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El culto a Chanel invade el museo

Más de un centenar de vestidos y joyas, y un taller para que los niños diseñen su propio modelo, aguardan al visitante que visite la exposición de Coco Chanel en el Museo Municipal de la Haya

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Getty

Chanel 5, es uno de los perfumes más famosos y duraderos de la historia, pero Coco Chanel, su creadora, no pensaba venderlo en las tiendas. Sus amigas y clientas fieles fueron las primeras en recibir los frascos con una misión pionera: acudir a las mejores fiestas de París para que el resto de los invitados aspiraran el nuevo aroma. El éxito, sin embargo, sobrepasó a la propia Coco, que decidió comercializar la fragancia en una botella que no ha cambiado desde 1921. El relato es auténtico, como también lo es el hecho de que su bolso 2.55 sea el más copiado del mundo.

Marilyn Manroe
Michael Ochs Archives

Marilyn, siempre fiel a Chanel nº5

Getty

Chanel, la marca, es sinónimo de elegancia. Ella, Gabrielle Bonheur Chanel, una mujer legendaria en una industria implacable y perecedera. Ahora, ambos ingredientes han sido mezclados por el Museo Municipal de la Haya (Gemeentemuseum), para convertir a la diseñadora en un icono de estilo y elevarla a la categoría de arte.
 

Christin Losta/ © Draiflessen Collection

La muestra que lo ofrece al público se titula simplemente Chanel: la leyenda, y rebosa de trajes de chaqueta originales, copiados e inspirados en Chanel. De joyas pensadas para grandes ocasiones que sorprenden por su colorido. La mayor parte de las fotos donde Coco, o sus modelos, las llevan puestas son en blanco y negro. Al natural, los verdes, rojos, azules, perla y dorados son atractivos y llamativos a partes iguales. Algunas clientas conocidas, como las antiguas reinas Beatriz de Holanda y Paola de Bélgica, y las actrices Romy Schneider y Marlene Dietrich recurrieron a la casa Chanel en momentos clave de su vida. Romy Schneider llevaba los vestidos de forma regular. Como Audrey Hepburn, que decía sentirse más segura con un Givenchy puesto, otro de los grandes.
 

Bolso diseñado por Karl Lagerfeld para Chanel (2001)

Christin Losta/ © Draiflessen Collection

Y, claro, Marilyn Monroe. Ella no vistió de Chanel, pero hizo más que nadie por la marca de la forma más espontánea. “Uso unas gotas del número 5”, dijo, cuando le preguntaron qué llevaba para dormir. En una vitrina del museo se expone una de las botellas originales, con un resto ya oscuro del preciado líquido, bajo una foto esplendorosa de la estrella de cine. Pero no todo es intocable. El rincón de honor reservado a los “pequeños vestidos negros”, consagrados por Chanel e indispensables en cualquier fondo de armario, da paso a un taller para niños. El vestido debía servir para todo el día, convenientemente aderezado con chaquetas o joyas, según la hora. En La Haya, los más pequeños disponen de patrones para idear su propio vestido, prendas a su medida para probarse y de un libro, Coco, o el pequeño vestido negro para seguir su vida. Coco, hija de un vendedor ambulante y de una lavandera, que en 1935 dada empleo a unas 4.000 personas con unos diseños que han marcado el siglo XX, y que su colega y alumno, Karl Lagerfeld, lleva décadas reinterpretando para la maison Chanel.

Christin Losta/ © Draiflessen Collection

Christin Losta/ © Draiflessen Collection, Mettingen

Algunas de las espectaculares joyas de la creadora que se pueden ver en la muestra

Christin Losta/ © Draiflessen Collection

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