Bruno Mars: «Las mujeres siempre me dicen que vengo de otro planeta»
En unos días se pondrá a la venta su segundo disco, Unorthodox Jukebox, con el que espera despertar tantas pasiones como con el primero.
Bruno Mars ha hecho un buen corte de mangas a la industria. «Durante años escuché que mi música no era comercial, que no encajaba. Que no vendería», admite. Este estadounidense, de 27 años, se pasó casi un decenio llamando a las puertas de los sellos discográficos. Hoy, en plena crisis, no solo vende, también triunfa. Aquí van varias de sus credenciales: en 2011 fue el artista más rentable en formato digital y ganó un Grammy; y este año, ha sido galardonado con un Brit Awards; además, ha vendido seis millones de discos y 40 millones de sencillos. Una barbaridad. Su discográfica, Atlantic Records, hace caja y Mars, que hasta hace poco no podía ni pagar el alquiler, le ha comprado una casa a su madre. El próximo martes, sale a la venta su segundo disco, Unorthodox Jukebox (Warner), un cóctel de estilos. Su primer sencillo, Locked Out of Heaven, se ha colado en el top 10 en más de 15 países.
Su nombre real, Peter Gener Hernández, tiene raíces portorriqueñas y filipinas. ¿Por qué lo cambió?
Por sonoridad, Bruno Mars tiene gancho. Y las mujeres siempre dicen que vengo de otro planeta. Nunca entendí por qué mis padres me bautizaron Peter; a los dos años, ya me llamaban Bruno.
¡Qué raro, teniendo en cuenta que a quien imitaba era a Elvis!
[Risas]. Me ha pillado… En mi familia [seis hermanos] todos cantan, bailan y tocan. Elvis era mi ídolo y con cuatro años ya me vestía como él. Incluso actué en programas televisivos imitándolo. Aunque, sinceramente, nunca soné ni me moví como él; ¡no nos parecemos!
¿Sigue haciendo esas imitaciones?
No, pero soy muy fan suyo; sobre todo del Elvis antiguo, el de los 50. Me gusta estudiar sus movimientos. Me fascina, porque volvía locas a todas las mujeres con solo contonearse un poco. Y controlaba a la banda y al público. Tenía mucha seguridad.
Sombreros de fedora, cazadoras de cuero, jerséis de rayas… ¿A quién le roba el estilo?
A James Dean, Muhammad Ali y Malcom X; me inspiro mirando fotos antiguas.
El mes pasado actuó en el desfile de Victoria’s Secret, todo un privilegio. ¿Le sorprendió la propuesta?
Admiro la marca y sus desfiles-espectáculo. Han inventado un nuevo tipo de entretenimiento. Lo tienen todo: un escenario increíble, mujeres en ropa interior y conciertos. ¡Ah! Y el cóctel es insuperable.
Era muy joven cuando se mudó a Los Ángeles. ¿Cómo lo acogió California?
Me crié en Hawái rodeado de gente relajada, sol, playa… Mi origen recuerda a California. Pero en Los Ángeles todos quieren ser famosos. Es un sitio increíble, pero duro. La gente corre de aquí para allá, todos aspiran a ser modelo, cantante, actor…
Estuvo a punto de tirar la toalla. Firmó un contrato con Motown en 2004, lo echaron y las discográficas le cerraron las puertas. De hecho, tuvo que vender sus instrumentos para pagar el alquiler.
Fue una pesadilla y estuve deprimido durante mucho tiempo. Pero todos esos obstáculos me han traído hasta aquí. Tuve que sufrir para convertirme en Bruno Mars y para entender cuánto cuesta que te escuchen en este sector.
Empezó componiendo y produciendo para terceros, ¿por qué?
Era la única manera de ganar dinero; en California, si quieres sobrevivir, debes trabajar para otros. Además, mi música no gustaba, pero mi dotes sí. Confiaba en que algún día confiaran en mí. Y así fue.
Su segundo álbum estará disponible el próximo martes. ¿Por qué lo ha bautizado Unorthodox Jukebox?
Antes de que me contrataran, solía ir a tocar mis temas a las compañías. La respuesta era siempre la misma: «Su música no es ortodoxa, no sabemos cómo distribuirla, creemos que las emisoras no la pincharán». Era agotador, la verdad, solo pensaban en el marketing, en el negocio. Casi matan mis sueños con su obsesión por los números.
Su mezcla de géneros –pop, soul, r&b, hip hop, reggae– acabó triunfando. ¿A qué cree que se debe su éxito?
Hay un pedazo de mí en las canciones. Aunque hablen de temas comunes, como el amor, lo hacen desde mi punto de vista Y creo que ese es el secreto, la sinceridad.
¿Cómo era con 14 años?
Un hooligan, siempre metido en problemas.
Dicen que rompe muchos corazones, parte de la culpa la tiene su físico, ¿cómo se mantiene en forma?
Cojo una cuchara, la meto en un cuenco de helado y me lleno la boca con ella.
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