Ingredientes de origen ético y bajo impacto: el camino a la sostenibilidad de las fragancias de Chloé

Si algo estaba claro cuando Gabriela Hearst fue nombrada directora creativa de Chloé, en diciembre de 2020, era que la firma avanzaría a pasos agigantados en materia de sostenibilidad. La uruguaya es abanderada de un discurso que aboga por medir el impacto negativo (tanto sobre el medioambiente como en la sociedad) de cada proceso, para así poder reducirlo. «Sé de dónde viene todo porque nací en un lugar que está expuesto a la fuerza de la naturaleza», explicaba en una entrevista a esta revista hace dos años. «Según los científicos ya avanzamos hacia una nueva época geológica, el Antropoceno, en la que el hombre influye en el medio. También sé que el planeta seguirá girando pase lo que pase, no tenemos que salvarlo. Pero si seguimos así, será sin nosotros dentro. Lo que hay que salvar es a la humanidad, si te gustan las personas». Su primera colección al frente de la casa, propiedad del grupo Richemont, rastreó el archivo que la firma lleva años engrosando en el ático de un edificio en el centro de París para volver a los orígenes. Al espíritu y a la visión de la fundadora, Gaby Aghion, que quiso dar forma a un armario romántico, pero sobre todo muy práctico.

Hija de una familia acomodada de Alejandría, Aghion llegó a París recién casada y se integró rápidamente en las tertulias de los intelectuales de la Rive Gauche. Podría haberse dedicado a disfrutar de su vida ociosa, pero decidió probar a crear vestidos que fueran tan bonitos como fáciles de llevar y en 1952 fundaba Chloé. Su enfoque, que partía de algo tan sencillo como escuchar las necesidades de las mujeres, fue rompedor en unos años en los que imperaban las siluetas grandilocuentes y los pesados corsés.

Aquellas ideas de sencillez y de volver a lo básico que ha heredado Hearst, junto a su propia concepción sostenible de la creación, aterrizan también en la división de perfumes de la maison, perteneciente a Coty. Desde el pasado mes de septiembre la enseña reformula todas sus fragancias para hacerlas más naturales y de menor impacto. Con un lazo verde (reciclado) se identifica la nueva versión del clásico Chloé Eau de Parfum, ahora con el apellido Eau de Parfum Naturelle. Un aroma que se une a la colección Signature y refleja la nueva concepción: fragancias de origen 100% natural, desarrolladas con ingredientes de origen ético (en este caso, la fórmula contiene neroli, rosa búlgara y limón de origen ético). El responsable de los nuevos acordes es el creador del original de 2008, el nariz Michael Almairac, que también está detrás de grandes éxitos como Fahrenheit de Dior (1988), Gucci Rush (1999) o Body de Burberry (2011). Ha sido un reto: las exigencias de utilizar una receta natural han reducido la gama de ingredientes con las que el experto ha podido trabajar: ni filtros ni colorantes artificiales, solo materiales seleccionados de origen natural.

La propuesta se completa reinventando también el frasco, que ahora se presenta en una botella de vidrio reciclado en un 25% y en un envase de cartón, hecho a partir de un 40% materiales reciclados. ¿La imagen? La británica Lucy Boynton, que ha sido dirigida por París Guillaume y Jonathan Alric, los franceses que forman el dúo The Blaze. “Me considero afortunada por haber sido elegida. He sido fan de la marca desde que la conozco y valoro mucho el mensaje de esta campaña: el celebrarse a uno mismo, quererse y el poder que te da sentirte tú mismo”, contaba a S Moda al ser nombrada embajadora del lanzamiento. Entonces recordaba también el poder evocador del perfume: “Creo que mi primer recuerdo es oler la esencia del perfume de mi madre. Olerlo ahora me lleva de vuelta directamente a la infancia. Es muy evocador. Te transporta, es reconfortante”. En la campaña, en medio del campo y con la canción Breathe de fondo, entona el lema: “Mi naturaleza, mi fuerza”, abrazando una conexión que seguramente también hubiera ratificado la fundadora Aghion.