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Sexo de despedida con un ex: ¿una idea desastrosa o una apuesta segura?

Quienes practican sexo como cierre de una relación o los que se acuestan con quien ya es una expareja en toda regla han de analizar las consecuencias de caer en brazos de la nostalgia

Sexo de despedida con un ex
Un fotograma de la película 'Alta fidelidad' (2000).Alamy Stock Photo

¿Es el denominado break up sex, es decir, el sexo que se practica en el momento en el que se decide que la relación ya no da más de sí, tan excitante como lo venden las películas o es un desastre autodestructivo que ensucia la clausura capaz de despertar nuevas emociones y traumas? ¿Es el sexo con una ex pareja una idea nefasta o una apuesta segura para quien busque el orgasmo?

El estudio de 2020 The psychology of breakup sex: Exploring the motivational factors and affective consequences of post-breakup sexual activity’ (La psicología de la ruptura sexual: exploración de los factores motivacionales y las consecuencias afectivas de practicar sexo tras romper) tenía como cometido comprender por qué después de romper, tantas personas deciden practicar sexo con quien han sido sus parejas y cuáles son sus consecuencias, pues sus autores pensaban que la cultura pop había romantizado en exceso este tipo de conductas. “Mantener contacto sexual con una expareja puede tener diversas consecuencias. Los implicados pueden experimentar angustia y querer volver a estar juntos, mientras que, por otro lado, pueden vivir una experiencia que les motive a revivir su relación”, explican los autores.

Los autores de este estudio diferencian entre el denominado break up sex, que es el que pone el cierre a la relación, y el sexo con quien desde hace un tiempo es ya una expareja. El estudio señaló que las mujeres tienden a sentirse peor consigo mismas después de poner en marcha ambos tipos de encuentros, mientras que los hombres, simplemente, se sienten entusiasmados por tener relaciones sexuales. “Está bastante claro que hombres y mujeres tienden a tener diferentes motivaciones y consecuencias psicológicas cuando se trata de un encuentro sexual con una expareja, siendo los hombres más propensos a hacerlo por motivos hedonistas. Saber que la persona no está segura de si realmente quiere estar allí, pero lo hace de todos modos en aras de su placer, bien podría ser razón suficiente para no hacerlo en primer lugar”, advierten los autores de la investigación.

Las consecuencias del sexo en clave ‘flashback’

Respecto a practicar sexo con quien acabas de dejarlo, Laura Morán, autora de Perfectamente imperfectas, quiere matizar que el mito de que el enfado puede conducir a un sexo maravilloso es solamente eso: un mito. “Lo que indican las investigaciones es que las mujeres, cuando tenemos un estado de ánimo de afectación negativo (estrés, tristeza, rabia), no solemos ser tan proclives al encuentro sexual. Es cierto que los hombres, estando enfadados, sí pueden ver el sexo de reconciliación como un encuentro sexual con el que medir el nivel de enfado y tener la oportunidad de reconectar físicamente con la pareja. Lo ven como mesa de negociaciones del conflicto, pero para las mujeres, el sexo es la mesa de las celebraciones”, asegura.

Tanto el sexo con una pareja con la que estamos en pleno proceso de acabar la relación como con una expareja con la que hace un tiempo que no estamos lleva inevitablemente a vivir viejos sentimientos o hacernos pensar que la relación no está realmente terminada. “Cuando tenemos contacto con nuestra expareja y surge un encuentro sexual puede ser que alguna de las dos partes o ambas se dejen llevar por ese recuerdo que tienen de los momentos bonitos que pasaron juntos, unos recuerdos que quieren volver a repetir. El cerebro a veces desea que te quedes únicamente con esa parte buena para protegerte y te olvides así de los momentos no tan espléndidos o que no funcionaron. Esos malos recuerdos que se tienen a ignorar son justamente los responsables de que esas dos personas no sean pareja en actualidad”, explica a S Moda Rocío Moñino, psicóloga y sexóloga de VivelaVita.

