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Firma invitada

¿Por qué no deberíamos hablar de ‘uberizar’?

'Uberizarlo' todo nos dificulta observar la diversidad de realidades que se pueden dar en torno a los impactos de la plataformas digitales en el mercado de trabajo.

'Rider' de Uber en Cracovia (Polonia).
'Rider' de Uber en Cracovia (Polonia). Getty Images

Una muestra de artículos recientes que aportan datos y ejemplos concretos de esta uberización allá donde pongamos la mirada.  

¿Por qué no deberíamos hablar de uberizar?

Bajo mi punto de vista uberizar no es el mejor término que podemos usar para describir lo que está pasando. Uber es una empresa que opera (principalmente) en un sector concreto, con unas prácticas empresariales concretas, con unos retos legales concretos, con un modelo de negocio concreto, con un tipo de inversores concretos, etc... ¿Cuánto del caso concreto de Uber es trasladable a Handiss, OneCircle, Jobtoday o Nannyfy?. Uberizarlo todo nos dificulta observar la diversidad de realidades que se pueden dar entorno a los impactos de la plataformas digitales en el mercado de trabajo.

¿Qué otras palabras podemos usar? Borja Adsuara propuso la tinderización del mercado de trabajo. Por el momento mi término favorito sigue siendo pixelación aunque la palabra fisura o fractura del mercado de trabajo me parecen muy adecuados también. 

Lo que todos estos términos intentan describir es cómo la relación laboral tradicional se rompe y se atomizan. El reto es que, en paralelo, los riesgos y responsabilidades de las relaciones laborales también se fracturan y se diluyen de manera poco clara entre las partes. Por defecto las personas trabajadoras acaban tomando la mayor parte de los riesgos y responsabilidades. Esto es un problema, un problema grave.

El reto compartido de recomponer las fisuras

Es obvio que este tipo de entorno laboral pixelado implica, en las circunstancias actuales, una peor experiencia laboral y una menor seguridad económica para las personas trabajadoras. Como sociedad debería preocuparnos y ponernos en alerta ya que cada vez más sectores y más personas parecen encaminados en esta dirección.

El genio ya está fuera de la botella y apuesto que será difícil regresar a los años 70 u 80. Es importante empezar a debatir, con un mirada fresca e innovadora, cómo podemos recomponer las fisuras que se crean en lo económico, en lo social, en lo personal, etc.Desde las administraciones, las plataformas y los empleadores en general, los sindicatos y las nuevas formas de organización colectiva, los trabajadores, las patronales, los consumidores, los centros de aprendizaje y formación, etc.

Esperemos que en 2020 dejemos de hablar tanto de los retos (que ya empiezan a estar bastante claros) y podamos empezar a escuchar más acerca de respuestas innovadoras y creativas a los mismos.

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