach Braff].
Siempre he tenido una relación de amor y odio con las redes. Me he quedado en Instagram porque creo que es la más amable. Yo no quiero tomarme las redes muy en serio y busco ser más positiva que negativa. Creo que internet también puede ser un sitio increíble al conectarnos a todos. Supongo que al principio de la pandemia quise llamar la atención sobre por qué no está bien ese acoso e insultos. Creo que hemos convertido en cool a la gente que se dedica a insultar. Premiamos y vitoreamos a quienes dejan esos comentarios horribles y tóxicos. No tiene por qué ser así de negativo. Añoro los días en los que internet estaba libre de abusones.
¿Es más difícil lidiar ahora con la exposición?
Siempre he defendido y defenderé que la mía, ante todo, es una cuenta honesta. Que tengas muchos seguidores no significa que no puedas ser imperfecta. Quiero que vean que no siempre estoy maquillada, que tengo celulitis o las cejas sin hacer. El mundo debería estar preparado para esto.
Sus tres hermanos también son intérpretes. El mayor, Toby Sebastian, fue el mítico Trystane Martell en Juego de tronos. De tener la oportunidad, ¿qué papel le hubiese gustado interpretar en la serie?
Sin duda, Septa Unella, la monja mala malísima.
Por cierto. Tengo entendido que de los tres a los siete años vivió en Sotogrande. ¿Qué recuerda?
¡Todo! Mi colegio, las playas, estar llena de arena. Ay, las tortillas de mi madre. ¡Todavía puedo olerlas!
Estilismo: Fabio Immediato
Maquillaje: Alex Babsky (Premier Hair and Make-up).
Peluquería: Peter Lux (The Wall Group).
Manicura: Sabrina Gayle (The Wall Group).
Producción local: NM Productions.
Técnico digital: Jakub Gloser.
Costurera: Amanda Roughley.
Asistente de fotografía: Harry Burner.
Asistente de estilismo: Anna Knott.
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