El don de ser original
En el reino de las exóticas fashion, Anna Piaggi llevaba la corona. Pero su corte no se queda atrás. Para estas musas de la excentricidad, compradoras compulsivas y estilistas excepcionales de creatividad insaciable, la moda es su razón de ser.
Anna Dello Russo no está sola. A pie de las primeras filas de los desfiles y en las fiestas con más glamour del mundo hay una tribu que busca y consigue ser el centro de todas las miradas. Para el común de los mortales su aspecto se acerca más al disfraz que al atuendo de un experto en moda. Pero estas mujeres atípicas forman parte del verdadero engranaje de la industria. Entre ellas, una modelo casi octogenaria, que sigue en activo y ama las joyas con carácter. «Nadie ve un anillo de cinco quilates», bromea Lady Birgit Lee. «Necesitas cosas que salten a la vista». También, una periodista, Lynn Yaeger, que juega a vestirse de muñeca con un estilo años 20, y una empresaria y consultora de belleza, Michelle Harper, que aprendió a andar con tacones a los siete años. Entre las hazañas de esta última está su aparición en la reciente gala de los CFDA con media parte de su cuerpo cubierta por un vestido de Christian Cota y la otra envuelta en una gasa negra y transparente. Todas escapan airosas de la vulgaridad gracias a una relación íntima con el diseño y el arte, un dominio intenso de los códigos sociales y un gran sentido del espectáculo: al tiempo que son espectadoras en la primera fila de los desfiles, se convierten en personajes dignos de los flashes. Y todo por sus extravagantes looks en los que han invertido miles de euros. En ellas, el exotismo se transforma en profesión.
01. LADY BIRGIT LEE
Pocas modelos septuagenarias pueden presumir de ser el objeto de deseo del objetivo de Tim Walker. Ella lo ha conseguido.
Sus señas de identidad son unas imponentes gafas negras, abrigos largos, pantalones amplios y una gran variedad de sombreros. La modelo danesa Lady Birgit Lee –Gitte para los amigos– viene construyendo su particular estilo desde los 14 años, cuando empezó a confeccionar su propia ropa en Copenhague, lugar en el que nació. Estuvo casada durante más de 50 años con Sir Christopher Lee, conocido por interpretar al conde Drácula en la gran pantalla. Lee se retiró en 1961 pero volvió a los 76 años para protagonizar la campaña de otoño de 2011 de Céline. «Fue maravilloso crecer en los años 50, todo estaba orientado al chic», asegura. «Llevábamos sombreros y guantes. Te educaban para ser una dama». Ahora que es oficialmente una de ellas, la modelo revela una simple fórmula para vestirse de forma elegante: «Nada de estampados. Negro, camel, blanco roto, tonos otoñales y verde caqui. Con esto hay suficiente», comenta. Además, por supuesto, de sus míticos sombreros y turbantes y sus fantásticas joyas.
Lynn Yaeger lleva estola de zorro de J. Mendel, bolso de Louis Vuitton. Las joyas, la ropa y los accesorios son de la periodista.
Tim Walker
02. LYNN YAEGER
Se ha dedicado al periodismo de moda por más de 30 años. Su firma se lee con frecuencia en ‘Vogue’ y ‘The New York Times’.
«No soy el tipo de persona que se arregla porque va a una fiesta o a un desfile», dice la veterana periodista de moda Lynn Yaeger. «Poseo mi estilo propio y así lo expreso siempre. Nunca tengo un mal día en lo que a moda se refiere». Cuando era una niña le dio la espalda a los pantalones; Yaeger prefiere los vestidos de volantes sin cintura y cuantas más capas, mejor. «Soy lo opuesto a alguien que va al gimnasio y quiere mostrar su cuerpo. Siempre me pongo enaguas de tul debajo». Esta experta en mercadillos y coleccionista de juguetes antiguos recuerda un periodo de su vida en el que solo vestía con hallazgos vintage de los años 20. «Quería piezas geniales e interesantes que no podía permitirme. Así que eso fue una buena solución». Su fase rebelde, sin embargo, se centró en Nueva York. «Fui la peor punk que uno pueda imaginar. Mi cara es como la de una niña boba. Los años 20 me sientan mejor». Yaeger, que siempre compra las cosas de dos en dos, le ha echado el ojo ahora a varias batas de carnicero. Pero advierte que tener un estilo excéntrico, algo que ella reconoce poseer, puede ser «letal, porque no se trata de estar sexy. La audacia puede ser desconcertante para cierta gente».
