Juan Duyos: «A mis clientas les pone que no tenga Instagram»
Tras tres ediciones ausente, el diseñador está «nervioso y emocionado» por volver a subirse a la pasarela madrileña. Charlamos con él antes de su desfile sobre el futuro de la industria, su reticencia a las redes sociales o por qué prefiere vestir a mujeres anónimas.
«Estoy emocionado, nervioso, asustado y contento». Juan Duyos responde al teléfono en mitad de las pruebas que preceden a su desfile con una mezcla de sensaciones que no se molesta en ocultar. El diseñador vuelve a la semana de la moda de Madrid después de un parón de tres temporadas y, aunque dos décadas en la profesión han hecho callo en esto de subirse a la pasarela, transmite la ilusión de un principiante. «Cuando un tío te interesa, te pones nervioso. A mí me pasa con la moda», se justifica.
Durante los peores meses de la crisis sanitaria el madrileño prefirió prescindir de presentaciones online, fashion films y otros eventos porque «nadie ha inventado un formato tan ganador como un desfile», asegura. «El riguroso directo, el hacer algo efímero que solo pueden ver tus invitados, es mágico y difícil de recrear en casa». Ahora vuelve a su «formato natural» con una colección que, bajo el título de Jardín Flotante, evoca su reciente viaje a la isla portuguesa de Madeira e incluye piezas realizadas en colaboración con artesanos locales. Pero en este tiempo alejado del calendario oficial de Mercedes Benz Fashion Week también tuvo ocasión de preparar su primera colección de prêt-à-porter, una cápsula que presentó el pasado mes de abril y que ha tenido muy buena acogida.
«En la pandemia todo el mundo te decía que te tenías que reinventar. A mí me daba acojone porque llevo veinte años haciendo moda lenta y es lo que sé hacer, no tengo ni tienda online. Pero, al mismo tiempo, me apetecía hacer prendas más económicas porque no todo el mundo tiene el poder adquisitivo ni las ganas de hacerse algo a medida», reconoce. A la venta en la plataforma multimarca Es Fascinante, que apoya la moda nacional, la colección ha funcionado tan bien que Duyos ya planea nuevas entregas. A lo que no ha sucumbido en este parón que muchas marcas de moda han aprovechado para ampliar y fortalecer el negocio digital es a estrenarse en Instagram. «No estoy en contra de esta red social, pero me va bien sin ella. A mis clientas les pone que no lo tenga porque es esa sensación de estar comprando algo único, una pieza que premia la calidad versus la cantidad». Además, admite, cuando ha vestido a alguna celebridad con cientos de miles de seguidores no siempre esa visibilidad se ha traducido en ventas. «La gente llama y te manda mails, pero luego no compra».
Lo que sí copan esas apariciones son titulares. Como cuando la reina Letizia volvió a ponerse este año el mantón de manila que Duyos reconvirtió en falda. «Cuando llegó el encargo me puse nervioso porque es un personaje único y muy especial», apunta discreto. Sin embargo, el verdadero éxito radica para él en vestir a gente anónima. A esas clientas que durante unos meses se ausentaron de su taller ante la falta de eventos, fiestas y alfombras rojas, pero que ahora vuelven con energía y muchas ganas de volver a llevar sus creaciones. “De la pandemia saldremos taraos, pero esa ilusión que tenemos por vestirnos y salir se va a mantener”.
Por eso mismo, esa obsesión por recuperar la vida prepandémica, Duyos considera que los cambios que se auguraban para la industria de la moda no serán tales. Muchas son las voces que apuntaban –y apuntan– a una moderación en el ritmo de las colecciones y una apuesta por comprar menos y mejor, pero para él es «una teoría muy bonita que no se llevará del todo a la práctica porque el ser humano tiende a hacer siempre lo mismo». «Sí creo en que el consumo será más responsable, pero por lo demás volveremos a lo mismo».
En lo que le toca afronta el futuro inmediato con la misma ilusión que su próximo desfile, que estará ambientado en un mercado de Madeira cuando pasa la oleda de compradores y se queda vacío. «Me gustó mucho lo orgullosos que están los madeirenses de su isla. Creo que nosotros deberíamos hacer igual y dejar de mirarnos en los espejos de fuera», apunta como fórmula para encarar la recuperación de un sector que «siempre está recuperándose». «Hay que aceptar que tenemos lo que tenemos y somos lo que somos. Reconocer quién es nuestra prensa, quiénes son nuestros diseñadores y nuestros clientes. Porque si nos comparamos con lo que pasa fuera siempre vamos a ser los frustrados».
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