Belleza con mensaje: algo está haciendo bien Rihanna
La cantante colapsa el centro de Madrid con la presentación de su línea de maquillaje Fenty beauty, exclusiva para Sephora. Nos colamos en la fiesta para analizar cómo ha conseguido trasladar a la industria de la belleza un mensaje contra el racismo creíble y poco impostado.
Pocas artistas tienen la capacidad de colapsar el centro de Madrid como hizo este sábado Rihanna. La llegada de la cantante a la capital –para presentar su colección de maquillaje Fenty Beauty a la venta en exclusiva en Sephora– provocó que la policía se viese obligada a cortar la zona cercana a los cines Callao. De nada sirvió el secretismo que rodeó en todo momento al evento (los pocos periodistas y amigos de la marca que asistieron a la fiesta no conocieron el lugar de la misma hasta unas pocas horas antes de que esta empezase). A las siete de la tarde, ya era misión imposible atravesar la plaza.
Rihanna, que llegó a Madrid en jet privado, demostró que tiene muchas cualidades, pero la puntualidad no es precisamente una de ellas. Por eso, su posado en el photocall, vestida de Marianna Senchina, llegó con dos horas de retraso. Para sobrellevar la espera, sus fans entonaban uno de sus grandes éxitos, Work, que está a punto de llegar a los 1000 millones de visitas en Youtube.
Aunque la llegada a plaza de Callao de Rihanna fue fugaz –en total sus seguidores pudieron verla un par de minutos– dentro de la fiesta la artista parecía de buen humor, despreocupada y sin mirar demasiado el reloj. Rihanna bebió champán, comió, disfrutó de la compañía de amigos e incluso le probó algunos productos de maquillaje a los asistentes. Daba la sensación de que lo único que necesitaba para disfrutar del todo era que los famosos presentes dejaran de rodearla y que los periodistas llegásemos a una tregua para dejar de grabar cada uno de sus gestos con el móvil.
Por la fiesta de Sephora y Fenty Beauty se dejó ver lo mejor del moderneo de nuestro país. Palomo Spain, que bien podría diseñarle el vestuario de su próxima gira, Natalia de Molina, Pelayo Díaz, Pepino y Crawford, la modelo Cindy Kimberley, que no paró hasta hacerse un selfie con la cantante… Todos parecían muy pequeños ante la gran diosa Rihanna.
Han pasado ya 10 años desde que la artista reventara el mercado musical con su tema Umbrella. Desde entonces se ha erigido como una de las tres cantantes más importantes del mundo, solo comparable a Beyoncé y Madonna. Pero más allá de lo musical, Rihanna se ha convertido también en una especie de visionaria empresarial. Con su línea de ropa Fenty x Puma ha disparado las ventas de la firma deportiva y ha revolucionado la agenda de la Semana de la Moda de Nueva York, convirtiendo su desfile en uno de los más esperados del momento. Y lo ha conseguido sin inventar nada. Simplemente dotando de aire fresco las sudaderas, chubasqueros y ropa de baño de una marca que, hasta que la tocó ella, estaba de capa caída.
Con el lanzamiento de su línea de maquillaje ha ocurrido algo parecido a lo que pasa con su ropa. Rihanna no ha inventado las bases de maquillaje, los iluminadores o los labiales. Pero ha sabido trasladar a una línea cosmética el momento que vivimos. Ha sido capaz de lanzar un mensaje creíble y no impostado contra el racismo y ha generado expectación y curiosidad ante algo tan secillo como un colorete. Además, la calidad de los productos le ha valido el aplauso de la prensa especializada en belleza y de las influencers de la industria. Y sus cuarenta tonos de base de maquillaje –con los que quería incluir a TODO el mundo, de las pieles más claras a las más oscuras– han provocado reviews virales. Una de las más destacadas es la de esta chica albina que asegura que hasta que llegó Fenty Beauty nunca había encontrado una base de maquillaje tan clara que «se adaptase a su rostro y no le dejase un efecto naranja». Lo de Rihanna parece una cosa sencilla, pero es algo que, hasta el momento, solo puede hacer ella.
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