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El altar es cosa de (modistos) españoles

Uno de cada 10 trajes de novia que se venden en el mundo es español. Con la Barcelona Bridal Week en marcha, nuestro país se afianza como líder.

Vestidos de novia

El banquete, las flores, el fotógrafo, la luna de miel… El negocio de las bodas mueve en España 3.743,7 millones de euros, según El libro blanco de las bodas, elaborado por la plataforma Bodaclick, la biblia del sector. Incluso se organizan talleres olfativos para elegir la fragancia ideal para el gran día. Pero, sin duda, es la moda la que se lleva el trozo más grande del pastel. Para ser exactos, 1.300 millones de euros, según los datos del ICEX. Para hacerse una idea: es el 15% de lo que factura el sector textil de nuestro país.

Del presupuesto medio de una boda, 23.262 euros, proporcionalmente, el mayor desembolso se hace en el vestido. «La media ronda los 2.000 o 2.500 euros», afirma Marta Príu, fundadora de BCN Wedding Planners, pionera en el sector de organizadores de bodas en España. Lo mismo que el banquete. «Es un alto porcentaje del presupuesto y, aunque las novias suelen ponerse un límite, si ven algo que les gusta, a pesar de que sea más caro, lo compran». El negocio está asegurado.

TERRENO NACIONAL. Ayer terminó la Pasarela Gaudí Novias. En cartel, la flor y nata de la moda nupcial: Pronovias, Inmaculada García, Jesús Peiró, Rosa Clará, Hannibal Laguna… Todos nombres patrios. «Nuestras firmas marcan el pulso del sector». Así de directo es Ricard Flaqué, codirector de Barcelona Bridal Week, que engloba la Pasarela y el Salón Noviaespaña, referente mundial para compradores y mayoristas. «El 63% de los asistentes es extranjero. Vienen de las boutiques más elitistas y los mejores almacenes de Tokio, Moscú, Arabia Saudí o Sudamérica. Tener un diseño español en el escaparate les da caché». No es una opinión, sino una realidad avalada por cifras: España es el segundo exportador de moda nupcial del mundo. Por delante, China. «Ellos ganan en número, pero nosotros somos el referente en calidad», afirma Flaqué. «Nuestra pasarela es como la alta costura de París».

Jesús Peiró «lleva el minimalismo actual a la costura», dice Merche Segarra, su diseñadora.

Jesús Peiró

A la cabeza, Pronovias. Su imperio hace temblar a la mismísima Vera Wang, hasta ahora dueña y señora de los altares más fashion. La empresa catalana –que engloba las firmas Pronovias, St. Patrick y La Sposa bajo el nombre de Pronovias Fashion Group– es la que más vestidos vende en el mundo, acapara el 90% de las exportaciones españolas y factura 140 millones. Cifra que espera engordar hasta los 179 millones este año.

El secreto para (casi) monopolizar el mercado no son solo las 182 tiendas y 3.600 puntos de venta que tiene en más de 104 países. «Han sabido crear una marca», explica Flaqué. Tras Ungaro y Valentino, el modisto Elie Saab firma colecciones para ellos. Karolina Kurkova y Andrej Pejić desfilan en su pasarela, un espectáculo que cada año da la vuelta al mundo. Sus diseños incluso se cuelan en la alfombra roja.

«Pronovias abrió el camino», afirma Jesús Díez, dueño de la firma Jesús Peiró. Pero las demás han sabido continuarlo. «Que España sea la segunda exportadora del mundo es consecuencia de un trabajo bien hecho a nivel de diseño, calidad y profesionalidad». Con ingresos que superan los cuatro millones de euros en 2012 –de los que el 62% corresponden a la exportación–, la suya es la tercera en el ranking de firmas de moda nupcial elaborado por la consultora Deloitte. La segunda es Rosa Clará, que puede alardear de ser la enseña que más ha crecido desde que inició su expansión en 2005: Caracas, Teherán, Estambul, Qatar, Lima, Manila, El Cairo… y así hasta 60 países.

Aplicando la teoría de Darwin a la moda, nuestras firmas han conquistado el mercado porque se han adaptado al medio. Primero, en la Red. «El 98% de las novias que piden cita en las tiendas han visitado antes la web», afirman desde Pronovias. Segundo, dando al cliente lo que quiere. «Cada país tiene sus requisitos y los equipos creativos diseñan conforme a ellos: en Sudamérica gustan los velos; en Rusia, las colas; y en España atravesamos una etapa minimalista», dice Flaqué, que compara esta estrategiaadaptativa a la de Zara. Y tercero, diversificando su oferta en cuanto a precio. «Pronovias y Rosa Clará van al sector medio-alto. El resto de nuestras firmas complementan esa oferta con diseños de alta gama», sentencia Flaqué. Así, las cuentas salen.

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