¿Podrías dibujar el aroma de una madre? Tres artistas españolas interpretan su perfume más emotivo

«Tu niña, que te adora». Así firmaba Frida Kalho las cartas que, de adolescente, enviaba a su madre Matilde Calderón. Relatos de su vida cotidiana, en donde le confesaba que le habían echado de clase de mates por hablar mucho, o que había visitado una exposición interesante con Diego Rivera en Nueva York. Una relación cercana y natural, como la que solo se puede tener con una madre. Porque en el arte gusta mucho hablar de musas o amantes, pero son las madres las que más han influido en la condición del artista e incluso se han colado en sus cuadros. Como la de Paul Cézanne, siempre vestida de forma elegante, desafiando a los curiosos. O la de Picasso, en Retrato de la madre del artista, que parecía absorta en sus cosas y ocultaba otra obra inédita de su hijo.

Pero una madre no necesita estar retratada para aparecer en un cuadro. Lo hemos comprobamos con tres de las artistas españolas más importantes del momento: Brianda Fitz-James Stuart, Carla Fuentes y Mercedes Bellido. Las ilustradoras han dibujado su relación maternal a través de uno de los elementos más abstractos y poderosos que existe: el olor de su perfume. «Porque el arte está lleno de fragancias: las pinturas al óleo, los botes que abres, los pigmentos… El resultado visual tiene que ser muy potente para poder acompañar algo que no se puede ver. Para que el espectador pueda imaginarse el olor de una fragancia. Por eso los perfumes invierten mucho tiempo en el imaginario que los envuelve», explica Carla Fuentes. También por ello, las tres han utilizado de inspiración la primera fragancia de Alessandro Michele para la firma italiana, Gucci Bloom, un homenaje olfativo con notas a nardo y jazmín que celebra la autenticidad de la mujer. Y, para qué engañarnos, el regalo perfecto para celebrar el día de la madre.

Brianda Fitz-James Stuart: animales fantásticos.

“Cuando tomes una decisión, piensa primero cuál es tu motivación. Si es una buena motivación acertarás siempre, aunque los resultados no sean los esperados”. Este ha sido el consejo más valioso que ha recibido Brianda Fitz-James Stuart. Por supuesto, se lo dio un día su madre y a juzgar por su currículum creativo, no ha dejado de seguirlo. Ilustradora, pintora, diseñadora, DJ… «Admiro muchísimas cosas de mi madre: su inteligencia, su valentía ante la vida, la manera en la que ve las cosas, siempre positiva y relativizando los problemas; su sentido del humor y su alegría, sus buenos consejos, su sentido estético… ¡Me fío mucho de su criterio! Me ha influido en la manera de ver el mundo, en el amor desmesurado a los animales y en esforzarme cada día para ser la mejor versión de mi misma».

Brianda lleva años comprometida con su arte. “Siempre supe que quería trabajar con las manos y dedicarme a algo artístico, tenía facilidad y disfrutaba desde pequeña con ello. Empecé en la moda y poco a poco me fui dando cuenta de que lo que me hacía vibrar era la pintura”. Sería un error decir que se dio a conocer en 2012 -su título de nieta mayor de la duquesa de Alba pesa tanto como su legado aristócrata-, pero fue en esa época cuando abrió un blog bajo el nombre de Bri anda dibujando y con él, las puertas a su universo espiritual e inocente, lleno de magia, brujería y animales. Todos esos elementos que estampó durante años en las prendas de la La Casita de Wendy o en su propia firma, Planet Palmer. «Desde niña he sentido una verdadera pasión por los animales. Teníamos todo tipo de animales en casa: ocho gatos, perros, tortugas, conejos… y hasta una paloma que rescatamos», recuerda la tímida ilustradora.

Ese blog da ahora título a un libro, Bri Anda Dibujando (Paripébooks) en el que recopila todo su animalario surrealista y místico. En él su hermano recuerda que con siete años, Brianda creía con certeza que tenía la capacidad de comunicarse con los animales. Un ejemplo más de la cautivadora personalidad de la artista, que parece pintada por un artista prerrafaelita. «Me considero una persona sensible y espiritual. Siempre me han llamado la atención la fantasía, la ciencia ficción, la mitología o lo esotérico. Para mí lo irreal me resulta más real que lo que se supone que es real», explica la artista, a la que también le parece mágico este despertar de conciencia femenina. «Ahora mismo estamos en un momento muy poderoso para la mujer, especialmente en la ilustración. Hay muchas artistas aportando muchísima belleza e ingenio. Es una suerte poder formar parte de este momento tan importante». 

Carla Fuentes: el florecer femenino.

Carla Fuentes ha hecho de la imperfección un nuevo canon belleza. Con trazos irregulares, casi espontáneos, ha diseñado un imaginario tan cautivador como reconocible, poblado de personajes serios y ojerosos, edificios que burlan las leyes de la gravedad y una riqueza cultural en la que conviven Ana María Matute con Nick Cave o Jim Jarmusch con David Hockney. Dice que para ella dedicarse al arte no ha sido una opción. «Lo he hecho siempre. Desde que tengo uso de razón. Nunca fue una decisión, sino que no dejé nunca de hacerlo, de tener un lado creativo».

