¿Está el nudismo en vías de extinción?
El movimiento naturista inventa nuevos reclamos para atraer ‘carne fresca’, mientras la desnudez empieza a empuñarse como arma de reivindicación y protesta.
Si nos damos un paseo por los campings nudistas de Alemania, Holanda o Francia, es probable que encontremos más barrigas, estrías y pechos incapaces ya de resistir la fuerza de la gravedad, que anatomías lozanas y turgentes. De la misma forma que si vamos a cualquier piscina en España, lo normal es que la mayor parte de las mujeres que hacen topless jamás puedan cumplir ya los 35, en una inexplicable regla que dicta que los cuerpos jóvenes se escondan y los maduros se exhiban en toda su plenitud. Una regla que lleva a muchos a preguntarse si el nudismo es una práctica abocada a la extinción como los osos polares, la semana laboral de cuarenta horas o el mandar un inocente email sin que conste en toda la red internacional de espionaje.
Hace ya años que los resorts naturistas de todo el mundo se las ingenian para atraer sangre fresca y así dejar de parecer residencias para la tercera edad: partidas de strip póker al revés –en las que los perdedores empiezan a ponerse prendas encima–, campeonatos de voleibol, fiestas de cuerpos pintados… Sin contar con los festivales de música en los que la ropa es opcional, como Nudestock y Nudepalooza. El Wall Street Journal publicaba un artículo en 2011 al respecto en el que Nicky Hoffman, presidente de la Naturist Society, una de las mayores organizaciones nudistas de EEUU, vaticinaba: “Este modo de vida va a desaparecer, a menos que atraigamos a gente joven”.
El problema es que las nuevas generaciones no parecen estar interesadas en deambular desnudas por los bosques y playas rememorando el bucólico estilo de vida naturista. Según Kika Moreno, presidenta de la Asociación de Amigos del Nudismo en Madrid (AANUMA), “la juventud tiene cosas más serias por las que preocuparse y el nudismo, entendido como una militancia, ha pasado a ser algo secundario. Es normal”. Ismael Rodrigo, presidente de la Federación Española de Naturismo, achaca, sin embargo, el desinterés de los más jóvenes a “que vivimos en una sociedad consumista en la que las marcas y la moda son los distintivos que hacen que los individuos se definan y distingan de los demás, y la filosofía naturista es darle la vuelta a todo eso. Es ver la ropa como un mero elemento que nos sirve para protegernos del frío, pero nunca como algo que represente nuestra personalidad o estilo de vida”.
Ismael reconoce que la federación vivió mejores momentos, pero al mismo tiempo ve señales positivas, como la despenalización de ir en topless por Nueva York (la fotógrafa del Bronx Holly Van Voast, conocida como topless paparazza por ir con el torso desnudo, que ha sido arrestada más de diez veces, ha conseguido que el Estado de Nueva York reconozca lo que la Corte Suprema Estatal determinó hace más de veinte años: que pasear con los senos al aire sin propósitos comerciales es legal tanto para hombres como para mujeres).
Una nueva corriente, que utiliza el cuerpo desnudo para molestar y como pancarta, se extiende por el planeta. Nos quitaremos la ropa, pero no para disfrutar de los rayos de sol ni del agua entrando en nuestras cavidades corporales, sino para protestar. Esta parece la idea de activistas de todo tipo, como las feministas de FEMEN, los ecologistas, que muestran su piel para intentar salvar la de los animales, o los ciclistas que pedalean, como dios los trajo al mundo, para exigir mayor respeto y espacio para los vehículos de dos ruedas en las ciudades.
Aunque el nudismo no ha tenido siempre estos fines reivindicativos, el mero hecho de estar desnudo no es del agrado de todos, y la mayor parte de las veces, esta práctica ha contado con importantes detractores. Según Ismael Rodrigo: “Aunque no tenemos datos fiables, en España se calcula que hay en torno a dos millones de personas que practican esta filosofía de forma habitual”, (algunos diferencian entre nudismo, la práctica de estar desnudo, y naturismo que engloba otros aspectos y que es una tendencia a optar por un estilo de vida más cercano a la naturaleza que puede incluir vegetarianismo o medicinas naturales).
