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La custodia de Instagram: cómo la exposición de los hijos en redes sociales es la clave de los nuevos divorcios

La empresaria Chiara Ferragni y el cantante Fedez anunciaron su separación y acto seguido sus hijos menores, muy presentes en sus redes sociales, dejaron de aparecer en los perfiles de sus padres. Bisbal y Elena Tablada también llegaron a los tribunales por este motivo. No son casos aislados, según los expertos, empieza a estar en el punto de mira en los procesos de divorcio de personas que no son famosas

Fedez y Chiara Ferragni
Fedez y Chiara Ferragni en una imagen de 2020.Frazer Harrison (Getty Images)
Elena Muñoz

El pasado 7 de mayo la italiana Chiara Ferragni celebraba sus 37 años y dejaba constancia en su cuenta de Instagram con una imagen donde aparecía soplando las velas en compañía de sus hijos, colocados de perfil a la cámara sin mostrar sus caras. La instantánea dista mucho de la fotografía que la empresaria compartió por su cumpleaños del año pasado. En aquella otra publicación, sus hijos sí miraban a cámara y Fedez, su entonces marido, también estaba presente. Muchas cosas han cambiado en estos 365 días. La mediática pareja, conocida como los Ferragnez, hizo pública su ruptura hace unas semanas y una de las consecuencias inmediatas de esta separación, al menos algo que no ha pasado desapercibido para los millones de fans de la pareja, es la ausencia de los hijos del matrimonio en las redes sociales de los padres.

La empresaria y el cantante, padres de Leone (seis años) y Vittoria (tres), siempre han compartido su vida personal con los millones de seguidores que aglutinan en Instagram y TikTok (además de en un docureality emitido en Prime Video). Sus dos hijos siempre han aparecido en las publicaciones. Decenas de miles de personas han sido testigos de cómo los pequeños han ido creciendo con el paso de los años, de sus gracias, sus enfados y las ocurrencias propias de unos niños de su edad. De la noche a la mañana, Leone y Vittoria se han esfumado del feed de sus padres. Ahora, apenas aparecen y cuando lo hacen es de espaldas o en planos estratégicamente pensados para ocultar sus rostros. La pareja ha hablado abiertamente de la ruptura en diferentes medios de comunicación italianos, pero nunca han aludido a la repentina ausencia de los hijos en sus perfiles de Internet, lo que ha dado pie a todo tipo de teorías entre sus seguidores. La prensa del país transalpino también se ha sumado a los rumores y ha apuntado que la pareja podría tener una disputa legal motivada por su desacuerdo a la hora de mostrar o no a sus hijos en redes, como ambos venían haciendo hasta mediados del mes de marzo.

Un tema de conversación post-ruptura

El caso Ferragnez ha puesto el foco en una realidad cada vez más habitual en los despachos de abogados expertos en separaciones y divorcios. María Antonia Ybarra y Clara Redondo, asociada y socia respectivamente en Paloma Zabalgo, bufete especializado en abogacía de Familia, explican que determinar si un hijo menor debe aparecer o no en redes sociales es “una decisión que afecta a la patria potestad, que ostentan ambos progenitores conjuntamente”, por eso “es necesario que los dos estén de acuerdo para que los menores sigan apareciendo en sus redes sociales”. Y añaden que “normalmente es con la crisis de pareja cuando alguno de los progenitores se plantea la necesidad de seguir exponiendo a sus hijos, a pesar de que durante la convivencia no se había abordado el tema”.

Decidir si mostrar o no a un hijo menor en el universo digital puede parecer un tema de conversación secundario o incluso trivial en un proceso de divorcio, sin embargo, los expertos recomiendan dejar clara la postura de cada progenitor para evitar futuras desavenencias. “Hasta hace relativamente poco esta cuestión no se abordaba en los convenios reguladores, no obstante, ante el auge de las redes sociales y el consecuente incremento de los procedimientos judiciales por esta causa, se recomienda su regulación en los acuerdos, a fin de evitar discrepancias en el futuro. Si pese a todo estas surgieran, el juzgado deberá valorar el interés superior de los hijos y la correcta protección de sus derechos, además de la edad del menor, para tomar la decisión”, apuntan Ybarra y Redondo. Es decir, para poder mostrar a un hijo menor en redes sociales, tiene que existir una decisión consensuada entre padre y madre. En caso de que uno de los dos se niegue, no podrá compartirse foto alguna del menor.

