Los hombres también pasan por quirófano para retocarse (y esto es lo que más se hacen)
La blefaroplastia, la ginecomastia y la liposucción son algunas de las intervenciones estéticas más demandadas por ellos. Aguja y bisturí son los nuevos mejores amigos del hombre.
Que los hombres busquen revertir los estragos del paso del tiempo o combatir la genética a través de la medicina y la cirugía estéticas comienza a ser, poco a poco, una práctica habitual. E, incluso, los hay que no tienen reparo en reconocerlo abiertamente, como el directivo de Sony Music Simon Cowell (más conocido por su participación como jurado implacable en el X Factor británico), que confiesa que el bótox forma parte del secreto de su aspecto. O Jorge Martín, fundador de 5th The Essence Square, que en una publicación de Instagram agradecía a su centro de confianza el trabajo realizado. «A medida que cumples años, y pese a llevar una vida ordenada, practicar deporte, seguir una dieta equilibrada y utilizar productos cosméticos, nuestro cuerpo y piel necesitan un estímulo más potente para corregir la flacidez, ayudar a la eliminación de depósitos de grasa en zonas no deseadas…», explica Martín a S Moda. Él ha pasado por radiofrecuencia y ultrasonidos combinados para reafirmar el cuerpo, bótox en las axilas para evitar las marcas de sudor en las camisas o infiltración de ácido hialurónico en el contorno de los ojos para eliminar los signos de cansancio.
Los datos avalan la teoría. Según la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la demanda de estas intervenciones entre los hombres ha aumentado un 8% desde el 2012, y revelan que un 18,4% de los españoles se ha sometido en 2018 a algún tipo de retoque para mejorar su aspecto. Por su lado, la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) asegura que las operaciones masculinas suponen el 16,6% del total. ¿A qué se debe este cambio? «En una sociedad en la que la cultura de la imagen y el ‘yo’ se sitúan en el centro de las preocupaciones, el varón siente ya parte de la presión social por el aspecto físico que hasta hace poco solo afectaba al sexo femenino», considera el doctor José María Pedraza. «También influye la evolución de los protocolos, cada vez menos agresivos: los hombres confían más en las técnicas menos invasivas», opina el doctor Pierre Nicolau, con clínica en Girona.
Lo que más demandan
Aunque, en términos generales, los hombres desean parecer jóvenes, como las mujeres, los expertos sí que aprecian diferencias entre ellos y ellas. «Normalmente, los pacientes varones no buscan tener algo que nunca han tenido, sino recuperar lo que han perdido. Ahora bien, si aumentar la altura resultase tan sencillo como los implantes de pecho, la demanda sería muy elevada», valora el doctor Pedraza.
¿Qué es lo que más piden? El experto lo dividiría en grupos de edad: los menores de 30 años, entre los 30 y los 50, y los mayores. «Hasta la treintena, las consultas suelen ser sobre ginecomastia, otoplastia y rinoplastia». La ginecomastia consiste en el desarrollo glandular mamario excesivo, que suele darse durante la adolescencia, de origen genético, benigno. «En algunos casos, este agrandamiento desaparece tras la pubertad, pero en otros se mantiene», explica el cirujano estético Manish Shah. «A los pacientes les suele provocar muchísima vergüenza». Otros motivos para su aparición son el exceso de peso, el uso de esteroides y algunos medicamentos. La solución es sencilla, y la trae el doctor Pedraza: «Se elimina mediante liposucción y retirada del tejido glandular de forma directa».
Para las orejas excesivamente desplegadas, conocidas popularmente como de soplillo, existe la otoplastia. Se realiza en quirófano, mediante anestesia, y consiste en una pequeña incisión en la parte posterior de la oreja para exponer el cartílago auricular, esculpirlo y doblarlo hacia atrás. La SECPRE recomienda someterse a ella a una edad temprana, puesto que las orejas han terminado de formarse a los cuatro años y cuanto antes se lleve a cabo, mejor quedará.
La rinoplastia, en cambio, tiene más incidencia durante la adolescencia, una época conflictiva en la que se suelen desarrollar las inseguridades. «La cirugía de remodelación nasal está encaminada a resolver complejos con la forma o el tamaño de nuestra nariz», afirma el doctor Pedraza. La intervención, que no se recomienda hasta pasada la fase de crecimiento, retira la piel de la prominencia para poder trabajar el hueso y el cartílago.
Según pasan los años, las preocupaciones de los hombres cambian. A partir de los 30, los microinjertos capilares contra la calvicie y la liposucción (aspirado de la grasa subcutánea a través de diversas técnicas) cogen el relevo. Desde 2015, más de 10.000 españoles han viajado a Turquía para encontrar una solución definitiva a su alopecia, enfermedad que sufre el 84% de la población masculina, según el Instituto Nacional de Estadística de España. Requiere prácticamente un día completo, y consiste en la extracción de pelo de una zona donde abunde y sea de calidad para insertarlo posteriormente, con anestesia local, en el área a tratar.
«Para quitarse la barriga, triunfa la liposucción, aunque en determinados casos se pueden requerir otros tipos de abdominoplastia (remodelación de la zona abdominal), sobre todo si sobra mucha piel y se debe retirar», asegura el doctor Nicolau. Si se da esta extracción de dermis, queda una pequeña cicatriz y se suele requerir hospitalización. En el último par de años, además, está aumentando la liposucción con marcación, que resalta la forma natural de los músculos para, por ejemplo, presumir de abdominales.
Para los cincuentones en adelante, el hedonismo varonil se centra en el rostro. «Pasados los 50, llega el momento de la cirugía facial, siendo la blefaroplastia la más demandada», cuenta el doctor Pedraza. Esta técnica tiene como objetivo eliminar las bolsas debajo de los ojos y el exceso de piel para devolver juventud a la mirada. «Además de acabar con el aspecto cansado, se quita la molestia que puede producir el exceso de piel en el párpado superior», razona el profesional. Las incisiones quedan ocultas al realizarse en el pliegue del párpado superior y justo bajo las pestañas del inferior.
Le sigue el lifting facial. «Se estiran los tejidos que acusan flacidez como consecuencia del envejecimiento, la exposición al sol, el estrés, factores hereditarios…», desgrana la doctora María del Naranjo, de Man Medical Institute. Para los que no quieren pasar por el bisturí, existen otras soluciones temporales. «El ácido hialurónico se encarga de ciertas arrugas que parten de la nariz hacia los laterales de la boca, los pliegues peribucales (las pequeñas arrugas verticales alrededor de los labios) y las comisuras labiales, así como el entrecejo, las patas de gallo y la frente», continúa del Naranjo. Y, por supuesto, el conocido bótox, que pese a la mala fama que ha gozado durante años por la mala praxis de algunos profesionales, sigue en la cresta de la ola.
Las visitas de los hombres a los centros estéticos goza, como atestiguan cifras y expertos, de una tendencia al alta normalizada, cree del Naranjo, por «celebridades que han demostrado que se puede combinar la masculinidad con los tratamientos corporales». A la vista de los datos, no resultará extraño ver, dentro de poco, a hombres compartiendo secretos y consejos para mantenerse siempre en su mejor versión (consulta médica mediante).
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