Carrie Fisher: cuando a la princesa Leia su marido la dejó por un hombre y la ‘culpabilizó’ de su homosexualidad
La vida sentimental de la actriz de ‘Star Wars’ no fue un taquillazo. Después de varias relaciones fracasadas, su pareja y padre de su hija la abandonó.
«Lo que más me pregunta la gente sobre Star Wars ahora es “¿son Finn y Poe amantes?”. ¿Qué coño puedo yo saber? Mi segundo marido me abandonó por un hombre. Mi ‘gayradar’ no tiene precisamente la calidad de la Estrella de la muerte», bromeaba Carrie Fisher en su espectáculo Wishful Drinking sobre uno de los momentos más traumáticos de su vida, y eso que tuvo unos cuantos.
Hija de la actriz Debbie Reynolds y el cantante Eddie Fisher, la actriz había vivido una infancia marcada por el abandono de su padre que, un buen día de 1959 y cuando ella apenas tenía dos años, decidió marcharse con una de las mejores amigas de su madre: Elisabeth Taylor. Aunque Debbie Reynolds volvió a casarse dos veces más, tampoco tuvo suerte con esos matrimonios. Su segundo marido, un empresario del mundo del calzado llamado Harry Karl, era alcohólico, llevaba prostitutas a casa y se gastó parte de sus ahorros en apuestas; el tercer esposo, un hombre vinculado al negocio inmobiliario, tuvo la deferencia de no llevar prostitutas a la casa familiar, pero no fue tan mirado con las cuestiones económicas. Finalmente, Richard Hamlett, que así se llamaba, acabó de gastarse los pocos ahorros que le quedaban a la actriz de Cantando bajo la lluvia, que llegó a confesarle a su hija «Eddie está empezando a parecerme un buen marido».
Como si se tratase de una maldición que pasase de generación en generación, Carrie Fisher tampoco tuvo demasiada suerte con sus relaciones. Después de amantes esporádicos durante la adolescencia y sus primeros años de profesión, entre los que se cuenta Harrison Ford, Carrie Fisher conoció a Paul Simon. Estuvieron juntos seis años aunque, entre medias, Fisher llegó a comprometerse con Dan Aykroyd cuando ambos trabajaban en Granujas a todo Ritmo. De hecho, hubo una pedida en toda regla en la que Aykroyd le regaló un anillo de compromiso pero Fisher, que continuaba enamorada de Simon, prefirió no seguir adelante y volvió con el cantante. Se casaron en 1983 y, once meses más tarde, la pareja se rompió definitivamente. «No hubo infidelidades, pero siempre hay problemas», recordaría Fisher que, a partir de entonces, nunca más volvería a tener una relación cordial con Paul Simon.
Una traición inesperada
A principios de los 90, Carrie Fisher conoció a Bryan Lourd, propietario de Creative Artists, una de las agencias de representación más importantes de Hollywood, entre cuyos clientes estaban Robert De Niro, Drew Barrymore, Robin Williams, Tom Cruise, Robert Downey Jr., Brad Pitt, Madonna o Sean Penn. Comenzaron a convivir juntos y, en 1992, tuvieron una hija, la actriz Billie Lourd, famosa por su participación en la serie Scream Queens. Cuando parecía que por fin Carrie Fisher había encontrado la estabilidad sentimental, en 1994, Bryan la abandonó.
La razón fue, sencillamente, que Lourd quería vivir su vida junto a su amante, Bruce Bozzi, con el que acabaría casándose en 2016. Sin embargo, tal vez por miedo a aceptar su condición sexual, Lourd puso fin a la relación con Fisher de manera poco amistosa, hasta el punto de acusar a la actriz de ser la responsable de volverle homosexual. «Me dijo que había sido yo quien le había vuelto gay por haber vuelto a tomar codeína. No recuerdo que en la etiqueta pusiera eso. Siempre pensé que era “no conducir maquinaria pesada”, pero no algo relativo la homosexualidad. Y pensar que podía haber estado conduciendo tractores todo ese tiempo…», relataba jocosamente Carrie Fisher en Wishful Drinking aunque, cuando sucedieron los hechos, no los vivió con tan buen humor.
«No hablamos mucho del tema, pero creo que siempre fue gay y probablemente siempre lo supo. Yo no lo sabía porque no quería saberlo. Quería creer todo lo que me decía y no lo cuestionaba. Estaba enamorada de él», comentaba Carrie Fisher, que añadía: «la gente me pregunta si el hecho de que me dejase por un hombre alivia el dolor. Al fin y al cabo es un rechazo hacia mi género y, por lo tanto, no es algo personal. Pero me da igual lo que diga la gente: fui humillada, traicionada y, de alguna manera, creí que yo era la responsable».
Mejor padre que marido
A pesar de lo doloroso de la situación, con el tiempo Carrie Fisher logró superar la ruptura y mantener con Lourd esa buena relación que no pudo tener con Simon. «Bryan es un buen hombre en muchos aspectos. Me llevó bastante tiempo aceptar la situación pero después comenzamos a irnos juntos de vacaciones. Billie, yo, Bryan y ese tipo con el que estaba saliendo» decía Fisher con relación a Bruce Bozzi, actual marido de Loud. «Eso demuestra lo mucho que queremos a Billie. Yo quería que ella viera que podíamos ser amigos porque yo nunca había tenido eso con mis propios padres. Me alegro de que Billie tenga un buen padre. Él es todo lo que el mío no era… ¡incluido gay!», recordaba la actriz.
Como pareja de su padre, Bozzi ha estado muy presente en la vida de Billie Lourd Fisher. Ha asistido a sus fiestas de cumpleaños, a su acto de graduación e incluso una de sus fotografías en la que aparecía hablando con Carrie Fisher, estaba sobre el piano en la mansión de la actriz en Beverly Hills. «Mi hija Billie me pregunta por qué la dejo ahí y yo le respondo: “Porque es algo que conseguí superar”. Es un fracaso del que aprendí. Además, es gracioso. Es la rareza de Hollywood en su máxima expresión», comentaba la actriz en el Daily News.
Superado el drama, Carrie narró su relación con Lourd en la novela The Best Awful There Is, publicada en 2004 y que puede ser considerada la segunda parte de Postcards From The Edge. Cuatro años después de su publicación, volvió a retomar esa parte de su vida en Wishful Drinking, espectáculo teatral que posteriormente se adaptó a libro y del que, en 2010, se grabó un programa de televisión producido por HBO. Un proyecto que no gustó del todo a Lourd, que tuvo que ver cómo su historia se repetía en cada función, especialmente su acusación hacia Fisher de haberle «convertido» en gay.
«Convertir a la gente en gay es una especie de superpoder mío. No es que lo haga con frecuencia, pero cuando lo hago, agarro mi pequeño teléfono rosa, me pongo mi capa arcoiris y allá voy, como una bala», bromeaba la actriz fallecida en 2016.
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