Dallas encuentra en Karl Lagerfeld a su nuevo J.R.
Chanel celebra en Dallas su desfile anual «Métiers d’Arts» siguiendo los pasos de Mademoiselle. La ciudad tejana está en el punto de mira de las firmas internacionales y se confirma como uno de los centros neurálgicos de moda del país.
Coco Chanel viajó a Texas por primera vez en 1957. Hacía seis años que no pisaba Estados Unidos y tan solo tres desde que retomara las riendas de la maison tras el paréntesis forzado por la Segunda Guerra Mundial. La diseñadora francesa acudió invitada por Stanley Marcus, el presidente de los grandes almacenes con sede en Dallas, Neiman Marcus, a propósito de los festejos de 50 aniversario de su fundación y del fallo a su favor del Neiman Marcus Fashion Award. Un reconocimiento honorífico concedido a tantos otros diseñadores europeos a lo largo de su historia; entre ellos Christian Dior, Balmain, Ungaro, Valentino, Saint Laurent o Miuccia Prada, y que dejó de entregarse en 1995 pero que hoy recibirá excepcionalmente Karl Lagerfeld por sus distinguidos servicios. Estos premios fueron en su época el equivalente a los CFDA de hoy en día y vienen a demostrar el tradicional y refinado interés de los tejanos por la moda, especialmente aquella venida del Viejo Continente. Así, mientras el prestigio precede a Nueva York y el glamour avala a Hollywood, no solamente de poder y dinero al estilo Ewing se nutre Texas. Un hecho que pudo comprobar la propia Coco en aquel viaje, prejuicios en forma de anécdota de por medio.
Cuenta Hal Vaughan en "La guerra secreta de Coco Chanel" que durante esa estancia que se prolongó durante 12 días, a Coco la llevaron a visitar el rancho de los Marcus, propiedad del hermano del por entonces presidente. Allí la agasajaron con un festín al estilo sureño con barbacoa a base de carne y alubias como acompañamiento. Un menú imposible para una francesa acostumbrada a otra clase de frugalidades que acabó educadamente en el suelo aunque accidentalmente sobre los satinados y rojos zapatos de Elizabeth Arden, sentada a su lado. Tras el banquete organizaron un surrealista desfile de moda con vacas de la ganadería familiar, una de ellas ataviada con perlas imitando el inconfundible estilo de Coco. A pesar del folclore, Chanel acabó afirmando que si bien "antes de llegar me sentía tan fascinada como asustada con la idea de que todo esto fuera como un desmesurado plató de película, la gente es cercana y genuina, como una gran y acogedora familia".
El mismo clan que supo ensalzar la vuelta de Coco Chanel a la moda tras 13 años de pausa. Mientras en Europa su regreso al taller en 1954 fue recibido de manera fría y despectiva, el mercado americano se rindió a la visión de la diseñadora. Y no solamente por ser la "emancipadora de la silueta femenina y gran revolucionaria del estilo de la mujer" sino por algo tan business oriented, vamos, tan americano, como "haber trasladado el perfume de la botica a la boutique y no haber interrumpido la producción de Chanel Nª 5 en tiempos de guerra". Así resumían los diarios de la época los méritos de Gabrielle Bonheur. Será una coincidencia temporal pero si Coco viajó a Texas aprovechando el 50 aniversario de Neiman Marcus, Karl Lagerfeld ha trasladado hasta allí su desfile anual Métiers d'Art -el quivalente al preotoño del resto de firmas, celebrado anteriormente en Escocia y Shanghái, o consagrado sin salir de París al Rajastán y el imperio Otomano- al tiempo que se cumplían 50 años de la muerte de JFK. Un asesinato ligado de manera accidental a la maison francesa visto que el famoso y ya histórico traje rosa que llevaba puesto Jackie Kennedy ese fatídico día, era de Chanel.
Hoy en día, la parroquiana tejana ya no es esa multimillonaria de pega al estilo Sue Ellen, hortera y ostentosa, que tanto nos gusta a los nostálgicos (nadie ha posado jamás para una ficha policial como lo hizo ella el día que la detuvieron por disparar, presuntamente, a J.R.). Made in Texas de pura cepa son las modelos Jerry Hall o Erin Wasson (presente ayer); Beyoncé y su hermana Solange, Eva Longoria y Selena Gomez, así como Tom Ford. Karl Lagerfeld, desde luego, nada tiene que envidiarle ni al pedigrí ni al genio y figura del poderoso, y ambicioso, John Ross de "Dallas". Él nunca hubiera osado montar un autocine de estilo años cincuenta, con sus Chevrolets y carteles luminosos, así como un rodeo a modo de pasarela, en uno de los conjuntos arquitectónicos más emblemáticos de la ciudad (el Fair Park). Algo que sí hizo ayer Karl para presentar a lo grande su colección Paris-Dallas, con 94 salidas y Caroline de Maigret a modo de novia india incluida, y estrenar "The Return", el corto que ha escrito y realizado sobre la vuelta de Coco Chanel al trabajo. Un filme protagonizado por Géraldine Chaplin, Anna Mouglalis, y Rupert Everett.
Carolien de Maigret, una de las musas de Karl lagerfeld, cerrando el desfile ¿vestida de novia?
Getty
¿Pero por qué Texas más allá de la conexión emocional con la maison? El estado en general (Austin puede presumir de contar con uno barrios más hipsters del mund0 y un festival de música como el South by Shouthwest y Austin City Limits) y Dallas en particular, hace tiempo que están cambiando su fisionomía para convertirse en un tentador mercado y atractivo destino de compras, tanto para marcas nacionales como internacionales. Su zona comercial está en pleno proceso de transformación para adaptarse a ese nuevo perfil de consumidor tradicionalmente pudiente gracias al negocio del petróleo al que Chanel no ha querido perder de vista. Un cliente que ya no solamente consume marcas de lujo en tiendas multimarca locales sino que, además de gastar en H&M, demanda una exclusividad como la de Nueva York, Londres o París, pero en versión mall. Hasta allí han peregrinado en los últimos meses Victoria Beckham, Mary Katrantzou, Viktor & Rolf o Carolina Herrera; Alexander McQueen acaba de abrir un establecimiento en la ciudad y Dior ha reubicado su espacio con una nueva tienda insignia. La moda aplicada al campo del arte es otra de las debilidades locales. A Dallas viajó hace un par de años "El mundo de Jean Paul Gaultier" y en el Dallas Art Museum tienen parcialmente replicada Villa la Pausa, la residencia de verano de Mademoiselle.
Ahora, el grueso de invitados al desfile de anoche aprovechaba su estancia en la ciudad para visitar otra posada. El destino más solicitado estos días ha sido Southfork Ranch, el televisivo hogar de los Ewing en la cercana localidad de Parker. Y eso porque quedaba lejos y hubiera estado feo desplazarse hasta Marfa para conocer, antes de que desaparezca, uno de los más absurdos aunque obligados lugares de peregrinación entre los amantes de la moda de paso por Texas: la instalación a modo de tienda fantasma que tiene Prada en la interestatal 90.
Anna Wintour y Karl Lagerfeld compartieron coche para la sesión de ‘drive in cinema’.
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Dakota Fanning, una de las asistentes al desfile, con vestido Alta Costura otoño-invierno 2013/14 de Chanel.
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Kristen Stewart, que será imagen de la maison en una campaña París-Dallas que podremos ver a partir de mayo de 2014, acudió con cropped top y pantalón de cuero naranja de la colección Primavera/Verano 2014.
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