La artista valenciana creció en un hogar rodeada de pinturas y pasión artística. «Mi madre es una persona super creativa y la recuerdo siempre entre pinceles, lápices y velas», recuerda. De ella ha aprendido a ser independiente y perfeccionista. «Siempre me ha repetido dos consejos muy valiosos. Con lo que tengas, hazlo lo mejor que puedas. Y si solo tienes un lápiz, sé la mejor versión de ti trabajando con un lápiz, intenta hacerlo muy bien con ese lápiz. El otro ha sido ser independiente, tanto económicamente como emocionalmente».

Hay también mucho de su madre en las mujeres que retrata. «Es una mujer valiente, fuerte y con mucha actitud. Solo ver cómo ha llevado su vida, ha sido un ejemplo para mí en todos los aspectos. Independiente, trabajadora, perfeccionista, sensible, empática… tiene un montón de cualidades de las que siempre he querido llevarme mucho». Se podría decir que, al menos, las ha trasladado al papel. Sus chicas se salen de lo establecido. Suelen tener la mirada perdida, pero incluso así, en las situación más cotidianas, resultan fuertes y desafiantes. «Me gustan las mujeres sensibles, capaces de crear, de inspirar. Mujeres con pensamientos crítico, inteligentes y seguras de sí misma».

También la ilustradora ha madurado. Poco queda ya del pseudónimo de Littleisdrawing con el que se dio a conocer en los anales de Internet. Ahora firma con nombre y apellidos. Le preguntamos también cómo ha cambiado su visión de la feminidad. «Siendo consciente de qué significa ser mujer». ¿Y qué significa? «Es difícil llegar a comprenderlo en esta sociedad, porque a veces tenerlo muy presente duele. Vivimos en un mundo tan injusto… pero estos últimos años estoy abrazando cada vez más esa idea, y comprendiéndolo. Intentar llevarlo de la mejor manera y no teniendo presente todas esas desigualdades para poder avanzar y crear».

Mercedes Bellido: la vitalidad de una generación.

El aroma a pinturas y velas inunda el taller de Mercedes Bellido. «Siempre me ha gustado el olor que queda al apagar una vela, como baila el humo y como lo impregna todo, es casi espiritual. Se ha convertido en un ritual». Quizá no se cuele en sus dibujos o no determine su forma de pintar, pero intensifica el magnetismo y el misterio que rodea a la artista zaragozana. Sus dibujos son una puerta a un universo onírico y esotérico, en el que plasma su gusto por los animales salvajes y su obsesión por la estética de la alquimia: serpientes, lechuzas, cartas de Tarot, biblias… En su obra nada es lo que parece, incluso los colores juegan a la trampa, pero todo convive en caótica armonía.

Basta con acercarse a su obra para adivinar su gusto por las pinturas metafísicas de Giorgio de Chirico, o la influencia de Philippe de Champaigne en la composición de sus inquietantes bodegones, pero nada le inspira tanto a Bellido como la naturaleza. «Desde que tengo memoria mi padre me ha llevado al monte a hacer excursiones, subir montañas, hacer barrancos, esquiar y a través de ese contacto con la naturaleza se ha convertido en un elemento esencial para mí. En Madrid a veces es complicado mantener esa cercanía con la naturaleza y pintándola combato esa nostalgia», explica la pintora. De su madre, reconoce, ha heredado el valor para acabarlos. «Admiro muchas cualidades de ella, pero su fortaleza y paciencia son dos de las que más han influido en mí. Aunque sigo trabajándolas, sobre todo, la paciencia, que a veces se me resiste».

Mercedes Bellido se dio a conocer en Instagram, mientras cursaba su último año de Bellas Artes en Cuenca, y hoy es una de las las ilustradoras más influyentes del panorama nacional. Le recordamos aquel ensayo de la historiadora Linda Nochlin, en el que se preguntaba por qué no había mujeres artistas en el arte, ¿sigue ocurriendo lo mismo? «Siempre he sido una chica que ha ido en contra de la frase: ‘eso es cosa de chicos’. No entendía por qué hay cosas de chicas y de chicos y no dejé que esos prejuicios me afectaran, pero a día de hoy hago bandera de todas las cosas que hago que son tradicionalmente asociadas al sector masculino», explica. «Para mí ser mujer es fortaleza, sensibilidad, inteligencia y empatía. Dentro del mundo artístico nos vamos abriendo paso y cada día tenemos más presencia, pero queda mucho por hacer todavía hasta llegar a tener una representación igualitaria en el mundo del arte».

Lo que sí tiene claro es que pertenece a un movimiento que está cambiando las cosas. «Ahora mismo estamos viviendo unos años increíbles para la creación artística. Las generaciones que estamos trabajando en arte, música, danza, interpretación, moda, diseño… estamos cambiando los códigos de todo, no sólo de nuestro trabajo sino también la forma en la que lo proyectamos a la sociedad, cómo nos adaptamos a la era digital y cómo nos apoyamos en ella».