¿Te arrepientes?
Los peores arrepentimientos son los amorosos. El trabajo queda en segundo lugar.
Quizá sirva como (triste) consuelo en un país con 5,2 millones de parados: los errores que cometas en tu carrera laboral tendrán menos peso en el futuro que las meteduras de pata en el terreno de los amores o, en general, las relaciones sociales. Esto es, al menos, lo que apunta un nuevo estudio de la Universidad Northwestern, en EEUU, que indica que los principales arrepentimientos en la vida de las personas proceden del amor y del trabajo, pero es más difícil sobreponerse a los primeros. “La necesidad de pertenencia no es sólo uno de los motores de los humanos, sino también un componente fundamental del arrepentimiento”, escribe Neal Roese, profesor de esta institución y director del estudio.
Roese y su equipo ya habían señalado con anterioridad que los errores de tipo romántico son los predominantes. Pero la nueva investigación, que se publicará próximamente en la revista Social Psychological and Personality Science, va más allá e incide en el impacto de las relaciones sociales.
“Los matrimonios fracasados, las relaciones turbulentas o el tiempo que no se pasó con los hijos son susceptibles de generar arrepentimientos que duran toda la vida”, indica el estudio. ¿Por qué causan tanto dolor? Porque suponen una amenaza para la necesidad de pertenencia de una persona, algo que guarda una poderosa relación con el bienestar y la salud mental.
El tema de los arrepentimientos está de moda gracias a la popularidad de Bronnie Ware. Esta enfermera australiana pasó varios años cuidando a enfermos terminales, a los que preguntó por los desaciertos que habían cometido a lo largo de su vida. Ware agrupó las respuestas en varios bloques y con este material escribió el libro The Top Five Regrets of the Dying (sin traducción al español). Sus conclusiones coinciden grosso modo con las de Razones para vivir, un compendio de las lecciones de vida de más de 1.200 personas mayores de 65 años. Y también parecen dar la razón al estudio de Northwestern: en su lecho de muerte, el arrepentimiento número dos de los moribundos es este: Me gustaría no haber trabajado tan duro.
Semejante afirmación pondrá los pelos de punta a Dolores de Cospedal. La presidenta del PP dijo el lunes que hay que trabajar más horas. Hazlo, y arrepiéntete después: “Esta es la reflexión de todos los hombres a los que cuidé. Echan de menos la infancia de sus hijos y la compañía de sus parejas. Se arrepienten profundamente de haber pasado tanto tiempo en la rutina de una existencia dedicada al trabajo", escribe la enfermera.
Por otro lado, la gente parece arrepentirse con mayor frecuencia de las omisiones que de los actos. "Todo lo que hacemos en nuestra vida, sea bueno o malo, nos ayuda a aprender algo. Por eso es más común arrepentirse de algo que no hicimos", piensa Ware.
La investigación de Northwestern indica que las personas arrepentidas por eventos o decisiones sobre las que no actuaron en su momento tienden a permanecer arrepentidas más tiempo que los individuos que sí actuaron (aunque luego se arrepintiesen). Algo peligroso cuando una persona se queda rumiando sobre la oportunidad perdida. Aunque sea doloroso, Roese señala que el arrepentimiento tiene el potencial de ayudar a centrar la atención y mejorar la facultad de tomar decisiones.
“En general, es una emoción útil”, dice Roese. “La manera más apropiada de experimentarlo es sentirlo intensamente, después superarlo rápidamente y utilizarlo como espoleta para nuevos comportamientos más beneficiosos”. Roese abundó en estudios anteriores en las diferencias entre ambos sexos: los hombres tienden a mencionar con mayor frecuencia desatinos relacionados con el trabajo, mientras que para las mujeres tienen más peso los asuntos amorosos. En cualquier caso, cuando se combinan los sexos, los lamentos de tipo romántico continúan siendo los más frecuentes.
Nos queda por saber si se arrepienten igual los norteamericanos que los españoles. Aunque ahora están de moda los arrepentimientos financieros en forma de hipoteca, la psicóloga con consulta en Madrid Mónica Manrique piensa que en España los resultados probablemente serían similares. En cualquier caso, Manrique apunta que “a las personas nos gusta ser coherentes. Así que cuando tomamos una decisión y no estamos seguros de si hemos actuado correctamente, hacemos un esfuerzo por buscar todos los argumentos a favor de nuestras decisiones para quedarnos tranquilos”.
¿Será que la culpa es de otros? Por haber, hasta existe un grupo de Facebook (¡con más de dos millones de seguidores!) bajo la siguiente premisa: “Yo no me arrepiento de mi pasado, me arrepiento del tiempo que pasé con la gente equivocada”.
Natalia Martín Cantero es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
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