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¿Te atreverías con el pelo desteñido? La estadística dice que no

La tendencia está por todas partes pero las españolas no somos tan arriesgadas. ¿O sí?

Pelo desteñido
Getty Images

Quizás pienses que es una tendencia absurda y lo probable, según la estadística, es que no te atrevas con ella, pero el hecho irrefutable es que está ahí. El pelo desteñido, coloreado en las puntas con tonos verdes, amarillos y el omnipresente rosa es uno de los estilismos capilares de la modernez. Mucho tiene que ver el auge de la estética grunge, la vuelta a los 90 (esos pelos). El año pasado fue una fuerte tendencia que llega a la calle gracias a esas gurús mainstream que sirven de vehículo entre lo alternativo y lo masivo.

Lauren Conrad decoloró las puntas de su melena en multicolor el pasado junio. En otro espectro de influencia, la actriz Sky Ferreira también tiñó las puntas de su cabello. Marcas como la española Sister Jane también tinta las puntas de la modelo de su catálogo. Y en el blog de Opening Ceremony hacen la prueba del pelo desteñido mientras Refinery 29 descubre una coloración temporal perfecta para este look.

"Lo llevan personas con mucha actitud que trabajan en moda o que viven en contacto con ella. Nos lo pedían desde chicas de 16 años hasta 45", explica Xavi García, de Salon44. Su percepción, sin embargo, es que esta tendencia, auspiciada por publicaciones como iD o Dazed & Confused, que la siguen incluyendo sin tregua en sus producciones, no encaja con todo el mundo. "A veces convencemos a los clientes de que no se lo hagan, son tendencias que quedan muy bien en foto pero que no todo el mundo sabe llevar", explica.

Además, tras la fiebre por el color californiano –puntas mucho más claras que la raíz del cabello y look despeinado con reminiscencias grunge– el pelo bicolor es víctima de su propio éxito y como explica Xavi apenas lo hacen ya, pues otra tendencia capilar suplanta a este pelo desteñido que queda relegado al público que toma Dazed & Confused como referencia de la modernidad.

"Volvemos a los colores orgánicos, muy naturales, melenas muy brillantes, al cabello muy sano", explica Antonio Gómez, cuyo trabajo como Redken Educator consiste en aleccionar a los peluqueros sobre cada detalle de coloración de la marca. Xavi coincide con él: "Parte de la moda mira hacia Asia. En la campaña de Givenchy aparecen modelos con pelo negro, Chloë Sevigny, que siempre ha sido rubia se ha teñido el pelo de negro… Es un color atípico porque endurece los rasgos, pero llevamos 3 años de color californiano y es la reacción natural".

Chloë Sevigny

Cordon Press

Esta coloración natural y discreta se verá en la calle con mucha más profundidad que el pelo decolorado con las puntas de colores. Los datos hablan: las españolas, en términos generales, son discretas en coloración. Las mujeres rubias de nacimiento son el 9% de la población, según un estudio de L'Oréal Professsionnel realizado entre 7.264 mujeres y publicado en junio de 2010. Tras la coloración el número de rubias aumenta hasta el 24%. Las pelirrojas son aún menos de forma natural, solo el 0,7% y tras la coloración llegan a ser el 10%. Un dato interesante, las pelirrojas naturales son las que menos cambian el color de su cabello. Claro que son muchos los tonos de pelirrojo…


"El pelo oscuro de la mujer española da cobrizo al aclararlo, por eso el aumento de colores rojizos", explica Antonio. Por eso y por preferencias en ocasiones asociadas a referencias locales o ideológicas. En el imaginario común aparece el rojo con label vasco, por ponerle un nombre, que se suele acompañar de cortes agresivos, con mechones diferenciados. Este tipo de corte llamativo se asocia a ciertas ideologías como el nacionalismo o el progresismo en contraposición con la melena conservadora, por ponerle un nombre, que se liga al clasicismo de la melena larga, peinada y con mechas claras.

Por supuesto, recuerdan ambos peluqueros, el pelo tiene fuertes connotaciones sociales. Las pelirrojas se han asociado tradicionalmente con mujeres de vida alegre. Las clases altas podían teñirse el pelo o ponerse pelucas que aclararan este color tan particular, las bajas esferas mostraban su cabello natural", cuenta Antonio. El estudio de L'Oréal, que también incluye en la muestra a 1870 hombres, sostiene que esta asociación, aunque matizada, aún perdura: los hombres perciben a las pelirrojas como atrevidas, alegres o desinhibidas; a las rubias como sexys, sofisticadas y glamurosas; y a las morenas y castañas como clásicas, románticas y profesionales.

"La gente con personalidad sabe defender un corte agresivo en cualquier sitio, pero personas más inseguras o que quieren reforzar su identidad se mimetizan con el estilo aceptado en su entorno", explica Xavi.

El pelo, además de pertenencia, diferencia e ideologías, expresa intenciones y cambios. Según el estudio 2 de cada 10 mujeres cambiaron su pelo tras terminar una relación. "Suele ser un acto de rebeldía. Sucede mucho con maridos a los que les gusta el pelo largo y al separarse la primera reacción de la mujer es recuperar su individualidad cortándose el pelo", explica Antonio. El pelo refleja físicamente el cambio personal. "Existen culturas tribales en las que el pelo es muy simbólico. Nosotros, en occidente, replicamos estas culturas sin darnos cuenta", apunta Xavi. Los adornos, la ropa y el cabello tienen una función ancestral que puede ser ritual, servir de forma de expresión o como símbolo de estatus y de jerarquía.

Además el pelo, igual que el aspecto, es algo cultural. "En el norte son muy atrevidas, en Madrid solían ser más clásicas o más extremas, aunque ahora hay más mezcla. Barcelona fue durante mucho tiempo la vanguardia en peluquería pero ahora el pelo que aparenta indiferencia se está volviendo demasiado monótono", enumera Xavi. En este último apunte hay un dato clave, el descuido impostado. La tendencia de pelo desteñido de colores, igual que la de puntas mucho más claras que la raíz, son la representación más evidente del descuido falso, pues son peinados que requieren muchos cuidados, planificación y, en su mayor parte, la intervención de un peluquero. Porque no nos engañemos, por mucho que las trenzas despeinadas y el pelo grunge envíen un mensaje de pasotismo capilar la realidad es que 9 de cada 10 mujeres españolas han teñido total o parcialmente su cabello en su vida, y el 80% lo hace en la peluquería (con un 11% que acude al salón una vez cada dos semanas como mínimo). ¿Esclavas del peluquero? El estudio lo desmiente, el 92% de las encuestadas asegura teñirse porque le gusta. Solo por eso.

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