La inteligencia artificial encuentra a niños desaparecidos en China
El sistema de reconocimiento facial creado por el buscador Baidu ha reunido a 6.700 padres con sus hijos. Ahora, el Gobierno lo quiere adoptar a gran escala.
Los vídeos que alertan sobre el grave problema del robo de niños en China ponen los pelos de punta. Grabados por las innumerables cámaras de seguridad que salpican el país, muestran a hombres y mujeres que, en todo tipo de situaciones, aprovechan el descuido de los padres para robar a sus hijos. Algunos se separan un momento en centros comerciales y acaban de la mano de desconocidos con siniestras intenciones, otros juegan en el portal de la vivienda cuando son abducidos de golpe. No faltan tampoco los raptos violentos en los que varios criminales se bajan un momento de una furgoneta o de una motocicleta y arrebatan a bebés y niños pequeños de sus allegados.
No hay estadísticas oficiales sobre el número de niños chinos robados, pero el Gobierno reconoce que no son pocos. Cifra las abducciones de las décadas de 1990 y los 2000 en “cientos al año”, pero asegura que cada vez son menos. Según las Autoridades, 57 niños fueron arrebatados a sus padres entre mayo de 2016 y el mismo mes de este año. No obstante, pocos dan esas cifras por buenas. Las estimaciones de diferentes expertos y organizaciones varían entre los 20.000 al año de los más optimistas, y los 200.000 de quienes consideran esta lacra una epidemia. En lo que todos coinciden es en que muy pocos son encontrados y pueden volver a reunirse con sus familias.
Pero tanto el Gobierno como diferentes empresas chinas están convencidos de que la tecnología puede ser clave para dar un vuelco a esta coyuntura. Concretamente, los sistemas de reconocimiento facial se erigen como la herramienta más efectiva para dar con los desaparecidos. Los algoritmos comenzaron a trabajar en 2017, dentro del Plan Nacional de Acción contra el Tráfico de Personas aprobado en 2013, y, según fuentes oficiales, solo en la provincia costera de Fujian han servido para encontrar a 800 personas.
El funcionamiento del sistema es relativamente sencillo: los padres o allegados del desaparecido proporcionan fotografías a las Autoridades y estas las cotejan con sus bases de datos y con las imágenes captadas por las cámaras de seguridad repartidas por todo el país. “El problema es que la apariencia de los niños puede haber cambiado tanto que ni siquiera sus padres podrían reconocerlos si los vieran”, comentó al diario China Daily el subdirector de Buró de Investigaciones Criminales del Ministerio de Seguridad Pública, Chen Shiqu.
Por eso, los programadores han desarrollado un sistema similar al de la popular -y polémica- FaceApp para predecir cuál será su aspecto pasados los años y lograr que, siempre según Chen, la eficacia en el reconocimiento de los desaparecidos alcance el 96%. El programa, llamado Tuanyuan -reunión-, también tiene acceso a las imágenes de 25 redes sociales y aplicaciones para móviles tan diversas como Didi -el Uber chino-, Taobao -la principal plataforma de comercio electrónico-, Meituan -el principal servicio de envío de comida a domicilio- o Tencent -que opera la navaja suiza del ciberespacio chino, WeChat-.
Baidu, el buscador de Internet por excelencia en China, es una de las empresas que coopera con el Gobierno en la búsqueda de personas desaparecidas, e incluso ha desarrollado sus propios sistemas de inteligencia artificial con resultados tan o más prometedores. Según anunció su consejero delegado, Robin Li, el pasado día 16, en los tres años que llevan operativos han logrado reunir a 6.700 niños y niñas con sus familias. “Nuestro motor de inteligencia artificial para buscar personas sin importar el tiempo que ha pasado desde la última imagen que tenemos de ellas es una de las cosas de las que estamos más orgullosos”, explicó Li. “Hemos realizado 200.000 comparaciones de rostros, y pronto extenderemos nuestra capacidad tecnológica a 1.600 albergues para personas vulnerables”, añadió.
El sistema de Baidu está abierto a cualquier usuario y se puede utilizar tanto desde el propio buscador, que también ofrece fotografías de niños desaparecidos cada vez que la búsqueda da error, como desde una miniapp diseñada ex profeso. Igual que con la página gestionada por el Gobierno, primero hay que subir una fotografía de la persona a la que buscamos, y luego se puede añadir información sobre su sexo, edad, e identidad. Baidu compara esa fotografía con las que están tanto en sus bases de datos como en las del Gobierno, y ofrece resultados con un porcentaje de coincidencia.
Hemos probado las plataformas del Gobierno y de Baidu con Hu Yuan, una joven de la provincia de Jiangsu que está en posesión de la última versión del carné de identidad -con datos biométricos en el microchip-, y que utiliza a menudo los sistemas de reconocimiento facial de los aeropuertos chinos. Hemos utilizado una imagen reciente en la que su cara es bien visible, aunque no es una fotografía completamente frontal y tiene el pelo teñido de rubio. A pesar de que reside en Shanghái y tiene cuentas en las principales redes sociales, ambos sistemas ofrecen solo resultados con una coincidencia que apenas supera el 50%. No hace falta tener una vista de lince para descartarlos de inmediato.
Desde Baidu explican que la clave está en que, para preservar la privacidad de los ciudadanos, las bases de datos a las que puede acceder el público general solo cuentan con las imágenes de las personas que han sido declaradas desaparecidas, así como de las que están en albergues y no han podido ser identificadas -el Gobierno cifra esas últimas en 34.805-. Efectivamente, los resultados de las coincidencias parciales vienen acompañados de los datos de esas personas desaparecidas, y lo mismo sucede en la página del Gobierno, aunque los resultados son diferentes. Solo la Policía puede utilizar el sistema completo que rastrea la base nacional de datos faciales y las redes sociales.
De ahí que su sistema sea más eficaz, como atestigua el caso de Fu Gui, un hombre nacido en Chongqing que estuvo desaparecido durante 27 años y que en abril de 2017 se convirtió en el primero que se reunió de nuevo con su familia gracias al sistema de reconocimiento facial. “Me raptaron cuando iba de camino a la escuela. La verdad es que era tan pequeño que ni me acuerdo. Pero sí que tengo un vago recuerdo de un largo viaje en tren, y el hecho de sentir que había sido robado hizo que quisiera volver a encontrar a mis padres”, recordó.
Fue él mismo quien subió su fotografía al sistema, pero informó de que había desaparecido en la provincia de Fujian porque no sabía de dónde era originario. En Chongqing, su padre y su tío hicieron lo propio con una imagen de él cuando tenía cuatro años. A pesar de que un ser humano sería incapaz de relacionar ambas, el algoritmo sí que lo hizo, y un análisis de ADN corroboró el resultado.
Desde entonces, el número de casos ha ido en rápido aumento. El de Gui Hao es uno de los últimos que han salido a la luz. En 2009, cuando tenía tres años, fue raptado a plena luz del día por una mafia que traficaba con niños cuando jugaba cerca de la tienda que regentan sus padres en la provincia central de Sichuan. Lo vendieron a una familia de Guangdong, a más de mil kilómetros de distancia. El cabecilla de la organización fue arrestado en 2014, pero solo cuando utilizaron el sistema de reconocimiento facial pudieron dar con Gui, que se reencontró con sus padres a principios de este año. Otros nueve de los 13 niños que el grupo vendió han sido encontrados, siete de ellos gracias a los algoritmos. Es, recalcan muchos, el aspecto más positivo del Gran Hermano chino.
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