Patric Gagne, psicóloga: “Los rasgos antisociales de los políticos se confunden con fortaleza y la gente se siente atraída”
La doctora en psicología publica sus memorias, ‘Sociópata’, en el que busca fomentar la empatía hacia quienes padecen trastornos psicopáticos y antisociales
“Yo no soy mala, es que me han dibujado así”. La exterapeuta Patric Gagne (Los Ángeles, EE UU, 49 años) parafrasea a Jessica Rabbit —personaje de dibujos animados de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (Robert Zemeckis, 1988)— al relatar sus actividades delictivas, como robarle gafas a Ringo Starr, allanar viviendas o agenciarse coches ajenos para hacer escapadas nocturnas. Esta estudiante de UCLA y doctora en psicología clínica reconoce que no siente como los demás, le cuesta empatizar y debe esforzarse para decir la verdad. Si los sentimientos fueran colores, Gagne solo tendría los básicos, como la tristeza o la alegría, pero no los complejos, como los remordimientos, la culpa, los celos, ni el amor en su forma convencional, aunque está casada con el amor de su vida y tiene dos hijos.
Con sus memorias, Sociópata (Planeta), busca fomentar la empatía hacia quienes padecen trastornos psicopáticos y antisociales, aunque advierte que el término que las da título está desfasado y se confunde con el trastorno de personalidad antisocial. En EE UU, se asocia a asesinos en serie, mientras que en España se usa más “psicópata”. Según el escritor y periodista Álex Grijelmo, “sociopath” conlleva en inglés la idea de “inadaptado”, un matiz que no existe en español. Pero como entienden algunos psicólogos, las etiquetas solo indican una dirección y lo esencial es entender a la persona en su totalidad. La entrevista se realiza por videoconferencia el 20 de enero, justo tras el regreso al Despacho Oval de un presidente con características similares a las descritas en el libro.
Pregunta. ¿Cómo define sociópata?
Respuesta. La sociopatía, la psicopatía y el trastorno de personalidad antisocial (TPA) están relacionados, pero son distintos. El término sociópata, que ya no se utiliza clínicamente, ahora se incluye dentro de la psicopatía, que se divide en primaria (biológicamente determinada, carente de emociones sociales como la culpa y la empatía) y secundaria (provocada por el entorno, capaz de aprender emociones sociales). La sociopatía se asocia con la psicopatía secundaria. El TPA es un diagnóstico más amplio que puede abarcar tanto la sociopatía como la psicopatía, aunque no todas las personas con TPA son sociópatas o psicópatas.
P. Es tan complejo que los diagnósticos pueden variar según el terapeuta.
R. El desafío radica en la etiqueta. Palabras como “psicópata” y “sociópata” están muy estigmatizadas. Escuché a un terapeuta sugerir reclasificar la sociopatía como “trastorno de afecto bajo” para reducir el estigma y abordar mejor los comportamientos. Un malentendido común es que los sociópatas y psicópatas no pueden sentir, pero experimentamos emociones básicas, como la felicidad y el miedo. El desafío radica en las emociones sociales, como el amor, la empatía y la compasión, que son aprendidas, no intrínsecas.
P. ¿Qué le enseñaron sus estudios de doctorado sobre la conexión entre la sociopatía y la ansiedad?
R. Los psicópatas primarios no pueden experimentar emociones sociales ni ansiedad, mientras que los psicópatas secundarios o los sociópatas sí sienten ansiedad. Tratar la ansiedad puede ayudar a los sociópatas a aprender emociones sociales. En mi caso, la ansiedad provenía del miedo al rechazo debido a mi falta de emoción. De niña, ocultaba mi verdadero yo para encajar, pero una vez acepté que no necesitaba ser como los demás, la ansiedad desapareció. Aunque aún siento apatía, ya no fuerzo emociones, y es importante estar rodeada de personas empáticas. Como terapeuta, aprendí que entender a los demás, incluso solo intelectualmente, es clave. La humanidad es diversa, y la comprensión mutua beneficia a todos, independientemente de la capacidad emocional.
P. Como si tener acceso total a las emociones pudiera resolver mágicamente todo…
R. Mira, desde mi perspectiva no suena tan genial [ríe].
P. ¿Entonces, tratar la ansiedad para abordar la sociopatía ofrece esperanza?
R. Absolutamente, escribí mi libro para mostrar que hay luz al final del túnel. La sociopatía existe en un espectro, con la mayoría de los casos siendo leves a moderados. Enfocarse solo en los extremos ignora estas formas más leves, que podrían escalar a casos más graves. Es como solo reconocer el cáncer en fase 4, ignorando las 1, 2 y 3; algo similar sucede con la psicopatía.
En nuestra sociedad las emociones a menudo se exaltan; animo a más aceptación y menos ira”
P. Sus dificultades para sentir emociones no han implicado carecer de un código moral, como cuando eligió “no hacerle daño a nadie”.
