La limpieza facial, la nueva obsesión cosmética
Las búsquedas de Google no engañan: la limpieza de nuestra piel es lo que más preocupa a los consumidores de cosmética. ¿Qué hay detrás de nuestra fascinación por una tez impoluta?
Exfoliar, desmaquillar y limpiar son la nueva trinidad facial. Un lema purificador con decenas de aristas. El buscador de Google, esa lupa social que lee en nuestras pesquisas online las tendencias candentes, asegura en su último informe que la limpieza facial es la nueva obsesión. Entre lo más rastreado en los tres mercados que el buscador considera faros de tendencias –Francia, EE UU y Japón–, destacan las mascarillas de arcilla del mar Muerto o de bentonite (para depurar toxinas y reducir la inflamación), los exfoliantes en polvo, los cepillos limpiadores, los peelings para los puntos negros y las lociones enzimáticas (eliminan células muertas sin agredir). En España –uno de los sectores más inmovilistas tradicionalmente– sorprende el crecimiento del 9,3% en tónicos desde enero a septiembre de este año, según la consultora NPD. Las mascarillas –muchas con efecto detox– siguen en auge (llevan así un par de años): se apuntan un subida del 16,9%.
Las razones detrás de esta fascinación por retirar impurezas tienen una lectura medioambiental. «La contaminación [2017 se ha cerrado con 37.000 millones de toneladas de dióxido de carbono más en la atmósfera], la falta de hidratación de la piel, el uso de productos agresivos que rompen el manto hidrolipídico, el estrés, la mala alimentación, la falta de sueño y los rayos UVA causan acné, puntos negros y pérdida de luminosidad», cuenta Elena Cilibiu, facialista de Bionike España. En ciudades como Madrid y Barcelona, uno de los servicios más solicitados, según la app Bucmi, son los faciales. «El número de clientes que apuesta por este tratamiento aumenta: en los últimos tres años, un 20% más. Todavía son mayoritariamente mujeres, pero cada vez se animan más hombres», revela Claudia di Paolo, cool hunter –recorre medio mundo en busca de avances– y responsable de la boutique homónima.
Tampoco está exenta de implicaciones estéticas. El paradigma ha tomado un giro hacia lo natural. «La belleza real y sin artificios es el canon. Lo auténtico triunfa en todas las esferas, no solo en cosmética», opina Di Paolo. La piel es el nuevo ‘accesorio’, por eso se trabaja desde dentro. «Una dermis sana no se finge. De ahí, el boom en España de la triple limpieza japonesa con crema o aceite, espuma y loción», añade. Cada vez dedicamos más tiempo a este ritual. Y más mimo: adiós a las fórmulas agresivas; el sector suaviza el gesto con productos al carbón (atrapa la suciedad incrustada) y al agua. «El mercado se ha renovado con aceites desmaquillantes satinados, pero no grasos, que se transforman en leche con el agua y eliminan hasta el waterproof.
El secreto de estos limpiadores suaves y potentes son ingredientes de última generación como el tea cocoyl glutamato, procedente del aceite de coco, o el ácido caprílico, que trabajan en profundidad sin dañar. Las novedades incluyen aminoácidos, tensioactivos, coenzimas, la raíz de morera y complejos antiedad; es decir, no solo limpian, también protegen e hidratan», informa Di Paolo. Otras novedades número uno en ciudades muy contaminadas, como México DF y Roma, son las fórmulas con beta-glucano y l-carnosina (combaten radicales libres y favorecen la reparación epidérmica) y pantenol y caléndula, ambos calmantes (Defence Tolerance de Bionike; 11 euros) .
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