Entre los países europeos más proclives a quitarse la ropa, a pesar de las inclemencias del tiempo, Alemania está a la cabeza, seguida por Holanda y Francia. De hecho, no hace mucho que circularon por la red unas supuestas, que no probadas, fotos de Angela Merkel en sus años de juventud –cuando todavía no tenía nada que ocultar–, practicando la saludable disciplina de ir en pelotas junto a dos amigas. En la Alemania del Este, donde vivió la defensora a ultranza de la austeridad en su juventud, la Stasi espiaba a los ciudadanos y todo estaba prohibido, excepto el nudismo, conocido como Freikoerperkultur (free body culture) y descrito por el poder como “los naturales y saludables sentimientos de nuestra clase trabajadora”.
Ir desprovisto de ropa tiene también muchos efectos beneficiosos para la salud física y psicológica, especialmente significativos en las mujeres. Estudios realizados en 1984 por Daniel De-Goede, psicólogo norteamericano, establecieron que entre todos los grupos evaluados –nudistas masculinos, no nudistas masculinos, nudistas femeninas, y no nudistas femeninas–, las chicas que se quitaban la ropa obtuvieron la puntuación más alta en autoestima corporal, mientras que las que no lo hacían lograron la más baja. Esta práctica promueve también el concepto del cuerpo como un todo, en vez de separar algunas partes como indeseables y vergonzosas. Muchos sostienen también que previene la anorexia, ya que elimina ideas distorsionadas sobre cómo debe ser el cuerpo o el tamaño de los genitales; además de proporcionar numerosos ejemplos de desnudos y no solo los de las modelos o actores porno.
Además, la exposición no abusiva a la luz solar mejora la salud general: provoca la síntesis de vitamina D, vital, entre otras cosas, para la absorción de calcio; estimula el sistema inmunológico y endocrino; y regula el sistema nervioso simpático y parasimpático, gracias al efecto del aire en las terminaciones nerviosas de la piel.
Que las autoridades permitan a los ciudadanos disfrutar de estos beneficios es ya otra cuestión. “En España, después de la abolición, en 1988, de la ley de escándalo público ha habido una permisividad bastante grande”, comenta Ismael Rodrigo. “Sin embargo, se aprecia una cierta ola de puritanismo y ciudades como Barcelona, Valladolid y Cádiz han sacado unas ordenanzas municipales que prohíben la desnudez o semidesnudez en los espacios públicos. Desde la Federación hemos recurrido esas normas porque son anticonstitucionales y, normalmente, los casos de detención por estar sin ropa en playas o parques se ganan casi siempre, porque no se está infringiendo ninguna ley”, puntualiza.
Stephen Gough, el héroe del nudismo que se ha recorrido Inglaterra desnudo.
Cordon Press
Francia es uno de los países europeos que más difícil se lo pone a los nudistas. Según Ismael, “los franceses tienen una sentencia del Tribunal Supremo que declara que la mera desnudez es un acto con connotaciones sexuales, por lo que solo está permitida en playas autorizadas”. Reino Unido tampoco ofrece muchas facilidades pero cuenta ya con su héroe naturista: Stephen Gough, un ex marine escocés de 53 años que se ha pasado media vida en la cárcel por negarse a vestirse. Entre 2003 y 2005 tuvo el valor de recorrer Gran Bretaña, uno de los países con peor climatología del mundo, sin nada más que una mochila y unas botas de senderismo. Cómo sobrevivió a las inclemencias del tiempo, es todavía un misterio.
Mientras, en EEUU la lucha está todavía centrada en la despenalización del topless. Claro que, como comenta Ismael, “en el país de la privacidad todo lo resuelven construyendo resorts o comprando o alquilando playas para los seguidores del movimiento naturista”. En España el Hotel Vera Playa Club, en Almería, es el único que permite el nudismo en todas sus instalaciones.
Se aproximan fechas que celebrar para los amantes de ir con poca ropa. En EEUU, del 9 al 15 de julio, será la semana del nudismo. El próximo 22 de junio es el No Panty Day ( El Día Sin Bragas) y el 9 de julio el No Bra Day (Día Sin Sujetador). Merkel ha conseguido que abracemos la causa del naturismo –como supuestamente hizo ella en sus mejores años– pero a la fuerza, a base de dejarnos a todos en pelotas.
Holly Van Voast, activista neoyorquina que no se despega de su cámara.
Cordon Press
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