La botica ‘hipster’
Diseños minimalistas y fórmulas unisex sin agentes agresivos y basadas en el saber hacer de la farmacia. La cosmética neoyorquina de Malin+Goetz triunfa.

«De lo que más orgulloso estoy es de haber creado algo de la nada», admite Andrew Goetz, en las oficinas de MRA, la compañía encargada de la comunicación de Malin+Goetz en España. No es para menos: en 2014 esta firma neoyorquina cumplirá un decenio. Su proyección internacional –están presentes en 35 países–, el reconocimiento del sector y la admiración del mundo del diseño los han colocado en el mapa. Son el secreto mejor guardado de los connaisseurs.
-¿Qué hacen?
Cosméticos unisex para rostro, cuerpo y cabello. Las etiquetas son simples y su contenido es ingenioso y libre de detergentes, colorantes y fragancias sintéticas. Son el epítome de la modernidad retro. «Para crear el primer frasco, llevamos un bote de principios del siglo XX a un diseñador. El envase tenía unas letras grandes e indicaba claramente el contenido en porcentajes. Ese era nuestro objetivo: descifrar la cosmética, simplificar el ritual».
.¿Sus consumidores?
El perfil de cliente también es una novedad: «El 45% son hombres; el 55%, mujeres. Nuestro consumidor tiene entre 25 y 50 años, es urbanita, está estresado y expuesto a la contaminación». ¿Y cómo han seducido a tantos hombres? «Si les ofreces productos con una gran investigación farmacéutica detrás, efectivos y fáciles, se enganchan».
¿Sus fórmulas?
La sencillez del etiquetado no es sinónimo de recetas simples. Un ejemplo: las hidratantes se basan en ácidos grasos hidrosolubles. «La dermis los absorbe enseguida, lo que permite aplicar el maquillaje sin esperar». ¿Un hito? «El desodorante de eucalipto. No lleva aluminio, relacionado con el cáncer de mama. Tardamos cuatro años en crearlo».

Los frascos vintage de Hudson Valley Antiques sirven de referente para su packaging.
D.R.

Mirta Rojo
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