Michelle Harper con gafas de Oliver Goldsmith, cuello de plata, brazalete y pulsera con pluma de avestruz, todo de Betony Vernon. El sujetador y el culotte son suyos. Lleva Helmut Red Lipstick de House of Exposure.
Tim Walker
03. MICHELLE HARPER
Consultora y empresaria de belleza. Después de verla, resulta increíble que adore trabajar en el laboratorio.
Aunque nació en Colombia, Michelle Harper pasó sus años de formación en Nueva York. Sin embargo, debe su original estilo a sus abuelos. Él, un arquitecto que construyó una iglesia en su Barranquilla natal, fue una figura del modernismo. Y ella fue la responsable del primer gran contacto de Michelle con la alta costura. Sucedió en un desfile de Yves Saint Laurent. También fue quien le enseñó a una Harper de siete años cómo andar con tacones. «Me puso un libro en la cabeza y me dijo que bajase las escaleras. Cuando era una niña, me colaba en su armario, que era un templo del glamour con piezas de Dior y Balenciaga. Me ponía sus perlas, una de sus pelucas, su perfume Shalimar, una capa de Balenciaga y tacones. ¡Ese vestuario para una cría era una locura!». Su padre, marchante de arte, también tenía una forma de vestir extravagante. «Solía comprarme ropa salvaje que me convertía en la niña más rara del colegio», asegura. Ahora, Harper vive en Nueva York. Se dedica a la consultoría de marcas y es cofundadora del holding cosmético CB LLC. Prefiere vestirse de forma intuitiva. «Empiezan a surgir imágenes en mi cabeza y… ¡lo tengo! La gente en realidad se sorprende cuando ve cómo me arreglo, porque soy muy rápida», dice. Su creatividad inspira a diseñadores como Nicola Formichetti, cabeza de Thierry Mugler, que la incluyó en la serie de vídeos The New Muse. Dejando a un lado los códigos de etiqueta más estrictos, Michelle no duda en salir de casa sin zapatos o bajar en pijama. «¡Un poco de frivolidad, por favor! La moda es y debe ser divertida».
Amanda Harlech con vestido de alta costura de Chanel, velo de Piers Atkinson y guantes de LaCrasia Gloves
Tim Walker
04. AMANDA Y TALLULAH HARLECH
La madre es musa y la hija es modelo precoz con aspiraciones creativas. Llevan la moda en los genes.
Como asesora de John Galliano durante sus primeros 13 años en la industria y de Karl Lagerfeld en los últimos 12, «he realizado el viaje más extraordinario que pueda hacerse por la moda», asegura Amanda Harlech. Ella achaca su interés por el tema al vestuario que lucía en su infancia, repleto de prendas de gasa y capas de terciopelo. Y también al libro The Cuckoo Clock, de Mary Louisa Molesworth, que trata sobre una huérfana inválida que realiza viajes extraordinarios guiada por el pájaro de un reloj de cuco. «Se introduce en armarios chinos, llega hasta la tierra de las mariposas y se viste en un mundo totalmente imaginario», añade Harlech. «Ahí me di cuenta de la capacidad de metamorfosis de la ropa. Podía hacer mi propia magia y, con ella, llegar a lugares secretos». Desde entonces, ha adquirido un armario de tan grandes proporciones que solía estar ubicado en el Ritz de París y ahora se encuentra en su vivienda de Shropshire, Inglaterra. Hace poco Amanda estuvo en casa de Lagerfeld en Ramatuelle, cerca de Saint Tropez. «Me encanta ir allí porque puedo ponerme extraordinarias enaguas de algodón del siglo XIX y encaje. Puedo ser completamente creativa y nada práctica». Su hija, Tallulah, una modelo y aspirante a actriz, hizo su debut a los 12 años dándole la mano a Lagerfeld durante el cierre del desfile de alta costura de Chanel en el año 2000. «Yo he jugado y he imaginado, pero mi hija ha llevado la moda al siguiente nivel, la ha teatralizado», dice Harlech.
Tallulah, hija de Amanda Harlech, con sombrero y vestido, ambos de Chanel.
Tim Walker
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