Alerta tendencia: el bolso de moda se parece a una caja de comida a domicilio
La firma Staud está detrás de uno de los complementos más virales entre las invitadas a la semana de la moda de Nueva York: un modelo con asa superior a medio camino entre el joyero y la caja de ‘take away’.
Tras el bolso que imitaba a un cubo de playa y aquel que quedaba rematado por un asa redonda, esta primavera todo apunta a que el más fotografiado en Instagram tendrá forma de caja. En la línea de otros diseños que imitan un joyero con asas (como el también viral Olivia de Rejina Pyo), la semana de la moda de Nueva York ha ratificado al Sadie de Staud como el nuevo objeto de deseo.
Presume de formas sencillas y tamaño escueto, pero prescinde de decoraciones superfluas. Con un coqueto espejo en el interior y un simple cierre magnético, dice tantear la funcionalidad.
Favorito entre las manos de las invitadas, al bolso le han bastado pocos meses para coronarse: quizá por su original silueta o quizá por su precio medio (bastante alejado de las cuatro cifras que cuelgan de las etiquetas de las grandes marcas). La pieza, disponible en dos tamaños y varios acabados, está a la venta en la web de la marca por unos 300 euros. También, para evitar sorpresas en forma de aranceles (se envía desde Estados Unidos) en muchas multimarcas de lujo como Net-a-porter o MyTheresa.
Sadie no es más que el último ingenio de Staud, una firma con solo tres años de vida pero unos ingresos estimados por Forbes de 20 millones de dólares en 2018. Su éxito se ha cimentado sobre una cuidadosa estrategia de marketing digital: las redes sociales y la viralidad de sus geométricos accesorios han sido piezas clave en su desarrollo. También la visión de Sarah Staudinger, su creadora, que lanzó el proyecto con solo 27 años, tras haber sido directora de moda en Reformation.
A medio camino entre un cofre del tesoro y una caja de comida rápida, el Sadie no es el primer complemento que se inspira en la cultura popular, concretamente en las cajas de cartón propias de los locales de take away. En el año 2010, coincidiendo con su desfile en Shanghái, Chanel lanzó al mercado una serie de accesorios de edición limitada que plasmaban la visión de Karl Lagerfeld de la cultura oriental. ¿Entre ellos? Un bolso que simulaba ser caja de restaurante de comida china (un invento que, por cierto, es americano). El bolso, que salió a la venta por unos nada desdeñables 7.500 euros, hoy es objeto de coleccionista.
Poco tiempo después, en 2014, Charlotte Olympia y Kate Spade protagonizaron una de esas coincidencias en inspiración: ambas entregaron dos modelos que bebían, de manera más o menos literal, de nuevo del mismo objeto cuyas formas hoy reinterpretan en Staud.
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