Antitendencias otoño 2011, o todas esas prendas que no cuajan esta temporada
Porque no todo en moda va a ser éxito, recopilamos los fracasos de las pasarelas.
Decía Coco Chanel que la diferencia entre estilo y moda es que el primero queda y la segunda pasa, lo que no quiere decir que no vuelva: aunque tenga cuerpo de jota, el horrorismo siempre acaba bailando solo y es que no es fruto de la casualidad si aquello que trasciende de tendencia y se convierte en dictado roza lo sencillo y llano. La camisa blanca y los minivestidos negros nunca salen de nuestro armario ni se despejan en las ecuaciones que hacemos temporada tras temporada a la hora de escoger qué ponernos. Las siguientes propuestas, en cambio, vienen y van. Nacen, crecen y/o desaparecerán.
– Pijama. Uno de los hits en los desfiles de Etro, Just Cavalli o Tommy Hilfiger. Solamente las editoras de moda, Sofia Coppola y las musas de los paparazzi sartoriales, son capaces de saltar de la cama a la calle sin pasar por caja.
– Gorila. Lo que el año pasado tenía forma de yeti, este invierno es un flash mob de Melody porque así, a lo primate, se colocan las aplicaciones de pelo en las prendas de abrigo. Peter Som, Matthew Williamson, Burberry, Balmain y hasta Giambattista Valli, apuestan por los hombros y brazos melenudos. Bien poblados.
– Mezcla de estampados. Si la anterior era una granada de largo alcance, esta es una arma de doble filo. Si logras encajar entramados y tonos, se traducirá en sofisticación. Cuanto más parecidos sean los patrones más difícil acertar, así que mucho mejor si maridas pitón con cuadros o tigre con estrellas que si intentas empastar flores.
Peter Pilotto.
Getty Images
– Camiseta interior. Una de las formas en las que regresa el cuello vuelto o cisne, es a modo de camiseta interior. Debajo de jerséis de pico, a lo Olimpiadas de Invierno Sarajevo 84, una modalidad con la que es prácticamente imposible optar al oro.
– Pantalón rodillero: Más conocido como pirata, y normalmente veraniego, está de vuelta esta temporada por culpa de Los Tres Mosqueteros, en este caso: Pucci, Diane Von Furstenberg y Dolce & Gabbana que los presentan de tipo vaporoso, traje o fruncido. A menos que tengas las piernas muy largas, no te hagas la D'Artagnan.
– Calcetines a vista. En los últimos años se han convertido en una de las antitendencias clásicas y como el cartero, siempre llama dos veces. Sobre sandalias, mocasines, de puntilla o hasta la rodilla. Cuando se combina con la anterior medida, la dificultad se multiplica por dos y las posibilidades de éxito se ahogan.
De izquierda a derecha: Dior, Dolce & Gabbana y Marc by Marc Jacobs.
Cordon Press
-Hombreras de quaterback. Aunque la silueta Frankestein nos recuerde a Joan Crawford o Lauren Bacall y sobre la pasarela, o encima de Elena Anaya, nos entusiasme la colección de Miu Miu, es poco probable que sepamos trasladar a la calle espaldas tan exageradamente ensanchadas.
-Tiro al blanco. Por mucho que se empeñen en que sea el color de este invierno, es harto difícil que el total white look que proponen desde Céline a Isabel Marant, pasando por Hermès o McQueen sea llevado a la práctica tal cual.
-A rastras. Missoni o Rodarte se han emperrado en que el capa sobre capa nos tape de pies a cabeza alargando las siluetas de faldas, vestidos y guardapolvos a ras de suelo, sin dejar apenas respirar nuestros cuerpos. Esto no es Kansas anymore.
Stella McCartney se pilla los dedos entre el color y la hechura.
Cordon Press
Muy romántica y evocadora es la mujer Rodarte. Pero muy poco práctica.
Getty Images
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