El ‘boom’ de las celebrities que visten ‘marcas de madrina’
Jennifer Lopez, Beyoncé, Camila Cabello o Mariah Carey son algunas de las famosas que han caído rendidas ante firmas desconocidas que hacen de las lentejuelas y de las grandes aberturas su seña de identidad.
Después de revolucionar el panorama digital llevando un vestido con una abertura que casi le llegaba a la cintura el día que conoció a Meghan Markle, Beyoncé volvía a repetir el arriesgado corte en Instagram. La cantante compartía el pasado fin de semana en su cuenta un par de publicaciones en las que aparecía ataviada con un brillante diseño rojo de escote corazón y corte asimétrico que dejaba al aire su pierna izquierda al completo. Si el primero estaba firmado por Cong Tri, un diseñador vietnamita desconocido para el gran público, detrás del segundo también estaba una marca alejada del circuito habitual de las alfombras rojas. Walter Collection, una etiqueta angelina especializada en ropa para eventos era la responsable del diseño.
No era la primera vez que Queen B llevaba esta marca. Ya lo hizo hace un par de años en una de sus primeras aparaciones públicas tras dar a luz a sus mellizos eligiendo un diseño verde esmeralda creado para ella por encargo de su estilista, Zerina Akers. Una imagen que los diseñadores recuperan de cuando en cuando en sus redes sociales recordando al mundo que un día fueron tocados por la gracia de la jefaza de la música. Pero ella tampoco es la única celebrity internacional responsable de catapultar a la firma desde el armario de madrinas y damas de honor hasta la red carpet. Jennifer Lopez, Mariah Carey o Camila Cabello, por citar algunos ejemplos, suelen confiar en sus diseños repletos de pedrería y sus siluetas sin miedo al cut out para asistir a toda clase de citas. Una apuesta que lejos de ser anecdótica se ha convertido en tendencia: cada vez es más frecuente ver firmas vinculadas al mundo nupcial en su vertiente más voluptuosa y arriesgada en la alfombra roja. Stello, Jovani, Romona Keveza, Galia Lahav o incluso la española YolanCris (que, por cierto, también ha vestido Beyoncé) son algunas de las enseñas que ejemplifican este fenómeno.
El denominador común que comparten todas ellas es un desmesurado fanatismo por los tejidos brillantes, las aplicaciones en forma de cristales y pedrería o los escotes pronunciados e imposibles. Una profunda alergia al minimalismo que encaja muy bien con la estética de ciertas actrices y cantantes, aunque en su concepción inicial pudiera estar pensada para vestir a damas de honor, madrinas e invitadas a eventos en general, y a bodas en particular, dispuestas a robarle el protagonismo a la novia. Algo así como otras versiones de firmas de alta costura como Elie Saab o Zuhair Muraid, pero igualmente prohibitivas. Un vestido largo de fiesta de Stello ronda los 2.500 euros de media y en Walter Collection, mientras que el más barato cuesta 900, tienen un buen surtido que supera los 5.000. Pero, ¿por qué las celebrities apuestan por estos diseñadores prácticamente desconocidos?
Las razones son varias. Para empezar, entre su lista de famosas clientas se cuelan muchas actrices y cantantes de segunda división que aún no cuentan con la suficiente popularidad como para que grandes firmas del mundo de la moda quieran vestirlas. Por esos sus estilistas recurren a estas marcas a las que les es mucho más fácil acceder. Lashana Lynch, la primera 007 mujer y negra, ha vestido en tres recientes eventos de Jovani, Stello o Rita Vinieris, esta última centrada, sobre todo, en los diseños de novia. Aunque probablemente a medida que logre hacerse un hueco en Hollywood la veremos con grandes firmas como Valentino, Dior o Chanel, por el momento suele llevar etiquetas mucho menos mediáticas que están encantadas de aumentar su popularidad prestándole o incluso diseñando para ella sus creaciones. La ubicación de gran parte de ellas (Walter Collection y Stello están en Los Ángeles, mientras que Jovani o Romona Keveza tienen base en Nueva York) también facilita las cosas por su proximidad a la meca del cine.
Pero Beyoncé no tiene nada de b-lister como tampoco lo son Jennifer Lopez, Mariah Carey o Cardi B. Lo cierto es que la estética de estas marcas encaja muy bien con la revindicación del barrio que hacen todas ellas. El estilo ‘ratchet’, término que hace unos años hubiéramos sustituido por choni, pero que ahora encuentra en esta palabra una vertiente más empoderadora y menos despectiva, no solo se nutre de chándales y uñas largas. En su versión más sofisticada está íntimamente relacionada con vestidos de fiesta que no le hacen ascos a las lentejuelas o a las aberturas pero que, sobre todo, remarcan y dan protagonismo a las curvas femeninas. Como diría Jennifer Lopez: “Mezclar el glamour con un poquito de la calle”. Cantantes urbanas como Cardi B o Nicki Minaj son buenas representantes de ese mismo lema y artistas de la comunidad latina y afroamericana como Camila Cabello, Dascha Polanco (Orange is the new black), Tiffany Haddish o Lele Pons, también. Será cuestión de tiempo que Kim Kardashian, gran embajadora de todo lo anterior, se una a la lista.
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