R. Correcto. A menudo me preguntan qué me impide asesinar a alguien si no siento culpa ni remordimiento, y mi respuesta es: hago daño a las personas todo lo que quiero, pero esa cantidad es cero. Me parece una locura que la gente crea que la culpa y la vergüenza son necesarias para prevenir el daño o el crimen, lo que implica que los seres humanos siempre querrían dañar sin estas emociones. Es un argumento autodestructivo.
P. ¿Hay hipocresía en una sociedad donde las personas sin diagnósticos de trastornos mentales no tienen que justificar sus malas acciones?
R. Las personas con trastornos psicopáticos y antisociales son criticadas por carecer de empatía, pero la mayoría de las personas neurotípicas se la niega a ellas. La empatía se aprende, a menudo, a través de la crianza, y un niño que tiene dificultades en este sentido generalmente tampoco recibe mucha. Es hipócrita esperar que los psicópatas muestren empatía cuando no se les extiende a ellos.
P. Dice que sentirse aceptado es liberador, pero aceptar a quienes no siguen las normas sociales es poco común.
R. Históricamente, quienes son diferentes no son fácilmente aceptados. Mis dificultades emocionales no significan que mis sentimientos no importen. La psicopatía, la sociopatía y el TPA se suelen etiquetar como trastornos agresivos, pero deberíamos centrarnos en el comportamiento, no en las emociones. Desafío la idea de que los niños que carecen de emociones sociales como la culpa sean “malos”. Deberían aprender a experimentar estas emociones de una manera que funcione para ellos, lo cual podría prevenir mecanismos de afrontamiento destructivos.
Las personalidades antisocial o narcisista prosperan en profesiones donde la emoción puede ser un obstáculo, como la política”
P. La soledad no deseada ha supuesto su mayor sufrimiento, pero a pesar de la dificultad para hacer amigos, logró hacerlo. ¿Cómo lo consiguió?
R. Cuando acepté mis diferencias y actué con autenticidad, encontré personas que me aceptaron tal como soy. Esto es cierto para cualquiera: la autoaceptación conduce a encontrar a otros que te acepten a ti.
P. ¿Qué dice sobre nuestras sociedades el creciente apoyo a líderes con rasgos sociópatas?
R. Los rasgos antisociales se confunden con fortaleza, y la gente se siente atraída por líderes que perciben como fuertes, aunque no siempre lo sean. Por eso muchos admiran a quienes son audaces en sus acciones y palabras.
P. Los líderes de grandes tecnológicas, como Zuckerberg o Musk, parecen actuar también sin vergüenza ni remordimiento a medida que ganan poder y riqueza. ¿El poder contribuye a que alguien pierda empatía o se vuelva sociópata?
R. Elon Musk ha hablado abiertamente sobre su diagnóstico dentro del espectro autista, algo que aplaudo y no contradiría con una evaluación de sociopatía. Sin embargo, muchas de las personas que mencionas parecen encajar más en el perfil de narcisismo que en el de sociopatía. Ambos tipos de personalidad, antisocial o narcisista, prosperan en profesiones donde la emoción puede ser un obstáculo. La política es otro tipo de industria del entretenimiento donde eres portavoz de lo que crees que la gente quiere oír. En esas situaciones, tener acceso limitado a las emociones resulta bastante útil, por desafortunado que sea.
La política es una industria del entretenimiento donde eres portavoz de lo que crees que la gente quiere oír”
P. ¿Las redes sociales fomentan comportamientos sociopáticos?
R. No exactamente, pero tras una pantalla las personas tienden a actuar con más osadía, ya sea para bien o para mal, ya que el anonimato reduce la percepción de responsabilidad.
P. ¿Entonces todos, no solo los sociópatas, necesitamos límites?
R. Absolutamente. El respeto y la amabilidad son lecciones que se aprenden en la infancia, pero la ira y la frustración presentes en el mundo actual a menudo encuentran salidas poco saludables.
P. ¿Qué le diría a las personas que no están diagnosticadas como sociópatas sobre la importancia de desarrollar empatía?
R. Como alguien que tiene dificultades con la empatía, creo que es importante aceptar las diferencias. Aunque no siempre pueda entender las emociones de los demás, reconozco que cada persona experimenta las emociones de manera diferente. Necesitamos trabajar en aceptar esas diferencias. En las discusiones actuales sobre política o los problemas mundiales, las emociones a menudo se exaltan, y yo animo a más aceptación y menos ira. No tenemos que estar de acuerdo, pero no debemos dejar que la ira nos controle. Debemos respetar las diferencias y entender que sentir diferente no significa sentir de manera incorrecta.
P. ¿Cómo se ve ahora?
R. Antes pensaba que era mala debido a la visión unidimensional de la sociopatía, pero luego me di cuenta de que solo era diferente. Con el autoconocimiento, mi perspectiva y comportamiento cambiaron. Un sociópata puede llevar una vida funcional, desafiando los conceptos erróneos. Tener acceso limitado a las emociones no es inmoral; se trata de las acciones, no de los sentimientos.
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