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Cómo y por qué ha resucitado ‘Sailor Moon’, la guerrera con coletas y minifalda que se enfrentaba a las fuerzas del mal

El ‘anime’ de Naoko Takeuchi introdujo entre sus seguidoras conceptos novedosos como la sororidad. Rosalía o Karol G no dejan que su legado muera

Sailor Moon S Moda
Netflix / Courtesy Everett Collection / Cordon Press

Dos moños altos con flequillo abierto y unas coletas lacias que se deslizan por la espalda: este es el peinado icónico con el que aparece caracterizada Rosalía en el videoclip de Relación (remix). Para quien conozca al personaje Sailor Moon, protagonista del anime que lleva su mismo nombre, resulta difícil no relacionar ambas imágenes. La animación de Naoko Takeuchi, que comenzó a emitirse en Japón en 1992, no llegó a las pantallas españolas hasta finales del año siguiente, cuando Antena 3 inició su difusión. Supuso una renovación en la parrilla televisiva de la época de los 90 y la popularización entre las adolescentes españolas de la joven Usagi Tsukino, ―nombre de pila de la heroína principal― y sus compañeras guerreras, las Sailor Senshi. Todas protagonizaban un relato en el que llevan una doble vida marcada por poderes mágicos, fuerzas cósmicas y la misión de proteger el sistema solar frente a las amenazas de quienes pretendían aniquilarlo.

Rosalía no es la única que se ha sumado a esta referencia en los últimos años. Muchas personalidades del mundo de la cultura y de la moda se han inspirado en ella, desde su apariencia más adorables hasta su vertiente más controvertida: “Mucha gente una vía de escape de la realidad en este tipo de personajes”, afirma MLMA (@melovemealot) artista visual, cofundadora y diseñadora de la marca coreana de streetwear Skoot Apparel, todo un referente en la inclusión del anime en la moda que ha vestido a celebridades como Billie Eilish o la propia Rosalía.

Si a esta búsqueda de fantasía y evasión de la realidad le añadimos otro poderoso ingrediente, la identificación con las protagonistas, sobran los motivos por los que entender su éxito y calado en la cultura pop: “Hay un término en japonés, moe, que significa algo así como florecer, y que se emplea para describir cómo los aficionados del anime se relacionan afectivamente con personajes ficticios en lugar de buscar una gran narrativa. Creo que el actual resurgimiento de ciertos estilos y personajes, como el caso de Usagi Tsukino en la cultura pop, está vinculado al fenómeno del moe. El apego emocional con personajes ficticios se transforma en cultura y estética”, explica Alba Torrents, doctora en filosofía, especialista en anime y profesora de teoría de género en la UAB.

Efectivamente, este colorido universo de fantasía repleto de referencias mitológicas, iconografía, atributos celestiales y gatitos parlanchines significa mucho más que un icono estético. La serie se convirtió en una zona de confort en la que disfrutar viendo representado el poder y la fortaleza de las mujeres, tanto individualmente como en grupo, así como el valor de la amistad incondicional, la sororidad y la existencia de la diversidad de identidades y orientaciones sexuales, entre muchas otras cuestiones hasta entonces no especialmente visibilizadas en las series de ficción.

Luz en un túnel sin referentes

“En estos días solo los viejos piensan que los hombres son mejores que las mujeres” o “¡no me gustan los hombres que no entienden los sentimientos de las mujeres!” eran frases que se podían escuchar en la serie. Este anime rompió con el modelo de la chica complemento que acompaña al hombre en las misiones importantes, normalmente a modo de respaldo y no de papel protagonista. “En este contexto, Sailor Moon destacaba porque, más allá de la trama amorosa, se centraba en una historia que se había desarrollado prácticamente en el contexto del protagonismo masculino o las producciones para público eminentemente masculino: la de la lucha de las fuerzas del bien contra las fuerzas del mal independientemente de cómo estas estén representadas”, explica Daniel Ferrera.

Si bien el personaje femenino es el que tiene la verdadera capacidad para acabar con el enemigo, en cada episodio suele aparecer el personaje masculino ―interés amoroso de la protagonista―, para rescatarla. A pesar de esto, en la serie dicha implicación se percibe de una forma más crítica e incluso humorística, como en el ejemplo que propone Daniel Ferrera, del famoso meme en el que él afirma: «Mi trabajo aquí ha terminado» y ella responde «pero si no has hecho nada».

“Es muy relevante una producción programada para público infantil y juvenil de personas que se alejan de ese centro normativo. No ya solo por la aparición de personajes LGTBIQ+, sino porque las feminidades y las masculinidades también se apartan de compartimentos tan estancos”, comenta Daniel Ferrera López, Doctor en Investigación en medios de comunicación especializado en estudios de género, cuya tesis se centró precisamente en animación japonesa.

