Viktor & Rolf: «El humor no es un objetivo»
La alquimia lleva su tiempo, defienden los creadores Viktor&Rolf. Rechazando la inercia de la industria, ellos han dilatado cinco años el lanzamiento de su nuevo perfume.
El hermético dúo holandés de diseñadores Viktor&Rolf —Viktor Horsting (Geldrop, 53 años) y Rolf Snoeren (Dongen, 53 años)— lleva casi tres décadas creando imágenes icónicas, ignorando intencionadamente la ortodoxia de la moda y la belleza. Sobre la pasarela, que ellos entienden como performance, sus diseños son teatrales e irónicos. Sus fragancias, que desde 2005 crean junto al grupo L’Oréal, son superventas ajenas al calendario que demanda novedades incesantemente.
La fórmula les funciona: magos del efectismo, lanzaron un perfume sin aroma en 1996, una década antes de crear el célebre Flowerbomb, un jugo que cambió tendencias y que se asemeja a sumergir la cara en un rico ramo de flores dentro de una pastelería. Ahora abren las puertas de su casa, vía Zoom, para presentar su última creación, el perfume Good Fortune. Responden compenetrados, terminando uno la frase del otro, desde un opulento sofá de terciopelo y mientras acarician a su perro.
Sus diseños cuelgan en museos y sus clientes en muchos casos son coleccionistas. ¿En quién piensan a la hora de diseñar?
Rolf: Nuestro trabajo es muy parecido a un autorretrato. Es siempre una reacción a cómo nos sentimos, a cómo estamos. A menudo ha sido también una reacción a la moda.
Y nunca falta el sentido del humor.
Viktor: Lo fundamental es que tratamos de hacer algo complejo. Hay humor, pero es solo una capa; también puede haber otra capa de romanticismo, de agresividad… La complejidad es lo que lo hace interesante. El humor no es un objetivo.
Desde sus inicios se posicionaron contra el formato más tradicional de desfile, con llamativas puestas en escena. ¿Cómo se les ocurrió esa visión dramática?
V: Para nosotros la moda es más que la ropa de la temporada, es algo teatral. Y si ves la moda como un teatro, todo es posible.
Hoy diseñan dos colecciones de costura al año (en las que siempre se divierten), vendieron parte de la firma a OTB Group, lanzan un perfume cuando quieren. Parece que, como dice la nueva fragancia, tienen muy buena fortuna.
V: Sí, cuando lo dices así suena fácil, pero hemos trabajado muy duro. En cierto momento nos dimos cuenta de que estábamos obsesionados con nuestra carrera y tomamos la decisión consciente de cuidar nuestra vida personal. Es algo que queremos transmitir con el nuevo Good Fortune. Tú creas tu propio futuro, no es algo que suceda porque sí, por casualidad, hace falta mucho esfuerzo para construir una vida que te satisfaga.
¿Por eso han pasado cinco años desde la última fragancia?
R: Simplemente hace falta mucho tiempo para afinar el concepto y preparar los elementos a nivel industrial.
V: Pedimos a los perfumistas algo espiritual, pero también glamuroso, e hicieron falta muchas pruebas para dar con el aroma exacto. Al principio había propuestas muy típicas, con incienso o madera, que no nos gustaron. Eran demasiado oscuras y pesadas. Queríamos representar una espiritualidad que fuera edificante.
¿Cuándo supieron que querían a FKA Twigs como imagen?
V: Conocíamos su música, pero no fue hasta que vimos un concierto suyo hace un par de años. Fue alucinante. Es una persona muy espiritual, así que pensamos que sería el rostro perfecto.
Grandes éxitos
Un olor mordaz
¿Su primer coqueteo con el universo de la belleza? La creación de un perfume, en 1996, que no olía a nada. ¿Su gran éxito en el universo de las fragancias masculinas? Spicebomb, de 2012, y todas sus versiones.
Un clásico
Pese al paso de los años, el estallido floral de Flowerbomb (2005) se ha convertido en un básico para muchos neceseres. El frasco en forma de granada, diseñado por Fabien Baron, se ha prestado a más de 60 reediciones: con lazos, flores, cristales, estrellas, purpurina… La campaña original (con una jovencísima Isabeli Fontana mimetizándose con una flor) dio paso a una versión en 2016 con Andreea Diaconu y, más recientemente, a una sencilla imagen de Anya Taylor-Joy.
Un espectáculo
Sus presentaciones sobre la pasarela van más allá de un simple desfile de modelos vestidas con sus piezas. En la última temporada (alta costura, otoño-invierno 2022-23) se encargaron de subir al escenario para manipular algunas de las prendas en directo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.