Dime qué tipo de piel tienes y te diré qué limpiador de rostro necesitas
Una piel seca no tiene las mismas necesidades de limpieza que una mixta. Consultamos con expertas qué factores debemos tener en cuenta a la hora de comprar un limpiador de rostro.
“Al haber trabajado en el teatro, he sido testigo de lo que puede hacerle a tu piel el no desmaquillarte, así que soy muy cuidadosa con eso”, dijo Audrey Hepburn, quien se refería a sí misma como una “chica de las de agua y jabón”. Estamos seguros de que hoy, la venerada actriz seguiría fiel a su ritual de limpieza, aunque es muy probable que, además del jabón, también utilizaría un cosmético específico para ello.
La limpieza es el gesto cosmético más importante y si no se hace bien, nada de lo que hagamos antes o después será útil. Antes de aplicar cualquier producto de tratamiento, como cremas o sérums, es clave que la piel esté limpia para que pueda absorber todos los componentes de los cosméticos. “Para mí esta es la fase más importante para mantener una piel sana, en perfectas condiciones de salud y permeable para que todos los ingredientes activos que pongamos después con los productos de tratamiento penetren a las capas profundas y actúen de forma mucho más efectiva y con resultados más importantes y visibles”, comparte Paz Torralba, directora de los centros The Beauty Concept sobre este ritual con el que se busca eliminar la suciedad, las impurezas, el exceso de grasa y las bacterias. Su importancia es determinante y así lo asegura la facialista Silvia Oliete, alma máter de Blauceldona: “Siempre comparo la piel con un mueble de madera noble, antes de ponerle cera le quitarías el polvo y al aplicar el tratamiento quedaría maravilloso, con la piel pasa lo mismo, sería incapaz de aplicar un cosmético sin haberla limpiado y tampoco nadie debería hacerlo”.
Para la limpieza del rostro encontramos se despliega un arsenal cosmético lleno de aromas y texturas, con productos como leches, aguas micelares, jabones o aceites que se adaptan a todos los tipos de piel. Los expertos nos han ayudado a entender cómo usarlos y a disipar las dudas sobre estos cosméticos que forman parte de un ritual, el de la limpieza, que debería ser placentero y el primero en incorporar en nuestra rutina de cuidados. “Es un hábito que debemos tener desde la pubertad, porque una piel que no está limpia, envejecerá antes”, insiste la farmacéutica María José Cejas Delgado, al frente de Farmacia Europa en la localidad cordobesa de Puente Genil.
¿Qué tipo de limpiadores hay?
Agua micelar. Está formulada con micelas que arrastran la suciedad y el sebo cuando se aplica a toques por la piel. Es el método más rápido pero el menos querido por las expertas. “Yo solo recomiendo usar agua micelar días puntuales en los que no tenemos tiempo o la pereza gana la batalla. No limpian la piel en profundidad y al precisar ser retirada con algodones, siempre quedarán residuos en el poro, por lo que no deberían ser vistas como una opción a elegir entre leches o espumas”, advierte Silvia Oliete sobre este cosmético que considerado el menos efectivo pero que, como matiza la farmacéutica Cejas “es mejor que nada”.
Leche limpiadora. Este sistema de limpieza es uno de los métodos más usados en España y su funcionamiento es sencillo: se aplica con la mano sobre el rostro y la leche absorbe la suciedad. La clave está en retirarla muy bien con ayuda de una muselina o agua templada. De este modo la piel queda limpia, muy hidratada, sin riesgo de irritación y sin resecar.
Aceites. Según la facialista Oliete, son interesantes para pieles maduras, secas y desvitalizadas. “Limpian mediante el ablandamiento y disolución de la suciedad y el maquillaje, por lo que se desprenden de la superficie de la piel al retirarlos, sin usar agentes que la resequen”. Como cuenta la farmacéutica María José Cejas, “es el mejor producto para retirar el maquillaje o el fotoprotector. Solo hay buscar uno que se adecue a cada tipo de piel, por ejemplo, a las pieles grasas les ayuda uno de baja densidad que no dé sensación de untuosidad”.
Espumas. “Al contener tensioactivos para generar espuma, y aunque sean muy suaves, son aptas para pieles mixtas o grasas jóvenes, que conserven una alta hidratación propia de su edad, pero quieren sentir el frescor que dejan tras retirar el exceso de grasa”, destaca la directora de Blauceldona.
