Obsesión por las mascarillas: ¿son tan efectivas como vistosas?
Las españolas hemos gastado en mascarillas un 19,9% más en 2017 que en 2016. ¿Responde su éxito a una efectividad real?
Existían en un discreto segundo plano, hasta que la cosmética coreana las escogió como estandarte para lograr la perfección cutánea y crear tendencia. Hoy es el segmento que más crece del rostro. Según la compañía de estudios de mercado NPD, las españolas hemos gastado en mascarillas un 19,9% más en 2017 que en 2016 y se han vendido un 32,7% más de unidades. ¿Responde su éxito a una efectividad real? Según la doctora Isabel Aldanondo, del Hospital Quirón San José y miembro de la Academia Española de Dermatología: «Hay un componente comercial porque estos productos llaman la atención». De hecho, en Instagram o Snapchat las fotos con mascarillas son de las que más likes acumulan, dice Cristina Biurrun, directora científica de L’Oréal España: «Además de ser un gesto lúdico con efecto inmediato, permiten que desconectemos unos minutos». Nivea añade que a la usuaria le gustan porque son fáciles de utilizar, cubren diferentes necesidades y tienen distintas formas de aplicación.
Aunque su uso no tiene edad, quienes plasman su foto en las redes son principalmente adolescentes y milénicos. Las primeras se reúnen en torno a face mask parties: charlan y toman algo mientras las prueban; y hay marcas que promocionan concursos guiados por youtubers de renombre, en los que los participantes suben contenidos con las mascarillas como protagonistas. La influencer Paula Cendejas, que participa con Garnier en una de estas iniciativas, lo resume así: «Aunque compremos estos productos por su aspecto visual y por moda, son eficaces y ofrecen un resultado rápido».
Pilar García, directora técnica de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), parte del último informe de Epsilon Techologies para asegurar que «las mascarillas están entre los productos más comentados en Internet y redes sociales». Las hay de celulosa, arcillas, en gel, líquidas, en espray, magnéticas… Un vistazo permite constatar que las de carbón son las favoritas, pero para la dermatóloga Paloma Borregón, de la Academia de Dermatología, su uso sin indicación es peligroso para la piel. «Si se la aplica una persona con rosácea o epidermis atópica se irritará hasta incluso mostrar heridas. Y las coreanas de formato tisú, lo mismo. No pueden utilizarse indiscriminadamente, es el dermatólogo quien debe recomendar la adecuada». También Pinterest se satura de fotos con las llamadas DIY o ‘hechas en casa’: los activos y su concentración no son controlados. «Si te aplicas un limón a diario las manchas se aclaran por su ácido cítrico, pero irritas», dice Borregón.
¿Son entonces las mascarillas más efectivas que otros cosméticos? Aldanondo lo aclara: «Cualquier producto tópico está formulado con unos excipientes y unos principios; la misión de los primeros es conducir a los segundos para que penetren más allá del estrato córneo; las mascarillas son el excipiente, y su efecto oclusivo permitirá que los activos lleguen más lejos, pero lo importante son los ingredientes» .
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