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«Chica buenorra caminando» o «Matemáticas de chica»: los hashtags de 500 millones de visitas que convierten la vida cotidiana de las mujeres en subculturas

Las redes sociales han convertido el sustantivo «girl» (chica) en un adjetivo para etiquetar a las mujeres. Y todo es posible.

Multiple exposure of young woman with head in hands
Westend61 (Getty Images/Westend61)

“Calculo las cosas en prendas de Zara”, “si lo pago y luego me hacen bizum = gano dinero”, “si le regalo algo a mi novio = gratis”. Estas son algunas de las afirmaciones que Paula Acedo (@paauulz_ en todas las redes) compartía en un TikTok en el que hablaba sobre un concepto que ha corrido como la pólvora por la red social favorita de la Generación Z,  las «matemáticas de chicas», conocidas en dicha plataforma, donde el inglés es la lengua franca como “Girl Math”. No solo Acedo compartía estas reglas personales sobre el dinero, sino que miles de chicas en TikTok lo han ido haciendo a lo largo de este mes de manera que «Girl Math» ya era prácticamente una corriente que recogía una sensibilidad.  El hashtag acumula más de 500 millones de visitas en TikTok y recoge los miles de vídeos con consejos financieros sobre inversión, ahorros y compras que monopolizan chicas cuya forma de comprender el dinero tiene hasta una estética común. 

El concepto «Girl Math» es solo uno de los muchos que copan Internet ahora mismo en torno a la etiqueta “Girl”, en inglés «Chica», un sustantivo que se está utilizando como adjetivo que recoge todas tendencias y experiencias que afectan a las mujeres jóvenes. “Girl”, a pesar de que  hace referencia al universo femenino no tiene nada que ver con ser «femenina»: ser «girl» tiene que ver con la experiencia de ser mujer, entendida esta como algo cerrado y definido por cosas tan peculiares como eso, calcular mentalmente a qué equivalen los ahorros personales en función del número de prendas de Zara que se podrían comprar con ellos. 

Las posibilidades de la etiqueta «Girl» son infinitas en TikTok. Una chica puede ser desordenada y caótica (“Girl Rat”), puede priorizar mucho el cuidarse, ser extremadamente organizada,  hacer mucho deporte y con su conducta rozar el porno de productividad (“That Girl”), puede no tener aspiraciones y sentir que va muy por detrás de sus amigas (“Girl Rot”), puede decidir ir a andar y solo pensar en cosas por las que está agradecida, cosas que quiere conseguir, cómo conseguirlas y lo buena que está («Hot Girl Walk»), puede disfrutar de la naturaleza («Girlmossing») y puede decidir si quiere cenar sin pretensiones ni trabajo extra un hummus con crudités, medio huevo duro y un vaso de gazpacho (“Girl Dinner”): todas estas variantes de la etiqueta «Girl» tienen una estética, una imágenes y unas conductas asociadas que las convierten cada una de sus variantes en algo similar a las tribus urbanas aunque pasado por el tamiz del consumo, como explica la Youtuber especializada en culturas de Internet Mina Le.  

“Girl” implica que muchas de las cosas que parecía que eran solo peculiaridades raras, al compartirlas en internet, lleguen a tantas otras personas que viven lo mismo y se conviertan en experiencias que pasan a formar parte del imaginario colectivo. Muchas veces el uso de “girl” es también irónico o en clave de humor autodespreciativo, como ya es habitual entre la Generación z. Para Rebecca Jennings, periodista especializada en celebrities,  en realidad son mucha más tendencias: son “campañas de marketing” ejecutadas por los mismos usuarios de las redes sociales, porque “internet nos ha convertido a todos en editores y creadores de contenido”.  Madison Wild, una de esas creadoras de contenido, con más de medio millón de usuarios en TikTok, reflexiona sobre la adjetivización del sustantivo “Girl” y rememora el término “Girlboss”, popularizado en 2014, con figuras como las de Elizabeth Holmes y Sophia Amoruso para representarlo: aquel arquetipo de chica era una  “jefaza” que aún siendo una mujer actuaba con la fiereza de un alto ejecutivo hombre en entornos corporativos. Lo más sorprendente del actual uso de la etiqueta «Girl» es que no tiene límites de edad y no representa realmente a lo que se entiende por una «chica», es decir, una mujer muy  joven. En realidad abarca a todas. Jennings escribe que no sorprende que la mujer moderna se refiera a sí misma como “chica”, porque la condición para serlo es “la ausencia de cónyuge o hijos” y en la sociedad contemporánea esto es frecuente. Como también lo es la idea de que existe una comunidad femenina transversal en la que la edad no existe. 

Para Jennings “Girl Dinner” es algo divertido, en contraposición a lo que significaría la etiqueta “Woman Dinner” : “Woman Dinner evoca la imagen de una señora casada, que ya ha alimentado a su marido y a sus hijos, comiéndose los últimos restos de lo que sobra antes de meter los platos en el lavavajillas». Mina Le, la vídeoensayista, habla en su canal del auge de la estética “girl” y de todas las subculturas fragmentadas como una posible respuesta a la atmosfera políticosocial turbulenta de las últimas décadas, junto con haber crecido online y el anhelo por formar parte de una comunidad, aunque esta comunidad gire en torno a las características más absurdas (como los métodos de ahorro). Y para sostener su idea menciona a la tiktoker especialista en consumo Becky O’Connor quien afirma: “Nos vemos empujados cada vez más a comprar cosas y hacer que las compras sean nuestra identidad”.

Esta aseveración sobre el consumo como actividad capaz de definir identidades se traslada aún con más razón al trabajo. Y ahí, precisamente, nace la etiqueta «Lazy Girl Job», que define a una chica sin ambiciones que quiere trabajar lo justo para pagar los gastos y así tener más tiempo para construir su identidad precisamente… fuera del trabajo. 

El último fenómeno viral: la “Tube Girl”

Sabrina Bahsoon es una chica de Londres que se ha viralizado en TikTok con sus vídeos desde el metro, grabados con la lente del móvil a 0.5x en vagones llenos de gente. El furor empezó con este en el que se graba a sí misma moviéndose al son de un remix musical: “Delirando y actuando como si estuviera en un vídeo musical cada vez que estoy en el metro”. Lleva más de 50 millones de visitas con este tipo de vídeos en los que ella misma se anima, y comparte que sí, que la gente la mira, pero que no está para nada avergonzada por ello.  Con esto, “tube girl” ya es algo que está siendo replicado a diario en TikTok, y representa a una chica que tiene confianza en ella misma, romantiza su vida y hace siempre lo que le apetece, algo que Bahsoon ha llamado el “Tube Girl Effect” (efecto chica del metro).

La artiste Kae Tempest escribe en Conexión que de James Joyce aprendió que en su particularidad estaba lo universal y que cuanta más atención prestas a tu particularidad, más fácil es llegar al público. Las chicas de TikTok lo tienen claro.

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