Milena Busquets: «Nunca he trabajado mucho, a veces por decisión propia y otras porque sencillamente no tenía trabajo»
Queremos saber cómo mujeres influyentes a las que admiramos dejan de lado el trabajo y desconectan. Saber parar, decir que no y apagar las notificaciones de WhatsApp también son parte del éxito porque como bien sabemos «la vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado».
Milena Busquets tiene una carcajada sonora, que desmarca y contagia a partes iguales. Le entusiasma Cadaqués y afirma que Proust ensanchó su mirada ante el mundo. La escritora nació en Barcelona y estudió Arqueología en el University College de Londres.
Saltó de entender la vida a través de los restos materiales de antiguas civilizaciones a comprenderla mediante las palabras. Tras trabajar muchos años en el mundo editorial, ha publicado las novelas Hoy he conocido a alguien, También esto pasará y Gema, y la recopilación de textos periodísticos Hombres elegantes y otros artículos.
De la escritura, la autora dice muchas cosas: “Escribes contra ti primero y luego contra todo el mundo. Te pones a ti mismo contra las cuerdas, es el trabajo más solitario del mundo, no te tienes ni a ti, te presentas completamente despojado, es peor que el amor.”
Milena reconoce en el podcast Hotel Jorge Juan que, de ser consciente de que escribe para otros, no se atrevería a plasmar reflexiones tan íntimas como las que comparte en Las palabras justas, un diario que apela a las emociones de quien lee con temas tan variados como el amor, los hijos, la elegancia o el paso del tiempo.
Una vez publicado su último libro, la autora habla sobre el esfuerzo que supone encontrar las palabras justas a la hora de escribir, cómo desconecta y sus preferencias al descansar.
Encontrando momentos de inactividad absoluta
No me cuesta encontrar momentos para descansar. Nunca he trabajado mucho, algunas veces por decisión propia y otras porque sencillamente no tenía trabajo, así que no necesito poner límites. Alguna vez sí que me he sentido culpable por no estar produciendo, pero siempre he pensado que es importante el reposo, la reflexión y los momentos de inactividad absoluta.
Como lugares para desconectar, me encanta mi sofá, pero también descanso cuando voy de viaje por vacaciones con mis hijos, aunque no paremos ni un minuto.
El esfuerzo físico de escribir
Por descanso entiendo lo que entiende todo el mundo supongo: poder dormir lo suficiente o lo que a uno le venga en gana, dedicar el día a las cosas que te apetecen, leer, pasear, estar con tus hijos, bañarte en el mar, largas comidas y sobremesas.
Escribir, a veces, me sirve para desconectar, pero es otra cosa, tal vez desconectas, pero no descansas, es un esfuerzo físico importante escribir. Encontrar las palabras justas es lo más agotador del mundo, incluso para alguien cuya profesión consiste precisamente en eso.
Estar cerca del Mediterráneo, tratarse con cuidado y la risa como terapia
La verdad es que no tengo trucos mágicos, tratarme con cuidado, dormir y comer bien, estar con gente que me hace reír, estar cerca del Mediterráneo si es posible, bañarme en el mar.
Cuando me doy cuenta de que estoy un poco al límite, después de la publicación y promoción de un libro, por ejemplo, me tomo cuatro o cinco días libres, a veces simplemente para estar en casa sin hacer nada más que ver series, cuidar de la casa y de mis hijos, pensar.
Cuando me puede el estrés, ¡lo paso muy mal! Cuando ya estoy mejor: yoga, buenas amigas, hijos, un té, mirar por la ventana y pensar que tengo salud y dos o tres personas alrededor que me quieren, y que lo demás, a fin de cuentas, no tiene demasiada importancia.
Sobre qué hacer para descansar bien
Depende. No forzarme a ir a dormir aunque sea tarde si no tengo sueño. Beber muy poco alcohol por la noche, máximo una copa. Una buena cama, buenas sábanas, una buena almohada. Alguien querido cerca. Penumbra. Poco ruido. La ventana abierta. El rumor de una calle tranquila.
Un libro, una serie, una canción que relajan
La buena literatura siempre me relaja, Delibes, por ejemplo, El príncipe destronado, que releí hace un par de días. Los programas de cocina, el último, Iron chef en Netflix. Canción infalible: Why worry de Dire Straits. Compañía: mis hijos, mis amigas de verdad.
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