Toallitas desmaquillantes. Es básicamente una toallita impregnada en agua micelar. Nada amiga de ellas, según Torralba “son un foco de bacterias que éstas se expandan por el rostro”.
Jabones sólidos. Silvia Oliete los recomienda solo para pieles muy grasas y gruesas y como gesto puntual, “ya que resecan en exceso y lejos de solucionar el problema, deshidratan y pueden empeorar algunos tipos de acné y pieles comedogénicas”.
Qué textura escoger
La elección de un producto limpiador tiende a estar condicionada por nuestros gustos, aunque la directora de Blauceldona comparte sus pautas para decantarse por uno u otro según el tipo de piel. “En general, para las pieles mixtas siempre abogo por el uso de las leches o cremas desmaquillantes, ya que permiten guardar el equilibrio entre limpieza e hidratación, clave para no desequilibrar este tipo de pieles. Para las secas, recomiendo emulsiones ricas en glicerina que, al contacto con la piel se convierten en aceite y al poner agua en leche, son muy cómodas y proporcionan una rápida sensación de hidratación. Para las sensibles la opción más acertada son las leches suaves, sin ingredientes activos como aceite esenciales o ácidos, ya que limpian ayudando a recuperar el equilibrio hidrolipídico y, por tanto, fortalecen la función barrera que estas pieles suelen tener comprometida”.
La importancia de los ingredientes
Además de la textura, mirar los ingredientes que lleva la fórmula nos ayudará apostar por un limpiador u otro. La facialista Paz Torralba comparte sus preferencias para cada tipo de piel:
En pieles secas, que se manifiestan con aspereza, descamación, pérdida de flexibilidad o los ingredientes activos que fijen el agua son importantes. Debemos buscar que contengan “ceramidas, que aumentan y mantienen la hidratación; betaglucanos, que la sellan y ayudan a estimular la creación de colágeno; ácido hialurónico, de alto poder hidratante; vitamina A y C que combinadas inhiben la producción de sebo y aumentan la estimulación de colágeno; factor de crecimiento, que aumenta el grosor de la piel y proteínas de la leche, hidratantes y protectoras”, detalla la especialista.
Las pieles sensibles, cuyo umbral de tolerancia es inferior al de una piel normal, reaccionan frente a los estímulos sufriendo sensaciones de incomodidad y agentes externos como calor, tirantez o enrojecimiento. “Es frágil, suele ser clara y más fina, además de presentar una alta tendencia a desarrollar la rosácea, una inflamación que dilata los capilares, provocando enrojecimiento y erupción. Busquemos limpiadores con Vitamina B3, que reduce la irritación y las manchas rojas; teprenona, que mejora también el proceso de reparación celular y reduce la hipersensibilidad; ingredientes calmantes, descongestivos o anti rojeces, como el extracto de árnica, extracto de Kudzu, el aloe vera, la niacinamida, el té verde, la cúrcuma o la centella asiática; y los extractos de ácidos procedentes del romero, el café y el roble”.
Las pieles grasas presentan una mayor actividad de las células sebáceas y los activos buenos para ellas son: “retinoides, que inhiben la producción de sebo; extracto de algas; ácido salicílico; extracto de tomillo y extracto de bardana”.
En piles mixtas, “que alternan las características la piel seca y la grasa, debemos utilizar activos para regularla y poco a poco acercarla a una piel normal. Buscaremos que la fórmula tenga ácido salicílico, ideal para refinar los poros de la zona T; vitamina B5 para las zonas secas, árbol de té y antiinflamatorios”, desgrana Torralba.
Cómo aplicarlas
Aunque la limpieza es fundamental a cualquier edad, a la hora de escoger el cosmético con el que hacerlo, Silvia Oliete da pautas: “Nuestra piel va cambiando con la edad y también sus necesidades. La limpieza de las pieles más maduras debe realizarse acompañada de movimientos de masaje para oxigenar, activar la microcirculación y darle movimiento al tejido. Sin embargo, para pieles grasas y acnéicas recomiendo lo contrario, depositar la crema, que haga su efecto limpiador y retirarla, sobre todo si hay acné, ya que sobre estimularla puede exacerbar el problema y mover la infección de un lado a otro del rostro”, advierte.
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