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Abusos en la alta cocina: la «habitación de las violaciones» del restaurante de los famosos

Una investigación de ‘The New York Times’ destapa que en The Spotted Pig, un conocido local de Nueva York frecuentado por estrellas, existía una tercera planta accesible solo para Vips en la que «no había reglas».

Mario Batali, que ha renunciado a sus negocios tras confirmar que las denuncias de acoso sexual sobre él eran verídicas, en una imagen de 2011 junto a Gwyneth Paltrow. Los dos eran clientes habituales del local inmerso en otro escándalo sexual (y donde Batali supuestamente agredió a una mujer inconsciente).
Mario Batali, que ha renunciado a sus negocios tras confirmar que las denuncias de acoso sexual sobre él eran verídicas, en una imagen de 2011 junto a Gwyneth Paltrow. Los dos eran clientes habituales del local inmerso en otro escándalo sexual (y donde Batali supuestamente agredió a una mujer inconsciente).Getty (WireImage)

El pasado martes The New York Times publicó su investigación en relación a las denuncias de acoso sexual sobre el restaurador Ken Friedman a sus trabajadoras de The Spotted Pig del West Village, un conocido restaurante con celebrities entre su lista de inversores y en el que en sus primeros tiempos se podía ver cenando a Rihanna, Gwyneth Paltrow con Chris Martin, celebrando el San Valentín de 2015 a Kim Kardashian y Kanye West, alguna que otra reunión de Beyoncé con sus amigas e incluso a Taylor Swift comiendo con Calvin Harris. Un local de moda donde las firmas y revistas celebraban presentaciones y fiestas y donde, según el texto del rotativo, «los trabajadores y los insiders de la industria» apodaban a la tercera planta del local como «la habitación de las violaciones». Era la planta que se abría a famosos y clientes VIPs cuando el local cerraba y en la que el propio Friedman (que en el pasado fue manager de bandas como los Smiths) defendía que «no había reglas».

Peter Sarsgaard, Jake Gyllenhaal, Maggie Gyllenhaal
Peter Sarsgaard, Jake Gyllenhaal y Maggie Gyllenhaal en una fiesta de las Pussy Riot y The Voice Project en The Spotted Pig en febrero de 2014.Getty (WireImage)

Ahí es donde normalmente las camareras se tenían que dejar manosear por los comensales (no cobraban si no se quedaban sirviendo hasta el final de las fiestas, aunque fuese más tarde de la hora de cierre) y es el mismo espacio en el que supuestamente asaltó a una mujer, con conocimiento del propio dueño, uno de los usuarios VIPs habituales, el conocido chef Mario Batali –que también ha dejado esta semana sus negocios por otras cuatro denuncias de acoso sexual que él mismo ha reconocido como verídicas–. Una ex trabajadora de The Spotted Pig, Ms. Seet, ha indicado en la investigación que durante una fiesta en 2008 tuvo que intervenir cuando vio a través de las cámaras de seguridad que Batali, borracho, estaba metiendo mano y besando a una mujer que parecía inconsciente. «A él lo llamábamos ‘la amenaza roja'», ha explicado al periódico otra de las ex camareras del local que también fue acosada por el mediático cocinero: «Intentó tocarme los pechos y me decía que era guapa. Que quería hacer wrestling conmigo. Me tocaba servirles copas a su mesa y cuando iba me decía cosas del tipo ‘siéntate en la cara de mi amigo'».

La «habitación de las violaciones» es una de las múltiples anécdotas de la investigación que atañe al acoso sexual de Friedman sobre sus trabajadoras durante años. El efecto dominó del caso Weinstein no deja títere con cabeza. Desde el gremio editorial al periodístico, pasando por la esfera política, el mundo de la alta cocina tampoco escapa a esta dinámica de abusos de poder y acoso sexual en el ámbito laboral.

Como si la serie Master of None hubiese vaticinado lo que estaba por llegar (en su segunda temporada un conocido cocinero con restaurantes y programas de televisión es destapado como un depredador sexual), el también mediático chef Anthony Bourdain –pareja de Asia Argento, que ha acusado a Weinstein de haberla violado–, alertaba en Twitter el pasado lunes el escándalo que se avecinaba: «Es Batali. Y es malo».  La revista Eater publicaba la investigación sobre Mario Batali y las denuncias de cuatro mujeres: “Me disculpo con la gente a la que he tratado mal y he herido. Aunque las identidades de la mayoría de las personas mencionadas en estas historias no me han sido desveladas, muchos de los comportamientos descritos coinciden, de hecho, con los modos en los que he actuado”, escribió el implicado. No era el primero en ser señalado. Hace unas semanas, la revista Nola fue la encargada de publicar otra investigación sobre otro conocido chef: John Besh. El cocinero ha renunciado a ser el jefe de su grupo de restaurantes después de que 25 mujeres hayan explicaran de que el hombre acosaba a sus trabajadoras y fomentaba una cultura de conducta sexual inapropiada en el trabajo.

Taylor Swift y Calvin Harris salen de The Spotted Pig tras almorzar allí en 2015.
Taylor Swift y Calvin Harris salen de The Spotted Pig tras almorzar allí en 2015.Josiah Kamau (BuzzFoto via Getty Images)

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