Un rodillo lleno de agujas, la última obsesión estética para mejorar la piel
El microneedling ha revolucionado la dermatología y la cirugía estética permitiendo una mayor penetración de activos como la vitamina C, el retinol o el ácido hialurónico.
Si nos dicen que van a pasar un rodillo con decenas de agujas sobre nuestra piel, lo más probable es que sintamos un escalofrío. Sin embargo, de eso trata precisamente una técnica que ha venido a revolucionar los tratamientos dermatológicos y estéticos: el microneedling, también llamada micropunción. Merecerá la pena convertirse por unos minutos en faquires, sobre todo si tenemos en cuenta que es mínimamente invasiva y que los resultados están sobradamente avalados por sociedades médicas de todo el mundo.
«Al hacer rodar el rodillo sobre la piel, las pequeñas agujas penetran sobre la epidermis liberando diferentes sustancias en capas más profundas que si solo aplicáramos una crema. Como el daño está controlado, no se perjudica a la epidermis sana, lo que sí ocurre con el láser ablativo o el peeling profundo. Además, ante el daño, la propia piel responde de forma natural generando más colágeno», explica el doctor Klaus Fritz, actual vicepresidente de la Academia Alemana de Dermatología y antiguo presidente de la Sociedad Europea de Dermatología Láser.
El microneedling se usa en tratamientos contra el envejecimiento cutáneo, para atenuar las cicatrices provocadas por quemaduras o acné, contra las estrías e incluso, cada vez más, como parte del proceso de implante capilar. «Además, mejora significativamente el melasma –las manchas que aparecen en la piel de la mujer durante el embarazo– y el vitíligo», continúa el doctor Fritz.
“Es la técnica indicada para todos aquellos procedimientos en los que nos interese poner más firme la piel del paciente, a expensas de fibras de colágeno y elastina, como en casos de flacidez, eliminación de arrugas de pequeña profundidad, fotoenvejecimiento…”, añade el doctor Ignacio Ruiz, director de la Clínica Varider de medicina estética en Bilbao y pionero en el estudio de esta técnica en España.
Los resultados son inmediatos. “Si la técnica se ha realizado adecuadamente, desde la primera sesión ya se notan los avances”, afirma el doctor Ruiz. “Además, dura unas dos semanas”, añade la dermatóloga Cristina Eguren, que puntualiza: “Si se trata de mejorar arrugas o cicatrices, tendremos que lograr una producción más intensa de colágeno, por lo que no será hasta la quinta o la sexta sesión que comenzaremos a notar resultados”.
Los dermatólogos son conscientes del temor inicial de los pacientes ante la idea de un rodillo de agujas. Es una técnica segura y con poco peligro, pero no quiere decir que no existan posibles adversidades. “Sin el material ni la preparación adecuada, puede haber riesgo de infección o de hematomas”, explica la doctora Eguren. Tampoco la promocionan como indolora, porque no es así. “Depende de la profundidad a la que se inyecten las microagujas. Por debajo de dos milímetros de profundidad puede ser molesto, pero se tolera muy bien. Por encima ya podemos ver puntitos de sangre y será más incómodo para el paciente”, continúa.
Es esta la principal razón por la que las técnicas de micropunción caseras causan controversia. “Yo los desaconsejo por tres razones: reutilizarlos hace que éste se contamine y nos pueda extender una posible infección, utilizarlo conjuntamente con cremas tópicas puede provocar la aparición de granulomas e incluso adenopatías y, por último, porque tienen agujas de 0,5 mm., insuficientes para conseguir el resultado esperado”, explica el doctor Ruiz.
Diferente opina la doctora Flavia Bonina, directora de un centro de medicina estética en Madrid y colaboradora de la firma Swiss Clinic. «Ayuda a mejorar la hidratación gracias a la penetración de los principios activos que aplicamos posteriormente», afirma. Bonina, eso sí, aconseja desmaquillar bien la piel antes de todo, limpiarla con clorhexidina y desinfectar el rodillo antes y después de utilizarlo. “Después de seis u ocho meses hay que renovar el rodillo porque las microagujas podrían despuntarse y raspar la piel”, añade. “En ciertos casos, para potenciar el efecto de lo que hemos realizado en la clínica, podemos añadir un rodillo casero para que el paciente lo utilice en casa. Solo lo aconsejo bajo supervisión médica”, explica Eguren.
En el mercado es posible encontrar rodillos caseros de todo tipo de calidades y precios. Por ejemplo, el de Swiss Clinic, con base de acero inoxidable y, posteriormente, bañado en plata esterlina, está a la venta desde 35 euros. Esta firma está asociada con los centros de estética de Carmen Navarro para ofrecer un asesoramiento personalizado de su uso. Más baratos, 20 euros, son los de la firma DermaRoller; y en tiendas online como Amazon podemos encontrar rodillos por encima de 0,5 mm. por menos de 10 euros. Estos están del todo desaconsejados por los doctores. “El tratamiento solo es eficaz siempre y cuando se produzca un microsangrado y eso obliga a una profundidad que, por ley, solo pueden practicar médicos especialistas”, dice Ruiz.
El gran aporte del microneedling es que induce el colágeno de tipo 1, joven y elástico, no cicatricial como el de tipo 3, pero “no ha venido a sustituir técnicas clásicas como el peeling químico o la mesoterapia. Todo depende de las necesidades del paciente”, prosigue Ruiz. Las sustancias que se pueden aplicar mediante el rodillo son “vitamina C, retinol, ácido aminolevulínico, ácido hialurónico para hidratar, hormonas, factores de crecimiento, etcétera”, enumera Fritz.
Para aumentar los resultados de la técnica, Ruiz recomienda “utilizar durante los 15 días previos a la realización, cremas con alta concentración en vitamina A y vitamina C, necesarias para la síntesis de colágeno; así como suplementos orales de aminoácidos ramificados o colágeno. Inmediatamente después y en la misma sesión, utilizamos Terapia Fotodinámica LED para reducir la irritación y potenciar el efecto inductor de colágeno. Luego, en casa, aconsejamos mascarillas frías de aloe vera o colágeno”.
El precio de las sesiones de micropunción varían dependiendo del objetivo del paciente, el número que necesite (en el caso de que se oferten en bonos de varias) o si se combina con otros tratamientos, como el despigmentante, por ejemplo. Lo habitual es que ronden entre los 65 y 75 €/sesión. En el caso de los que se realizan con lápiz punzante (en vez de un rodillo, es una especie de punzón con muchas microagujas), entre 100 y 200 €.
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