Ashley Park: «Si hiciera cuatro funciones durante toda mi vida no llegaría al 1% de los que me han visto en ‘Emily en París»
Con solo tres años ya iba a clases de danza. Después de recuperarse del cáncer que sufrió en su adolescencia, decidió que su futuro serían los musicales de Broadway. Pero a pesar de todo, Ashley Park, la despreocupada Mindy de ‘Emily en París’ (que estrena nueva temporada en diciembre), nunca pensó que su esfuerzo sería recompensado con fama global. Ahora afronta su nueva vida de celebridad con el mismo espíritu agradecido y optimismo que la anterior.
Ashley Park (California, 31 años) iba en metro camino del casting que le dio el papel de Mindy, la primera amiga en París de la protagonista de Emily en París (Netflix), cuando una chica llamó su atención. Se había fijado en que el guion que la actriz iba leyendo era de la misma serie en la que ella estaba trabajando como asistente de vestuario. “Ese día llegaba tarde y cuando ocurrió aluciné”, cuenta Park en videoconferencia para S Moda. “Lo interpreté como una señal del universo”. Meses después de aquello, en pleno rodaje de la primera temporada de la serie, Ashley descubrió que antes de que aquella chica se decidiera a hablarle, le había robado una foto: como si hubiese una conexión mágica, creía que el look que llevaba podía inspirar el de Mindy. “Le pregunté por qué me hizo la foto y me respondió que porque yo no llevaba un look obvio. Iba vestida de negro, y llevaba complementos de color, entre ellos un sombrero rosa. Me vestí pensando en que iba a tener un día largo por delante. Pensé: ¿cómo puedo ir lo más cómoda posible y hacer que parezca chic?”.
Nacida en California, pero criada en Michigan en una familia de clase acomodada, comenzó a estudiar danza a los tres años y piano a los cinco, y se licenció en teatro musical en la Universidad de Michigan. Antes de trabajar en la serie del pope televisivo Darren Star (Sensación de vivir, Melrose Place, Sexo en Nueva York), que la catapultó a la fama global, Park ya había debutado en Broadway en 2014, como parte del elenco de Mamma Mia. En 2017 empezó a compaginar los escenarios con los platós de series, cuando surgió su gran oportunidad en el teatro musical, la adaptación a escena que Tina Fey hizo de su película Chicas malas. A ver aquel montaje acudió dos veces Darren Star. Ahí también hubo conexión mágica.
Usted era prácticamente anónima antes de la serie, ¿cómo le ha cambiado la vida Emily en París?
La primera temporada se estrenó en plena cuarentena del covid, así que hasta que no empezamos a ver a gente no lo noté de verdad. No olvidaré cuando fui a Dubái a un desfile de Hugo Boss y la gente se me acercaba y cantaba “Bonsoir, enchanté” [el estribillo de Mon Soleil, canción que Park canta en la serie]. Es una locura que ahora me conozcan en todo el mundo. Para mí la fama es la posibilidad de interactuar con más gente. Yo vengo de Broadway, estoy acostumbrada a una química íntima con los espectadores. Si hiciera cuatro funciones al día durante el resto de mi vida, ni siquiera podría llegar al 1% de la gente que me ha visto en Emily en París. Estoy muy contenta.
¿Echa de menos algo del anonimato?
Tuve una vida estupenda antes de la fama, así que estaba preparada para esto. Algo que aprecio mucho ahora es el tiempo que paso en casa, no sé si porque me ha cambiado el covid o porque me he hecho adulta. Antes quería salir todo el rato y conocer gente, me daba rabia dormir por el tiempo que perdía. Y ahora es la gente la que se acerca a mí.
Park admite que hay nombres de pesos pesados entre quienes han contribuido a su crecimiento profesional y personal. Asegura haber aprendido muchísimo de Laura Linney, con quien trabajó en la serie Historias de San Francisco: “Sorprende la humanidad que le da todo”. También de la ya mencionada Tina Fey, aunque en el show fuese ella la veterana en Broadway, mientras que para Fey fuese la primera vez: “Son mujeres increíbles. Es como si me hubieran dicho ‘Déjame ayudarte a crecer como ser humano”. Este verano también tuvo la ocasión de conocer a Florence Pugh porque coincidió con ella en un desfile de Valentino, firma de la que ambas actrices son embajadoras y que las ha convertido en buenas amigas. Esa conexión a través de la moda es la misma que experimentó con Patricia Field, la legendaria diseñadora de vestuario de Sexo en Nueva York, que trabaja como consultora en Emily en París. Trabajar con ella (sobre todo viviendo en París durante los rodajes) ha cambiado la forma de Park de entender la moda. “No me ha interesado el mundo de las marcas y el lujo hasta ahora, pero nunca he podido acabar de comprender a un personaje hasta que no me he metido en su vestuario. Siempre he pensado en la moda como una manera de expresarme, ahora, además, he entendido que tenemos una responsabilidad con lo que nos ponemos”. Con ayuda de Field, la actriz ha creado a su personaje, Mindy, heredera de un multimillonario chino del que huye después de haber hecho el ridículo en una actuación en la tele de su país. En el dúo que forma con Emily —una ejecutiva de marketing con aspiraciones de influencer encarnada por Lily Collins que se muda a París—, ella es la excéntrica. Emily se toma más en serio a sí misma y Mindy, que aporta alivio cómico y emocional, siempre es capaz de relativizar.