Ese supuesto es, según se ha hecho eco alguna prensa italiana, lo que podría haber sucedido con Chiara y Fedez, al posicionarse el padre en contra de la exposición de sus hijos (algo que no deja de ser extraño porque él mismo les ha mostrado en sus redes en infinidad de ocasiones). En el caso de la legislación española, si surgen discrepancias o no se llega a un acuerdo que satisfaga a las partes “sería necesario iniciar un procedimiento de intervención judicial en desacuerdo de la patria potestad, en el que será el juzgado quien autorice a uno de los progenitores para que tome la decisión”, apuntan desde Paloma Zabalgo. Y recuerdan que “es importante no perder de vista que los niños son sujetos de derechos y, como tales, tienen derecho a la intimidad, honor y la propia imagen, que deben ser respetados y salvaguardados. Los progenitores, en el ejercicio de esta patria potestad, han de velar por su protección”.

El sharenting llega a los tribunales

El denominado sharenting, término acuñado para describir la práctica de difundir imágenes y vídeos de menores por parte de sus progenitores en la red, ha llegado también a los tribunales españoles. En 2020, la Audiencia de Cantabria admitió a trámite la petición de una mujer que solicitaba que su expareja no publicara la imagen de su hija menor sin su consentimiento. El tribunal aludió a la jurisprudencia del Tribunal Supremo donde se señala que “siempre que no medie el consentimiento de los padres o representantes legales de los menores con la ausencia del ministerio fiscal, la difusión de cualquier imagen de estos ha de ser reputada contraria al ordenamiento jurídico”.

El de Chiara Ferragni y Fedez no es el único ejemplo de celebridades enfrentadas por el sharenting. En 2019, el cantante David Bisbal interpuso una demanda contra su exmujer Elena Tablada requiriendo, según recogió la revista ¡Hola!, “medidas de protección del menor” ante la difusión de fotos en las redes sociales de Tablada de la hija que tienen en común, que por entonces tenía nueve años. El almeriense solicitó la eliminación de todas las imágenes de su hija publicadas en el perfil de Instagram de su exmujer y se opuso a la vinculación de la pequeña a marcas comerciales. A día de hoy, el rostro de la menor sigue sin aparecer en las redes sociales de Tablada, que sí muestra a su otra hija, de cuatro años y fruto de su matrimonio con el empresario Javier Ungría.

Otro ejemplo de parejas enfrentadas por esta problemática es el de la influencer española Yolanda Claramonte Montañés (conocida por participar en Gran Hermano 15) y su exmarido Jonathan Pérez (también influencer y concursante de la misma edición). Los dos han discutido en varias ocasiones de forma pública a raíz de la exposición de su hija menor de edad en redes sociales. La niña, que llegó a tener un perfil propio controlado por su madre, dejó de aparecer en redes cuando el matrimonio terminó, ante la negativa del padre de exponerla en Internet.

El debate no ha hecho más que empezar y dada la proliferación de perfiles de creadores de contenido menores de edad parece que va para largo. Natalia Diaz, conocida como @medianoche.tube, se define a sí misma como “primera activista y divulgadora anti sharenting” y entre sus publicaciones se hace eco de los casos más mediáticos de sobreexposición de menores. “Se necesita urgentemente una regulación del trabajo infantil en redes sociales. No se puede permitir que las instituciones, fiscalía, Gobierno... miren hacia otro lado. Estamos hablando de explotación infantil delante de nuestras narices y además permitida, blanqueada, silenciada, justificada, premiada… ya está bien”, se puede leer en uno de sus posts.

Poco a poco, las iniciativas encaminadas a establecer un marco jurídico alrededor de la actividad en redes sociales empiezan a cobrar cierto protagonismo, pero lo cierto es que, aunque cuesta imaginarse la vida sin redes sociales, realmente se trata de una herramienta de muy corto recorrido, por ello apenas existe legislación en la materia. La llamada Ley de influencers (en realidad, un Real Decreto que regula a los influencers para cumplir con la Ley General de Comunicación Audiovisual, aprobada en 2022), promulgada el pasado abril por el Gobierno o las recientes leyes implantadas en países como Francia o Italia, enfocadas a promover la protección de los menores en la esfera digital, demuestran la necesidad de controlar un sector todavía en construcción y donde los menores puede ser especialmente vulnerables.

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