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Eva Belmonte: “El BOE es el VAR del Consejo de Ministros”

De lunes a sábado desde hace nueve años destripa el Boletín Oficial del Estado para analizar la letra pequeña del contrato del Gobierno con los españoles

Eva Belmonte, periodista, fotografiada en Madrid. En el vídeo, la entrevista. FOTO: OLMO CALVO | VÍDEO: SAÚL RUIZ, PAULA CASADO Y EDUARDO ORTIZ.
Natalia Junquera

Se despierta con el Boletín Oficial del Estado (BOE), que destripa en pijama de lunes a sábado. Cuando detecta alguna trampa, le da “subidón”. Los que la quieren le regalaron por navidades un robot que alerta de nuevos indultos. Tiene 39 años, dirige la fundación Civio y acaba de publicar Diccionario ilustrado BOE-español (Ariel).

Pregunta. ¿Cuánto tiempo le llevó hablar en BOE fluido? ¿Ya es bilingüe?

Respuesta. Sí, pero me costó un par de años. Empecé a estudiarlo hace casi nueve.

P. Vamos a traducir: ¿Qué significa realmente “proposición no de ley”?

R. Un bluf: decir que estaría bien hacer algo en lugar de hacerlo.

P. ¿“Decreto ley”?

R. Norma con rango de ley que esquiva la democracia parlamentaria y que se utiliza para meter un poco de todo. Se supone que solo se puede usar por motivos de urgencia, para algo excepcional, pero muchas veces no la hay.

P. ¿“Personal eventual”?

R. Personal a dedo sobre el que hay una opacidad increíble.

P. ¿“Concesión”?

R. En bruto es una privatización: dar a una empresa lo que tendría que hacer un organismo público.

En general no suben los mejores, sino los que han tenido menos conflictos con los que están arriba

P. Y al revés: ¿cómo se diría en lenguaje de BOE “mamandurria”?

R. De muchas formas: convenio falso, carta de naturaleza cuando se da a un colega, licitación con condiciones específicas...

P. ¿Tiene secuelas diseccionar el BOE cada día? ¿Ha dejado a alguna pareja agradeciéndole los servicios prestados?

R. (Ríe). Me empeño en que mi lenguaje sea periodístico, pero a veces se me escapa algo.

P. A veces lo que se publica tiene poco que ver con lo que se había anunciado. ¿El BOE es el VAR del Consejo de Ministros?

R. Sí, y acierta más que el VAR. El BOE es lo único que vale. A veces se anuncian ayudas a bombo y platillo, pero llegan al BOE y tienen unas condiciones imposibles, que parece que necesitas un cuerno de unicornio para acceder. Eso me enfada mucho.

P.¿Qué mecanismos usa la Administración cuando no quiere que se sepa algo que ha hecho?

R. Sobre todo, meterlo dentro de otras normas o decretos muy complejos, largos y técnicos para que nadie mire. Pasa mucho con reformas eléctricas. Y muchas veces se hace cortina de humo: en la rueda de prensa del Consejo le dan mucha relevancia a un tema que no la tiene, por ejemplo, la nacionalidad de James Rhodes, para no dársela a una reforma gorda que sí es importante.

P. ¿La pandemia popularizó la lectura del BOE?

R. Lo puso a hablar de cosas mucho más terrenales: si podías salir, acompañado de quién... El día que reguló los entierros me eché una panzada de llorar.

P. ¿Qué fue lo más raro que le preguntaron durante la desescalada?

R. Preguntaron mucho de pádel, desconocía que hubiese tanta afición en España. Y hubo una muy bonita de un señor que quería salir a ver las estrellas porque lo hacía siempre y preguntaba si era causa de fuerza mayor. Lo consultamos y sí podía.

Los políticos no entienden que somos sus jefes y tenemos que poder ver lo que hacen

P. ¿Qué le gustaría anunciar en el BOE?

R. La regulación de alquileres. Que el ingreso mínimo vital se modifica para un acceso sencillo.

P. Le daría una medalla a...

R. Los señores del BOE, que se han pegado un curro tremendo.

P. ¿Y a quién se la quitaría?

R. A Billy El Niño y a los mandatarios extranjeros que no respetan los derechos humanos básicos y cuando vienen tienen su rondita de medallas y reconocimientos.

P. Le dejamos añadir un bien de interés cultural. ¿Cuál elige?

R. Arroz con costra.

Yo quiero que los políticos cobren muy bien y saber cada cosa que hacen. Y que si se equivocan, lo digan

P. En Civio tienen un indultómetro. ¿Cuáles son los delitos con más posibilidades estadísticas de perdón?

R. Desde 1996 se han concedido más de 10.000, aunque en teoría son una medida excepcional. Los más habituales son por delitos contra la salud pública, contra el medio ambiente, contra la libertad individual, malversación y prevaricación. En el primer caso, da la sensación de que se usa para tapar problemas del código penal porque son muchísimos y en lugar de rebajar las penas, se pone un parche, que es el indulto.

P. En 2015 publicó Españopoly. Cómo hacerse con el poder. ¿Cómo?

R. Hay muchas formas. Con pasta, por relaciones de infancia... En general no suben los mejores, sino los que han tenido menos conflictos con los que están arriba.

P. Es lobista de la transparencia. ¿Quién va ganando esa pelea? ¿Qué deberíamos saber que no nos enseñan?

R. Falta mucho. Sobre todo, saber cómo se toman las decisiones, con quién se reúnen antes. Los políticos no entienden que somos sus jefes y tenemos que poder ver lo que hacen. Tratan al ciudadano de forma infantil, pensando que no vamos a entender. Y se hace mucha demagogia. Cuando el Gobierno anterior aprobó la ley, hizo una campaña que decía que por fin conoceríamos el sueldo de los alcaldes. Pero nos afectan mucho más otras cosas, como la concesión de una red de autopistas.

Hay gente muy buena que no accede a lo público porque las condiciones no son las mejores

P. ¿Cobran poco los políticos?

R. A todo el mundo le parece muchísimo 70.000 euros, pero si es un trabajo de mucha responsabilidad sobre algo que nos afecta a todos creo que tiene que cobrarlos. Yo quiero que los políticos cobren muy bien y saber cada cosa que hacen. Y que si se equivocan, lo digan.

P. ¿Habría dirigentes mejores, más preparados, si cobraran más?

R. No lo sé. Creo que hay gente con ganas de verdad de servir a lo público y que muchos que podrían hacerlo muy bien no pueden acceder porque eso necesita una inversión en tiempo, oposiciones y o tienes un respaldo económico o es muy complicado. No puedes estar siempre en las juventudes de un partido haciendo contactos si tienes que trabajar 10 horas al día de camarero. Hay gente muy buena que no accede a lo público porque las condiciones no son las mejores. Pero no creo que sea algo de poner mucho dinero para que venga por ejemplo, el de Coca-Cola, que ya sabemos cómo salió.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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