Algo que tiene en común con Mindy es el sentido del humor. ¿Lo usa conscientemente para enfrentarte a los avatares de la vida o es un acto reflejo?
Desde que era niña, he tenido la sensación de que si hacía a la gente reír, era algo bueno. En momentos duros, siempre he tenido presente que la gente da lo mejor de sí cuando está cómoda. Algo precioso del humor es que nos reímos de algo cuando lo conocemos y lo compartimos.
Entre esos momentos duros está haber sufrido leucemia mieloide aguda a los 15 años. ¿Le asusta su salud?
Nunca pensé que no fuera a sobrevivir. Pensaba en hacer mi presente lo mejor posible. Lo más duro era que todo el mundo estaba muy triste. Me preocupaba por ser divertida, hacerle bromas a las enfermeras. Por eso, el humor siempre fue una herramienta: cuando haces reír a alguien, también sientes que te reconoce. Aquello me hizo mucho más consciente de todo y que me preocupara mucho por las cosas que puedo controlar.
Y las cosas que Park pudo controlar fueron cada vez más. El baile, que había sido su pasión desde los tres años, empezó a perfilarse como su futura profesión gracias a un viaje a Broadway durante su enfermedad con Make-A-Wish, una fundación que “concede deseos” a niños con problemas de salud y con la que aún tiene relación porque desde aquella experiencia le obsesiona que todos los niños tengan acceso a lo mismo que ella. “Trabajo muy duro, no me han regalado nada, pero mucha gente trabaja muy duro y es talentosa y no consigue recompensa”, explica. Este espíritu es el que le llevó en sus años de universidad a fundar la asociación Michigan Performance Outreach Workshop (MPOW), dedicada a alimentar el amor de los niños por las artes escénicas. “Igual que tuve un golpe de mala suerte entonces, la fama fue un golpe de buena suerte; haber vivido aquello tan joven me hizo ser una persona mucho más sensata”, dice.
¿Sus orígenes asiáticos han sido un obstáculo profesional en alguna ocasión?
Ahora me doy cuenta de la cantidad de veces en castings en las que yo he sido la única aspirante racializada. He llegado a la industria cuando es normal hacer los castings abiertos a todas las razas, pero en muchas audiciones no sabían cómo encajar a una persona asiática porque claramente los personajes estaban escritos para personas blancas.
¿Y esas barreras le han condicionado de alguna manera en su carrera?
Mucha gente se me acercó cuando hice Chicas malas para decirme lo importante que era para ellos verme en el póster. Nunca he sabido cómo asumir la responsabilidad de estar derribando barreras. Pero más que como un impedimento, lo he vivido bajo la premisa de que no puedo ser mediocre. Agradezco no haber tenido margen para no ser excelente.
En la serie hay estereotipos sobre lo que un americano piensa qué es Francia, ¿cómo de diferente es su visión del país con respecto a la serie?
Mi experiencia con los franceses no puede ser mejor y la serie también se ríe de cómo somos los americanos. Es curioso porque algunos franceses sí se ven reflejados. En la primera temporada hay una escena en la que Emily en un restaurante quiere la carne más hecha y parece una exageración, pero este año, en una cena en un pequeño restaurante del sur de Francia, tuvimos que pedir dos veces que nos cocinaran más un filete y finalmente el cocinero vino con ella y dijo algo sonriente en francés. Cuando se fue, nos tradujeron lo que dijo: “Aquí está vuestra comida. Esta es la comida que le servimos a los cerdos, disfrutad”.
* Estilismo Erin Walsh. Maquillaje: Jenna Nicole. Peluquería: Sunnie Brook. Manicura: Jolene Brodeur. Producción local: NM Productions. Asistentes de fotografía: Marlyn Ludwig y Austin Durant. Asistente de estilismo: Bota Abdul.
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