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Firma invitada

La movilidad del futuro

Mientras esperamos la llegada del 5G definitivo y su despliegue masivo, tenemos tiempo para ir resolviendo retos legales, sociales y tecnológicos inherentes a la 'movilidad autónoma'.

Getty Images

Todos somos conscientes del cambio de paradigma que está experimentando el concepto de la movilidad, orientado a que sea mucho más sostenible, greener y segura. En concreto, de una “movilidad privada” estamos pasando a una “movilidad compartida”. Desde hace ya varios años han aparecido una multiplicidad de alternativas al vehículo privado, hablamos de empresas de car-sharing y moto-sharing y muy recientemente el uso compartido de lo que se llama micromovilidad (patinetes y bicicletas eléctricos).

Además, se ha pasado de una “movilidad basada en motor de combustión” a una “movilidad eléctrica”. Aunque todavía estamos en un momento inicial de despliegue, las previsiones empiezan a cumplirse, el número de vehículos eléctricos se incrementa mes a mes y cada vez es más habitual ver circular vehículos eléctricos y nuevos puntos de recarga públicos.

Por último, de una “movilidad desconectada” estamos pasando a una “movilidad conectada” que será la base para la futura “movilidad autónoma”.

De todos estos cambios, el más desconocido es el de “movilidad conectada”, porque este concepto implica mucho más que tener una conexión a Internet y una eSIM (embedded SIM) para estar conectado a las alertas de servicios de emergencias, como eCall, en caso de accidente.

¿Qué entendemos entonces por “movilidad conectada”?

Una “movilidad conectada” conlleva comunicación, es decir, el vehículo pasa a relacionarse con el resto de los elementos de su entorno: otros vehículos, semáforos, señales de circulación, peatones, ciclistas, motos, etc. con el objetivo de incrementar la seguridad en carretera y mejorar la fluidez del tráfico. Esta comunicación permite alertar al conductor de peligros fuera de su campo de percepción en diferentes casos de uso como son por ejemplo intersecciones de baja visibilidad, detección de usuarios vulnerables en giros ciegos, alarmas por condiciones climatológicas, aviso inminente de cambio de fase de semáforo, aviso ante adelantamientos, frenadas bruscas, etc.

Así pues, estamos hablando de comunicaciones que en el caso de los vehículos son wireless, en movilidad y en todo el territorio. Además, comunicaciones que, dependiendo del caso de uso, deben ser totalmente fiables y ultrarrápidas ya que entra en juego la vida de personas. Ello nos lleva a hablar de CONECTIVIDAD y más concretamente de CONECTIVIDAD A TRAVÉS DE LA RED MÓVIL por varios motivos: por su alto desempeño, por su capacidad de aprovechar la infraestructura móvil ya desplegada para servir a las comunicaciones vehiculares y por su clara hoja de ruta hacia la nueva red móvil 5G.

Si hacemos un poco de historia, vemos cómo este concepto de “movilidad conectada” ha evolucionado al tiempo que nuestras redes móviles. Dependiendo de la tecnología de acceso, se han prestado diferentes servicios conectados. Con 2G teníamos servicios de localización y empezaron las primeras soluciones aftermarket de gestión de flotas que evolucionaron con 3G y con nuevos servicios de acceso a datos de telemetría. Con 4G y su mejora en el handover (traspaso entre celdas de cobertura) ya se empezó a hablar de servicios de infotainment como creación de hotspot WiFi dentro del vehículo, y con 4,9G ya se empieza a hablar de comunicaciones vehiculares (C-V2X) que tendrán su máximo esplendor con la llegada del 5G.

¿Qué son las comunicaciones vehiculares C-V2X?

Los vehículos y su entorno, además de hablarse tienen que entenderse o, lo que es lo mismo, tienen que usar el mismo lenguaje y eso significa usar un estándar. En este caso, el estándar es C-V2X (Cellular Vehicle 2 Everything), definido por el 3GPP (organismo que regula las comunicaciones móviles a nivel mundial) desde la release 14 de la red móvil cerrada en junio de 2017. C-V2X es el fundamento de los cuatro casos de uso principales: V2V (Vehicle to Vehicle), V2I (Vehicle to Infraestructure), V2P (Vehicle to Pedestrian) y V2N (Vehicle to Network).

¿Qué aporta la nueva red móvil 5G?

Podemos decir que 5G será el gran impulsor de la explosión del IoT (Internet of Things) y consecuentemente de las Smart Cities, donde cada vehículo, cada farola, cada túnel… estarán conectados y serán sensores adicionales de la ciudad.

Para ello, 5G contará con mayor ancho de banda, capacidad para servir a más de un millón de dispositivos por km cuadrado y latencias ultra bajas, además de la propia optimización de la nueva radio por el despliegue de servidores distribuidos en el borde de la red (Edge Computing) que permiten el almacenamiento y el procesamiento de los datos en áreas geográficas muy cercanas a donde están aconteciendo los eventos.

Gracias a estas capacidades, 5G permitirá la conducción cooperativa, la conducción totalmente autónoma y la gestión centralizada del tráfico.

¿Cuál es la situación actual?

A día de hoy, con la red actual 4G más la capacidad 5G de Edge Computing, se pueden implementar casos de uso de conducción asistida como son aviso de detección de peatón en giro ciego a la derecha, aviso de pavimento deslizante, aviso semáforo en rojo… Cuando se despliegue 5G, las latencias que se conseguirán serán mucho menores (menos de 5 milisegundos), por lo que los casos de uso que se implementen serán casos de uso más críticos de conducción cooperativa como pueden ser por ejemplo la gestión del tráfico en una intersección o platooning con camiones.

La conclusión es que a nivel tecnológico ya se pueden ir implementado algunos casos de uso de conducción asistida como Telefónica está demostrando en sus pilotos de Coche Conectado en sus Ciudades Tecnológicas 5G (Talavera de la Reina, Segovia, Barcelona, Madrid y Galicia) desde hace más de un año. Para que esto sea una realidad, lo que falta es el impulso final de todos los actores de este ecosistema. Así, no sólo los fabricantes de vehículos tienen que dotar de conectividad sus vehículos, también los proveedores de infraestructura de la carretera tienen que conectar sus túneles, sus semáforos, sus señales, etc. Además, esa conectividad debe ser a través de la red móvil y con la tecnología C-V2X como lenguaje de comunicación.

Por tanto, mientras esperamos la llegada del 5G definitivo y su despliegue masivo, tenemos tiempo para ir resolviendo todos estos retos además de otro tipo de retos legales, sociales y tecnológicos inherentes a la “movilidad autónoma”.

Leticia López Domingo es experta en Comunicaciones Vehiculares de Telefónica España

 

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