2017, año Dior

Hace unas semanas se cumplieron setenta años de la presentación de la primera colección del modisto Christian Dior. Bautizada originalmente como Corola, la propuesta mostraba, entre otros hallazgos, faldas de vuelos que se abren en flor y corpiños ajustados que constriñen la cintura femenina como el tronco de una avispa. Un alto grado de estilización desconocido hasta aquel momento en el mundo de la moda que supuso un cambio revolucionario en aquella silueta femenina liberada décadas atrás por Paul Poiret y Coco Chanel.

Un “regreso al palacio”, como algunos observadores describen ese nuevo estilo formado por exuberantes vestidos que parecen escapados de otro siglo, que acabó marcando la década de los años cincuenta. Nueva y al mismo tiempo nostálgica, una moda que sirvió de attrezzo y coreografía visual a las deslumbrantes princesas, reales, Grace Kelly, Margarita de Inglaterra, o ficticias, Audrey Hepburn, entre noticias de celebraciones y bodas de estrellas de Hollywood con exóticos príncipes. Las ilustraciones del dibujante René Gruau visten de fantasía la marca Dior en los magazines y revistas formando una alianza invencible a lo largo de los años.

Una buena parte de toda esta historia, que ha señalado la crónica del siglo XX, se podrá ver en una gran exposición a la National Gallery Victoria de Melbourne, que estos días exhibe una muestra dedicada a la iconoclasta pareja de creadores holandeses, Viktor&Rolf. Bajo el título de The House of Dior: Seventy Years of Haute Couture la exposición, que abrirá sus puertas a finales de la primavera de 2017, recorre la evolución de la casa desde su creación, en 1947, hasta la actualidad. Como señala Tony Ellwood, director de la National Gallery de Melbourne en la presentación “la mostra es una oportunidad para descubrir las grandes creaciones de la Alta Costura del siglo XX y también de este siglo XXI a través de sus diseños más emblemáticos, desde su ya icónica silueta ‘New Look’, que transformó la figura femenina, hasta las creaciones contemporáneas de las últimas décadas”.

Setenta años a través de la evolución y crónica de la silueta femenina creada por su fundador, Christian Dior, continuada por los nombres de un efímero Saint Laurent y su iconoclasta colección Trapezio; los aires pop sesenteros de Marc Bohan, los volúmenes arquitectónicos de Gianfranco Ferré; las provocaciones de John Galliano; las líneas depuradas del belga Raf Simons o la recién llegada, Maria Grazia Chiuri. La diseñadora italiana es la primera mujer al frente de la dirección artística de la firma y cierra, por ahora, el palmarés creativo de la Maison de la Avenida Montaigne. La exposición alberga 140 piezas originales de la Maison Dior entre 1947 y 2017, acompañada de otros objetos como bocetos, dibujos del propio Christian Dior y otros diseñadores, así como una amplia galería fotográfica con algunos de los nombres que han marcado la historia de la fotografía del siglo XX.

Por su parte, el Museo Christian Dior de Granville, localidad natal del creador y centro de peregrinación para sus fieles y admiradores –desde los años noventa difunde la obra del modisto– acoge la exposición Une Maison, des collections, que explora las fuentes de creación de la histórica casa de moda. La exposición que se podía ver hasta el 5 de marzo tendrá su relevo con otra gran muestra dentro de los actos conmemorativos de la creación del histórico ‘New Look’: Dior et Granville. Aux sources de la légende. La villa de Les Rhumbs, la casa familiar y sede del museo, fue recordada por el creador a lo largo de su vida como una de sus fuentes de inspiración. En sus memorias Dior rememoró esa relación mágica con el paisaje y la arquitectura de la villa como la principal influencia de su futuro estilo.

Coincidiendo con el setenta aniversario de Dior se edita una lujosa colección de libros dedicada a los creadores que han protagonizado la historia de la marca. El primer volumen en aparecer está consagrado al fundador, Dior par Christian Dior (Assouline, 2007) a cargo del historiador de la moda, Olivier Saillard, y actual director del Museo Palais Galliera de París, que disecciona con erudición y lirismo los diseños históricos de la marca.

Aquel hombre con aspecto de “apacible cura hecho de mazapán” –como lo describe Cecil Beaton en su libro El espejo de la moda– creaba hace setenta años una silueta que cambió la historia de la moda y su proyección social. “Ver una colección de modelos de Dior desfilando produce el mismo placer que un gran espectáculo romántico lleno de vistosidad”, sentenciaba a manera de profecía Beaton.