Estos son los trucos que mantienen con vida el cabello rubio platino
Mantenerlo intacto es más fácil de lo que creías. Toma nota.
Es un hecho, el cabello platino se ha convertido en uno de los más demandados en los salones de belleza a lo largo y ancho del planeta. Culpa a ‘Juego de Tronos’ si lo deseas, o a la familia Kardashian con su interminable rueda de mutaciones estilísticas, pero, con permiso del rosa millennial, es el más anhelado. Sin embargo, con él llegan de la mano ciertos inconvenientes a tener muy en cuenta; antes de caer en sus brillantes brazos, has de saber que el platino es como la fama: cuesta llegar, pero mucho más mantenerse.
La consecución de estos deseados tonos conlleva someter al cabello a una serie de decolorados y productos de origen químico que abren la cutícula y, por tanto, lo secan y desgastan. Los de tipo graso pueden estar más tranquilos en ese sentido, pero hay un factor al que no escapa nadie: la modificación del color. Éste tiende a una indefinida tonalidad naranja o amarillenta, que procede del color original intentando salir a la superficie.
Una vez detectado el problema, el objetivo es fácil: prolongar el color y el brillo la mayor cantidad de tiempo posible. Es ahí donde entra en juego la teoría del color. Hay que encontrar el tono que neutralice a su contrario. En este caso, se trata del púrpura, que le gana la batalla al naranja y al amarillo sin despeinarse. Pero no se trata de incorporar otro tinte, sino, simplemente, de hacerse con un buen champú púrpura. Éste matiza el tono gracias a sus pigmentos morados, lo aviva y le devuelve un aspecto más natural y cercano al del tinte original, haciendo que se puedan distanciar las visitas a la peluquería.
¿Sólo para cabellos platino? No. Los rubios más oscuros también pueden beneficiarse de sus efectos, así como los castaños con reflejos y mechas, que suelen coquetear con ese indeseable tono naranja. También los grises, aunque en este caso no hay que utilizarlo con mucha frecuencia, ya que puede aparecer un asomo de azul. Y por último, para aquellas que lucen orgullosas sus canas, el champú púrpura las mantiene relucientes.
Sin embargo, si no se acierta con la fórmula, estos champús pueden ser contraproducentes. Si al castigo que de por sí supone la decoloración le sumamos un producto a base de siliconas y parabenos, el resultado a largo plazo es desolador. Deshidratación, encrespamiento y pérdida del brillo son los indeseables invitados que acuden sin que nadie los haya llamado.
En estos casos, es conveniente indagar hasta dar con un champú que presente unos ingredientes respetuosos. Por ejemplo el Platinum Wash de Infuse my Color (que en España puede adquirirse en Laconicum), que carece de sulfatos, parabenos y siliconas, además de ser vegano. ¿Sus efectos? Reaviva el color de las melenas platino, grises y blancas, evita el dichoso color anaranjado que va apareciendo con el paso del tiempo y mantiene un matiz frío como si se acabara de aplicar el tinte. Otra opción carente de sulfatos y respetuosa con el cabello es el Color Endure Violet de Joico, que devuelve el brillo al rubio si se deja actuar entre 3 y 5 minutos. ¡Adiós, melena naranja!
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