Biografía de un estampado: las estrellas
Hoy en día no hace falta ser astrólogo para encomendarse a los astros: el print de estrellas brilla con luz propia desde hace décadas y esta temporada con la estela renovada.
La última gran lluvia de cuerpos celestes la vivimos en 2008 con las colecciones primavera/verano de Yves Saint Laurent y Chanel; Stefano Pilati y Karl Lagerfeld plantaron sus luceros en ropa y complementos (zapatos y collares) y Kate Moss se encargó de propagar el fenómeno e incorporarlo a sus propios diseños para TopShop.
¿Se inspirarían los celebrados creadores en el vestido que Ágatha Ruiz de la Prada le hizo dos años antes a la presidenta de la Comunidad de Madrid?
Pixie Geldof con un diseño estampado de estrellas.
Getty Images
Aunque las constelaciones y planetas se han conjurado varias veces para sobresalir -de la mano de la línea de bolsos de Peter Pilotto para Kipling o el Crucero 2011 de Christopher Kane, las estrellas siguen dominando el universo monopolizadas por Dolce & Gabbana. El dúo de italianos las estampa hasta en abrigos de piel y a las puertas del invierno estamos ya hartos de verlas en portadas, alfombras rojas, fiestas y a rebufo, en tiendas lowcost. Estas últimas -capitaneadas por Zara- se adelantaron en verano a la tendencia e inundaron las calles de monos grabados con firmamentos.
¿Cómo llevarlas? Si vienen en vestidos, hay que cederles todo el protagonismo y rematar el estilismo con accesorios neutros y pocas joyas; si al contrario la dosis toma forma de top o pantalón, las más atrevidas pueden aventurarse a maridarlas con otras de su especie, aunque no tengan el mismo tamaño o color, e incluso jugar a mezclarlas con flores, animales o rayas. En pequeñas dosis son perfectas como pendientes, anillos o colgantes, en medias y ropa interior.
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