Así llegó la fibra óptica al círculo polar ártico
Más de treinta pueblos finlandeses han colaborado en el proyecto Fibre to the North, que busca extender el acceso a internet de alta velocidad a toda la región
En los pueblos más recónditos de Rovaniemi, capital de la Laponia finlandesa, el acceso a internet de alta velocidad lo ha puesto Fuenteovejuna -todos a una-, con cierto apoyo de la Unión Europea. Veinte cooperativas de 31 pueblos de la región se unieron en el proyecto Fibre to the North para construir una red de fibra óptica que ya conecta más de 3.000 hogares.
En un entorno donde la densidad de población llega a caer hasta la solitaria cota de dos habitantes en diez kilómetros cuadrados, la conectividad es clave. Antii Haukipuro es uno de los voluntarios locales que literalmente han puesto fibra óptica en el círculo polar ártico. Para Suvanto Care, la startup de la que es fundador y director ejecutivo, el acceso a este servicio era casi una cuestión de vida o muerte. "La fibra óptica nos ha permitido un modo nuevo de telecomunicación. Reuniones con clientes en remoto, formaciones y trabajos de mantenimiento pueden hacerse desde casa con una red muy estable de 1 GB. Es incluso mejor que las conexiones de la mayoría de las oficinas ubicadas en la ciudad", explica el emprendedor.
Su startup, que se especializa en tecnologías para ofrecer servicios asistenciales y sanitarios a personas con dependencia, ya está operativa para toda Finlandia y tiene proyectos piloto en marcha en Noruega y Australia. "Las operaciones de negocio pueden manejarse bien desde el campo puesto que las reuniones suelen requerir visitas al cliente", explica. Sin embargo, hasta la llegada de la fibra óptica, este modelo era el único posible, dada la inestabilidad y limitaciones de las conexiones existentes en el lugar de residencia de Haukipuro, Rautiosaari. "Las videollamadas para reuniones en remoto son esenciales". Y no olvidemos Netflix y sus plataformas homólogas. O los sistemas de seguridad. O Alexa.
- De 300.000 a 3 millones
Fibre to the North nació en 2016, con un presupuesto de unos trescientos mil euros, que combinaba recursos de distintas instituciones públicas finlandesas del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural. Al cierre del proyecto, esta última entidad había aportado 3.2 millones de euros más, visto el éxito de las primeras fases del desarrollo de redes de banda ancha de alta velocidad en Laponia.
"Cuando me enteré del proyecto, inmediatamente contacté al líder, Seppo Alatörmänen, y le pregunté cómo la comunidad de nuestro pueblo podía participar en él", recuerda el emprendedor. Empezó por tantear a algunos vecinos y amigos, y acabaron fundando una cooperativa para organizar los trabajos y gestionar la red en el futuro. Haukipuro se encargó de la gestión administrativa del proyecto y asumió la presidencia de la junta directiva de la cooperativa. "Fuimos casa por casa preguntando quién estaba interesado en tener fibra óptica y cuál les parecía un coste aceptable, buscamos financiación para el trabajo de diseño y empezamos a planear la red". En esta fase, las autoridades municipales también pusieron su granito de arena con la concesión de pequeños préstamos. Además, durante el desarrollo del proyecto, el apoyo continuado de estas entidades fue fundamental, pues se comprometieron a seguir financiando las obras mientras llegaban los fondos europeos.
Cuando los trabajos se pusieron en marcha, su cooperativa -una de las veinte que han hecho posible el proyecto- tenía ya un centenar de socios. "Además, dividimos los trabajos, de manera que los miembros de la junta eran responsables de diferentes sectores, como implementación y aspectos técnicos", añade. Aunque las cooperativas contrataron empresas para la construcción de las redes, el apoyo de los voluntarios, que dedicaron más de 3.200 horas a Fibre to the North, fue fundamental para mantener a raya el coste de las obras. El propio Haukipuro tomó parte en todas las etapas, desde el diseño hasta la implementación, pasando por la limpieza de árboles y la instalación de los dispositivos en las casas.
"En este pequeño pueblo tenemos una larga historia de hacer cosas juntos", asegura. Si un voluntario se ponía a cortar árboles, al cabo de una hora tenía a su alrededor a gente de otras casas echando un cable, asegura.
- Emprender en los dominios de Papá Noel
La primera conexión de Antii Haukipuro no superaba los 0,2 MB. Ahora tiene 10.000 veces eso. Sin embargo, asegura que ni siquiera en la época de vacas flacas se planteó mudarse a la ciudad. "La ubicación de un negocio como este no es lo más importante", afirma. Pero emprender en la campiña finlandesa no está exento de retos. "La mayor desventaja probablemente es la disponibilidad de empleados en áreas rurales. Es más fácil encontrar empleados y oficinas en la ciudad", admite. Sin embargo, los almacenes son más baratos lejos de los demandados y carísimos espacios urbanos.
¿Corren buenos tiempos para irse a emprender al pueblo? Haukipuro ve posibilidades de negocio siempre y cuando haya fibra. "Además, la fibra óptica contribuye a la vitalidad de las zonas rurales", añade. "Está demostrado que más y más gente quiere mudarse de la ciudad al campo. Los proyectos de fibra quitan barreras a la vida rural".
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