Carolina Bang: «Hacer una película es peor que un parto»

Ha ganado en paciencia y perdido en tiempo. Desde que decidió conciliar la interpretación con su faceta de productora –definida como «solucionar marrones rápido y barato»–, Carolina Bang (Santa Cruz de Tenerife, 1985) se ha convertido en una de las figuras más influyentes de la industria. Su último proyecto, junto a su pareja artística y sentimental, Alex de la Iglesia, es la serie 30 monedas, un épico thriller satánico que aterriza en HBO el 29 de noviembre. Una ficción perfecta «para gritar y liberar tensión» en tiempos de terrorífica actualidad.

¿Qué le provoca pesadillas a una productora de cine de terror?
¡El presupuesto! Sueño con los números. Además, da igual que sea una película muy grande o muy pequeña, siempre vas pillada.

En Hollywood cada vez más actrices producen proyectos, pero aquí usted es de las pocas…
No estoy inventado la rueda, siempre hemos tenido productoras potentes. Que las actrices empecemos ahora creo que responde más a una cuestión artística, de generar nuestras propias historias, que a una cuestión feminista.

¿Su relación con De la Iglesia le ha abierto o cerrado puertas?
No creo que haya influido… Agradezco la oportunidad que me dio de trabajar con él, pero he llevado mi carrera mejor o peor de forma independiente, por Alex y pese a Alex.

Después de dar a luz dos veces, ¿de verdad hacer una película es como un parto?
Absolutamente. Mi hija mayor pesó cuatro kilos y medio, te aseguro que no fue fácil sacarla, y aun así diría que hacer una película es más complicado.

¿Es difícil abordar el género sabiendo que los sustos están ahora en las noticias?
Justo lo contrario. El terror nos permite llorar y pasar miedo sabiendo que lo que vemos es ficción. Nuestra vida es una tragedia y, precisamente por eso, es un buen momento para gritar.

Carlos Areces aseguró que se habían casado en Las Vegas. ¿Cómo sucedió?
Fue en una capilla, a lo Resacón en Las Vegas. Cada 16 de enero nos felicitamos el aniversario, pero estaría bien echarle un ojo a la parte legal porque no sé si en Estados Unidos sigo casada con él…

Y usted que la ha vivido, dígame: ¿qué hay mejor que una ovación en el Festival de Venecia?
Nada, fue un momento mágico. Recuerdo que estaba en el bar y Tarantino, con sus manos de medio metro, me aplaudió. No pude articular palabra, me quedé en shock.