Hasta qué punto es indispensable usar tónico facial para tener una piel cuidada y bonita
Si no das con el producto adecuado puedes estar perdiendo el tiempo.
¿Ha caído en desgracia el tónico facial? No, exactamente, pero digamos que se ha revisado su funcionalidad. Hasta la llegada de las coreanas y su limpieza en dos pasos, el proceso de eliminar maquillaje y otras sustancias de desecho sobre la cara pasaba por un ritual estricto: primero, la leche limpiadora (o el jabón) y, a continuación, el consabido tónico. Su función, según nos contaban los reclamos publicitarios, era la de equilibrar el pH de la piel. Y, de paso, rebañar los restos de suciedad que no se hubieran ido en el paso anterior. Pero puede que, paradojas de la vida, uno de los cosméticos que hasta ahora considerábamos imprescindible, no lo sea tanto.
Recientemente, los dermatólogos han hecho una relectura de este producto. Y, en muchos casos, resulta innecesario. “Si usamos productos de limpieza adecuados para nuestro tipo de piel, el pH no se altera. Otra cosa es que se usen jabones muy alcalinos, donde el pH sí que puede subir y un tónico puede ayudar a reequilibrarlo si se aplica a los pocos minutos”, explica la dermatóloga Mayte Truchuelo, del Grupo Pedro Jaén. “No obstante, su propósito esencial no es el de equilibrar el pH”. La cuestión de fondo es que, aunque se desequilibre ligeramente durante la limpieza, una piel sana es capaz de recuperar su pH por sí misma. No hace falta aplicar cosmético alguno.
Su colega, la también dermatóloga Rosa del Río, apunta que “tampoco es un producto imprescindible en la rutina de cuidado facial. Más bien, es un complemento para concluir la limpieza. Usarlo o no, por tanto, depende mucho de las preferencias y gustos de cada persona”. Si lo usas para dar una segunda pasada de limpieza y quedarte más tranquila de que no queda ni una partícula de suciedad, estupendo. Pero no es imperativo si los pasos anteriores se han ejecutado correctamente.
Sí rotundo cuando aportan cuidados específicos
No todos los tónicos son iguales. Según los ingredientes que lleve, las necesidades de nuestra piel y los activos que aporten el resto de productos de nuestra rutina de cuidados, el tónico tendrá utilidad o será solo un potingue más para almacenar. Las dermatólogas consultadas dan por buenos aquellos con activos hidratantes o calmantes. Sucede con los extractos de rosa damascena de Reviving Rose Infusion Treatment Toner de Aromatica. O con el aloe vera del tónico de Clarins. Están especialmente indicados para esas pieles secas, maduras o alteradas que agradecen un extra para ponerse en forma antes de comenzar con los cuidados específicos.
También aprueban los que incluyen ingredientes astringentes. Pero solo en aquellas pieles que realmente los necesiten. En especial, la doctora Natalia Jiménez, dermatóloga en el Grupo Pedro Jaén, advierte a quienes tienen pieles sensibles, reactivas o con rosácea: “Deben evitar los tónicos que contengan alcohol o alfahidroxiácidos (AHA) en concentraciones altas porque son activos que resecan la piel y pueden irritarla”. Dicho de otra manera: cuidado con los tónicos con ácido glicólico o láctico, como Glow2OH Dark Spot Toner de Olehenriksen, por muy bien que le vaya a Kim Kardashian o Katy Perry.
Por el contrario, las pieles acnéicas sí agradecen esos activos ligeramente purificantes o exfoliantes. En este grupo están los AHA, los betahidroxiácidos o BHA (como el famoso ácido salicílico) o los Polihidroxiácidos o PHA. «Estos activos favorecen la eliminación de la grasa y la suciedad que obstruye los poros. Así aseguramos una limpieza más exhaustiva”. Precisamente la preocupación por el aspecto de los poros es la responsable del auge de los tónicos con ácido salicílico para suavizar su aspecto, como No:Rinse Intensive Pore Minimizing Toner de Perricone MD.
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