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La salud va por barrios
Tribuna
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Cómo un entorno saludable alrededor de las escuelas protege también a nuestros hijos

Muchos estudios científicos muestran que los entornos urbanos que protegen y promueven la salud influyen beneficiosamente en el bienestar de los niños

Ciudades sostenibles
Alumnos y madres y padres preparan carteles para participar en una 'revuelta escolar' contra los coches, en el colegio Menéndez Pelayo en Madrid.Andrea Comas
Manuel Franco

Imaginemos que somos niños una vez más, que volvemos a la infancia. Y esta vez, Campanilla y Peter Pan, en lugar de llevarnos al país de Nunca Jamás, nos ayudarán a construir el entorno soñado dentro de nuestro barrio, de nuestra ciudad.

Y en ese barrio soñado, los más pequeños y adolescentes podrán ir en bici o andando con sus compañeros al cole y al insti. Podrán comer con calma platos estupendos, sabrosos, sanos y sostenibles, y el momentazo de la semana será pasar la tarde del viernes o el sábado en el parque donde poder hacer deporte sin parar, subirse a los árboles, jugar al escondite o a lo que se les ocurra.

Podría ser el entorno soñado de pequeños y adolescentes. Y no anda muy lejos de lo que muchos estudios científicos muestran en entornos urbanos que protegen y promueven su salud, la salud de los más pequeños y adolescentes sin distinción de género, país de origen o nivel socioeconómico de sus familias.

A continuación, describiré ejemplos de investigaciones de alto nivel y rigor científico realizados en diferentes y diversas ciudades que analizaron el transporte y la contaminación, la alimentación en las ciudades y el uso de espacios verdes en relación con la salud infantil y adolescente.

Malos humos

El tráfico rodado se relaciona directamente con los niveles de contaminación y con el nivel de ruido alrededor de nuestras escuelas, alterando el desarrollo cognitivo y la capacidad de atención del alumnado. Un estudio en 3.500 niños de Rotterdam mostró cómo estar expuesto a contaminantes atmosféricos en el vientre materno y durante los primeros ocho años de vida altera la conectividad estructural del cerebro en estos niños, lo que se relaciona con distintas patologías del desarrollo.

España es uno de los países de Europa, donde mayores son los índices de sobrepeso y obesidad entre los menores. En Madrid realizamos un minucioso estudio del entorno de los más de 1.300 centros educativos de la ciudad y analizamos la cantidad de establecimientos con alimentos o bebidas no saludables a 400 metros de los centros, a menos de 5 minutos de paseo. Los resultados fueron más que sugerentes: el 95% de los colegios madrileños tenían a tiro de piedra un local donde comprar bollería industrial o bebidas azucaradas, la media de los centros tenía 17 tiendas de este tipo alrededor y las escuelas de barrios desfavorecidos tenían hasta un 62% más tiendas alrededor que las de los barrios medios.

Un estudio realizado en más de mil ciudades en 31 países por el Instituto de Salud Global de Barcelona calculó en 43.000 las muertes al año que se podrían prevenir si se cumplieran las recomendaciones de la OMS sobre el acceso a los espacios verdes: una distancia de no más de 300 metros de cada domicilio.

Cuando nuestro interés se centra en la salud durante la adolescencia, entonces el entorno urbano, su utilización, se hace todavía más compleja por el uso más amplio de la ciudad que ellos hacen. Y además de la contaminación, el ruido o la alimentación, debemos incluir en los estudios el consumo de alcohol y tabaco. Y resulta que la industria sabe mucho más de ellos que nosotros, familias, investigadores y decisores políticos. Y las poderosas industrias del alcohol y el tabaco recogen toda esa información porque proyectan las posibles ventas y beneficios a largo plazo.

Un estudio realizado en más de mil ciudades calculó en 43.000 las muertes al año que se podrían prevenir si se cumplieran las recomendaciones de la OMS

Los cambios urbanísticos, sociales, que necesitamos en nuestras ciudades no van a llegar exclusivamente por el camino de la investigación y la evidencia científica. Seríamos muy ingenuos las personas que nos dedicamos a la investigación en salud pública si pensáramos que nuestras investigaciones son la única palanca de cambio que existe. De hecho, los movimientos sociales que piden mejorar el entorno urbano alrededor de las escuelas son muchos, variados y muy fuertes. El movimiento La Revuelta Escolar ha llegado a movilizar a cientos de escuelas y miles de escolares y familias en Barcelona y Madrid que reclaman la pacificación y la reducción drástica del tráfico motorizado en sus entornos. Como ha ocurrido en muchas ciudades del mundo, los cambios llegarán si la ciudadanía, las personas investigadoras, las decisoras políticas y profesionales de la salud participen activamente en estrategias comunes que promuevan mejorar la salud en las ciudades.

¿Qué podemos hacer? ¿Por dónde empezamos para hacer nuestras ciudades más sanas y saludables para la población infantil y adolescente?

Un buen lugar para empezar es el transporte en nuestras ciudades. Andar, movernos en bicicleta y utilizar el transporte público nos ayudaría a reducir drásticamente la emisión de gases, a la vez que incrementamos los niveles de actividad física.

Revolución en la mesa

Otro punto relevante es entender la alimentación en las ciudades dentro del concepto de los sistemas alimentarios complejos que unen una perspectiva no solo de salud, sino también de sostenibilidad social y ecológica, desde la producción de los alimentos hasta su distribución y consumo. Los sistemas alimentarios escolares de nuestros niños y adolescentes ofrecen espacios prometedores para mejorar su dieta y salud con un enfoque especial en la sostenibilidad de la producción, la distribución, y la preparación y manejo de alimentos.

Las escuelas pueden convertirse en catalizadores de un cambio sistémico y de múltiples actores. Niños y jóvenes pasan la mayor parte de sus días en sus centros educativos, lo que los convierte no solo en un lugar para aprender, sino también para comer y socializarse. El proyecto europeo School Food For Change combina todos estos elementos para tener un impacto positivo a largo plazo en los comedores escolares de Europa.

Por último, es fundamental resaltar que los colegios y centros educativos necesitan en su cercanía espacios verdes que tengan un diseño y tamaños adecuados para que los niños y niñas puedan pasar horas sin pantallas mientras están físicamente activos.

A estas alturas de nuestra historia, con todo el conocimiento científico acumulado sobre salud y cambio climático, mejorar el entorno urbano de nuestros centros educativos es, sin duda, una de las mejores maneras de avanzar en el bienestar de nuestras ciudades, el de nuestros pequeños y adolescentes, y sin duda el de nuestro planeta.

La salud va por barrios es una sección que explica en tono sencillo y amable los conceptos y avances de la investigación en Salud Urbana, un área de la Salud Pública necesariamente interdisciplinar. La investigación en Salud Urbana tiene como objetivo mejorar nuestras ciudades para mejorar la salud de los millones de personas que habitamos las complejas y desiguales ciudades que hoy caracterizan la vida en nuestro planeta.

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Sobre la firma

Manuel Franco
Es profesor e investigador en Epidemiología y Salud Pública en las universidades de Alcalá, España y Johns Hopkins en Baltimore, EE.UU. Sus proyectos de investigación se centran en la Salud Urbana y la Epidemiología Social.

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