Cartel de la película 'Sailor Moon Eternal'.
Cartel de la película 'Sailor Moon Eternal'.©Netflix/Courtesy Everett Collection / Cordon Press

Además, fue una animación precursora a la hora de incluir la cuestión de la sororidad; todas las componentes del grupo son necesarias y cuentan con un papel imprescindible para que la paz pueda salvaguardarse. Entre ellas se aprecian y se valoran con sus defectos y virtudes, como lo hacen las integrantes de un verdadero grupo de amigas que entienden que juntas viven y sobreviven mejor. Además, el subgénero de las chicas mágicas o magical girls, ―es decir, un grupo de chicas que tienen una vida corriente y que se transforman en heroínas―, que precisamente inició Sailor Moon, permite que se produzca un efecto similar al de las Spice Girls: cada personaje tiene una personalidad y atributos muy detallados y diferentes a los de las demás integrantes del equipo, por lo que resulta muy sencillo sentirse reconocerse en una o varias de ellas.

Por qué ha envejecido tan bien

Otro de los motivos del envejecimiento positivo que ha experimentado la animación fue la inclusión de tramas y personajes con identidades no normativas o pertenecientes al colectivo LGTBI+: “Sailor Moon se adelanta a su tiempo al manejar con respeto y positividad la diversidad sexual. Por ejemplo, Haruka y su pareja Michiru son aceptadas plenamente por los demás personajes sin que exista una negación o menoscabo de su identidad de género ni de su relación sentimental. Este tratamiento digno y no estigmatizante constituye un hito en la historia del anime, y refuerza el argumento de que estos personajes pueden ser mucho más que la reiteración de estereotipos heteronormativos”, reflexiona Alba Torrents.

A pesar de todos estos avances, no se debe olvidar que la serie se lanzó en 1991 y comenzó a emitirse en España en 1993, por lo que el contexto implica que el concepto que se tiene del feminismo está más desarrollado actualmente e intenta no repetir ciertos patrones que sí tenían cabida en Sailor Moon: “Mientras que el grupo protagonista está formado por jóvenes adolescentes, símbolo de pureza, los enemigos femeninos son personajes tópicos que utilizan su sexualidad como arma. La dicotomía entre el bien y el mal se estructura en torno a una feminidad «buena» y otra «mala»”, afirma Daniel Ferrera.

Innumerables colaboraciones

El peso de la animación y la cultura japonesa está presente en la carrera, el estilo y los gustos personales de muchos artistas como Rosalía, como puede percibirse en el relato visual y narrativo del disco Motomami y de su último tema ‘Tuya’. No obstante, ella es la única que ha hecho un guiño a la serie, ya que la presencia de estas guerreras del espacio de los años 90 sigue vigente en la actualidad en outfits icónicos como el de Billie Eilish en los IRadio Music Awards de 2019, algunos estilismos de Karol G, un montón de merchandising, tiktokers como Ella Cheng que recrean los estilismos de la serie, colecciones temáticas de marcas de lujo, reinterpretaciones de la protagonista de artistas como Ricardo Cavolo, conocido por incorporar personajes de la cultura pop en sus obras o diseñadoras como MLMA: “Me inspiró para escapar de la realidad y existir en otra sociedad. Como aficionada a la animación, creo que el concepto se desarrolló de forma natural porque confeccioné diseños con los que amigos míos se sintieron identificados”, comenta la artista y diseñadora, hablando de cómo Sailor Moon influyó en la exitosa Skoot Apparel, en su obra artística y en sí misma.

Las millenials que forraban sus carpetas del instituto con las figuras de la serie no son las únicas en adoptar este imaginario, ya que las nuevas generaciones también sienten simpatía con él. No es casualidad que una serie con unos valores tan progresistas ―para la época en cuestión―, con respecto al feminismo, a las identidades no normativas y al colectivo LGTBI+ también cale en el universo estético de personas de la generación Z, tanto en la vida real como en la ficción con personajes como Jules (Hunter Schafer) en Euphoria (Sam Levinson), una chica trans con un estilismo muy influenciado por este anime, brillante, femenino, colorido y llamativo, que en muchas ocasiones recuerda directamente a ella y que, como explica MLMA, vuelve a hacer referencia a esa fuga de la realidad. Además, tiene sentido que sea Jules y no otra persona la que vista de una forma tan fantasiosa ya que, precisamente, funciona como una vía de escape de la negatividad y dolores que conlleva la complicada y oscura vida de Rue (Zendaya).

Relación (remix), la canción en cuyo videoclip Rosalía aparece caracterizada con el peinado de Usagi Tsukino, habla de una mujer que se sobrepone a las circunstancias y decide priorizarse y velar por su bienestar, de soltar aquello que le hace daño ―en este caso, una relación de abuso y una ruptura amorosa que le rompe el corazón― y de abrazar su autenticidad y su ser. En otras palabras, Rosalía canta desde el arquetipo de la mujer guerrera que encarnaban las Sailor Guardianas, que siguen brillando en algún lugar de la bóveda celeste.

Piezas de la colección de Jimmy Choo inspirada en 'Sailor Moon'.
Piezas de la colección de Jimmy Choo inspirada en 'Sailor Moon'.Jimmy Choo


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