Por su parte, Mariona Gabarra, sexóloga, explica que por si fuera poco, tener sexo con una expareja o con quien lo va a ser después del encuentro (sí: este tipo de relaciones sexuales son una suerte de augurios libidinosos) puede poner la zancadilla a futuras aventuras o relaciones. “Al comenzar a conocer a personas nuevas, la complicidad en el sexo no es tan fácil, pues el sexo tiene un componente emocional. Esa conexión no es sencilla. Si mientras estamos conociendo a alguien con quien no estamos adaptados, porque venimos de un bagaje de otra relación, pensamos que nuestro ex era mejor, caeremos de nuevo en sus garras y surgirán las dudas. En lugar de valorar una nueva sexualidad con alguien nuevo, lo vamos a comparar. No es algo objetivo y nos va a confundir, porque el ser humano tiende a lo fácil para ahorrar energía y porque nuestra finalidad es la supervivencia. Si estamos conociendo a alguien con quien la sexualidad va poco a poco y lo comparamos con alguien con quien ya tuvimos ese proceso, nos vamos a confundir y pensaremos que quizás no funcione con la persona nueva”, advierte.

Esa intimidad puede dar lugar a un reset ficticio y la conexión física, aunque en principio puede ser tomada como algo casual, puede hacer que una de las partes caiga presa de la nostalgia y se quede anclada en el pasado, en lugar de trabajar en dar la bienvenida a alguien nuevo entre las sábanas.

El porqué de la obsesión con el pasado

Para evitar este tipo de encuentros con el pasado en los que un orgasmo puede salir caro, lo interesante sería descubrir, para comenzar, por qué el sexo con un ex o con quien va a serlo tras el encuentro suele ser tan apetecible. “Cuando tenemos un encuentro erótico con otra persona, estamos abriendo nuestra confianza, vulnerabilidad, intimidad... En esos instantes hay emociones y sentimientos, aunque sea con alguien que acabas de conocer. Sin embargo, cuando se da con una persona que ha compartido tu vida y hay un conocimiento de cómo nos gusta que nos estimulen, que nos hablen en ese encuentro tan íntimo y un largo etcétera, hace que se pueda producir una sensación intensa. Pero también existen reencuentros con exparejas que no son tan alucinantes. Todos conocemos a alguien que le ha pasado, por lo que no se puede generalizar este concepto”, dice Moñino. Por su parte, Morán matiza que el error radica en creer que podemos alargar la pasión a lo largo de una relación. “Algo es apasionante cuando es poco frecuente o novedoso, y lógicamente, llega un punto en el que en una relación de pareja, el sexo deja de ser una novedad, por lo que ese arrebato del enamoramiento no puede darse después en las relaciones en las que ya hay compromiso instaurado y una sensación de confianza y predictibilidad. La novedad y la incertidumbre desaparecen”, dice.

Entonces, ¿está el sexo en pareja condenado a la monotonía? ¿Hemos de olvidarnos de la pasión? ¿El pasado siempre vuelve, aunque sea, al menos, para saciarnos sexualmente? Laura Morán recalca que la pasión tiende a morir tanto en pareja como cuando se practica sexo con un ex a causa del efecto de habituación. “Al tener sexo con un ex, ese encuentro puede ser entendido como una reconquista, se puede tener sexo desde el despecho, puede servir para demostrarle o recordarle al otro lo que se ha perdido… Puede haber muchas motivaciones que hagan de ese encuentro algo alucinante, pero si se repite varias veces el sexo con un ex, cada vez será menos alucinante”, señala. Por eso, Mariona Gabarra, sexóloga y asesora de Gleeden, apuesta por trabajar la pasión y se encarga de tranquilizar a quienes creen en la monogamia por encima de todas las cosas “Podría perfectamente ser igual de apasionado el sexo con una pareja que con ex. Hay que saber que cada día nuestra pareja nos elige y valorarlo”, asegura.


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